Los gurúes de la abstención
No quiero sonar repetitiva, pero como en la propaganda la clave está en recalcar y recalcar sujeto y objeto, regreso sobre el tema de la abstención electoral.
No entiendo cómo hay opositores que a estas alturas y luego de lo caro que nos ha salido, siguen haciéndole propaganda a la abstención. He llegado hasta a pensar que tienen su chamba con el gobierno, porque no es posible que sean tan necios. Que si las condiciones, que si los observadores, que si el centro de totalización, que si los cubanos, que si la sala situacional, que si el 350… De las primeras, ninguna averiguación ha sido concluyente. Y sobre el 350, todavía sigo esperando que alguno de los que insisten en que la salida es acogerse a ese artículo, me explique cómo se hace.
Ya se logró que el 6 de diciembre sean las elecciones, gracias a las huelgas de hambre de valientes compatriotas. No puede ser que los sacrificios personales de Leopoldo López, Daniel Ceballos y los jóvenes estudiantes vayan a desperdiciarse. Ahora hay que asegurar dos cosas: una, que haya testigos en todas las mesas. Si hay testigos en todas las mesas es prácticamente imposible que haya fraude. Hay que votar y cuidar los votos. Volver a los centros de votaciones al momento del conteo. Los resultados en las mesas donde no ha habido testigos son descaradamente 100% a favor del gobierno. Sin disimulo alguno. La otra condición a asegurar es que vayamos a votar masivamente.
El gobierno, por su lado, ya está haciendo su parte. Las declaraciones de Maduro de «si la derecha gana las parlamentarias, yo seré el primero en lanzarme a las calles» buscan amedrentar. Porque si es un demócrata convencido, aún perdiendo las elecciones, debería salir a celebrar la fiesta democrática que significa un proceso electoral.
La patraña de Jorge Rodríguez, Diosdado Cabello y María Cristina Iglesias con las máquinas electorales fue, a mi modo de ver, un bien elaborado plan para lograr abstención entre los opositores. Supuestamente, demostraron que se podía usurpar la identidad de otro votante. Eugenio Martínez lo explica de manera detallada en su último artículo que recomiendo leer en Prodavinci:
«El primer error básico de la demostración del PSUV es no aclarar que, al tratarse de una demostración, los equipos de votación y autenticación biométrica están desbloqueados. Esto significa (como en cualquier demostración pública que se realiza del sistema, dentro o fuera del país) que el SAI no realiza comparación de huellas. Por tanto, no existe ninguna «incidencia de autenticación».
Pero claro, para los abstencionistas esto resulta una gloria.
Los rumores son otro tema. Hay unos que dan fe de que se acabarán las misiones y los apoyos, cuando nadie en la oposición ha hablado de eso. Sin embargo, están a la orden del día. Otros rumores –y de esto hay opositores que se hacen eco aún cuando no es verdad- aseguran que el voto no es secreto. Circula entre los empleados públicos cada vez que se acerca un proceso eleccionario. «Sabemos por quién vas a votar tú y por quién votarán tus familiares». El miedo, otra táctica. Y es que en esas lides no hay quien le gane al gobierno. Entonces, si ya tenemos que convencer a quienes están asustados, ¿por qué echarle leña al fuego?
¿Por qué más bien no nos centramos en capitalizar la decepción y el disgusto de tanta gente, en vez de estar repitiendo historias que le convienen al gobierno? ¿Es que es tan difícil ver que quien tenga menos abstención será quien gane las parlamentarias?
El gobierno, lo repito, está desde ya en campaña. Y uno de sus fuertes es promover la abstención en la oposición. Así que solo por esa razón, no se hagan eco de los rumores fabricados en sus laboratorios. Todos esos rumores que usted reenvía sin ni siquiera pensarlo, vienen de los laboratorios de guerra sucia del chavismo.
Que cada persona convenza a dos personas indecisas de ir a votar es un éxito. Convencer a los chavistas decepcionados de que es hora de cambiar, un triunfo. No los echemos a perder repitiendo sandeces y sembrando desesperanzas.
@cjaimesb
