Que se calle Berlusconi
Muestra de los límites que hemos alcanzado en materia del absurdo fue la respuesta que algunos voceros, como de un tiempo para esta parte gustan calificar a quienes hablan por si mismos pero quieren esconderse tras de algún “colectivo”, ofrecieron a manera de explicación sobre el asesinato del empresario Filipo Sindoni.
Para unos fue “el gobierno” quien lo mató, así de simple, mientras que para otros voceros la CIA habría asesinado al italovenezolano, buscando desestabilizar a Venezuela.
No debemos avergonzarnos sin embargo de este tipo de respuestas automáticas y poco meditadas. El síndrome del “mal de muchos” esta vez juega a nuestro favor ya que el gobierno italiano, que hasta nuevo aviso sigue siendo parte del primer mundo, en vísperas de unas elecciones le exigió a su contraparte venezolana el fin de los secuestros contra sus connacionales.
¡Habrase visto tamaño desparpajo!
El comendatore Berlusconi que gobierna un país que entre tantas cosas buenas también se ha destacado por exportar no solo mafiosos sino hasta el propio concepto de “Cossa Nostra”, ahora le pide a Venezuela, que cuide a sus connacionales porque aquí han secuestrado y asesinado italianos. Como si no operaran en la bota italiana las mafias de sicilianos, calabreses y sardañolos para no hablar de la mafia política que asesinó a Aldo Moro.
El comendatore Berlusconi debería poner orden en su propia fiesta desencamando los casos del Banco Ambrosiano, de los casi cien jueces y fiscales que asesinó la mafia en Italia y otras menudencias antes de reclamarle nada a Venezuela porque para ello carece de autoridad moral.
Pero, del horrible asesinato de Filipo Sindoni se sacan otras lecciones.
Una, que oficialistas y escuálidos han reaccionado porque se trata de una víctima poderosa lo cual demuestra cuan alejados del pueblo están unos y otros.
¿Qué dicen oficialistas y escuálidos sobre los empresarios más modestos?
Me refiero a los bodegueros que a diario roban y matan en los barrios donde no pasa ronda la policía y tampoco cubren las televisoras.
Y qué dicen de un Estado desbordado por el hampa.
De un Estado que por querer abarcarlo todo no cumple con su finalidad primordial que es preservar y garantizar el orden en las calles y avenidas, en las urbanizaciones y los barrios.
Nada pueden decir porque en el fondo unos y otros son parte del mismo sistema, del estatismo que en América Latina ha fracasado y seguirá fracasando (email: doalra @ yahoo.com).