Funcionarios “todo terreno”
Se denomina “todo terreno” a cualquier vehículo que es capaz de funcionar adecuadamente con independencia de las condiciones de la vía.
Esta terminología que se ha puesto de moda en los tiempos más recientes, existe desde hace muchísimos años, pero en aquellos tiempos se lograba utilizando una tracción auxiliar que recibía el jocoso nombre de “mocha”.
También se utiliza este término de reciente cuño, para adjetivar a personas que pueden desempeñarse en condiciones muy diversas.
Observamos, que de acuerdo a su destino y desempeño, diera la impresión que los funcionarios del más alto nivel del proceso que sufrimos, también pudieran recibir el adjetivo de “todo terreno”.
No quisiéramos poner muchos ejemplos, pero son varios los personajes que han desempeñado, o mejor, ocupado (que no es lo mismo), cargos ministeriales de índole muy diversa y para los que se requiere un nivel de conocimientos que dudamos lo tengan.
Un ministro del Interior que luego lo trasladan al despacho de la Defensa y luego pasa a la Vicepresidencia.
Un funcionario que dirige el ente regulador de las comunicaciones y luego pasa a ser el ductor de la política impositiva.
Muchísimos otros que han rotado en los ministerios, como ministros o como viceministros, o dentro de la maraña de organizaciones oficiales, sin tener la más mínima idea de cuales son sus funciones y mucho menos los objetivos de su organización para lograr una Venezuela mejor.
En varias oportunidades nos hemos referido a que dentro de nuestro país es común la creencia de que se puede ser “toero”, lease, persona capaz de hacer cualquier cosa.
En esas oportunidades hemos dicho que el resultado real es que disponemos de “naeros”, personas que no saben nada.
Cuando vemos la frecuente rotación de los mismos personajes desempeñando carteras ministeriales diferentes no solo de nombre sino de características, recordamos la historia del Dr. Román Cárdenas, ilustre venezolano a quién llamó el General Juan Vicente Gómez para que desempeñara la cartera de Hacienda, el doctor Cárdenas, que luego puso orden en la administración del Estado cuando instituyó la unidad del tesoro nacional, le dijo: “General, yo no tengo los conocimientos necesarios para desempeñar ese cargo, si usted está de acuerdo, yo puedo irme a estudiar a Europa y cuando tenga los conocimientos que me permitan hacerlo adecuadamente, puedo regresar y aceptar su ofrecimiento”. Así lo hizo y Venezuela contó con un administrador que no solo fue probo sino que realizó trabajos importantes para la nación.
Ahora, como contrapartida, vemos que los funcionarios no solo adolecen de fallas importantes que le impiden realizar políticas adecuadas para los problemas del país, sino que se subrogan funciones y responsabilidades que están muy lejos de satisfacer.
El ejemplo más reciente lo tuvimos el sábado pasado, cuando se montó todo un espectáculo mediático para demoler los restos del viaducto número uno de la autopista Caracas-La Güaira.
Después de un capítulo de suspenso provocado por el regreso de su eminencia el Cardenal Urosa, se intentó el trabajo y para sorpresa de todos, el estribo no “se cayó p´a bajo” como dijo el flamante ministro de adscripción.
Contamos con un numeroso grupo de hombres que deberían ser buenos policías pero en el juego que nos distraía cuando niños, también saben desempeñar la otra función.