Tomorrowland o el inocuo mundo del mañana según George Clooney
Tomorrowland, la última película protagonizada por George Clooney y dirigida por Brad Bird (The Incredibles 2004, Ratatouile 2007, Mission Impossible 2011) cuenta dos historias que se van enlazando en el curso de una ficción no lineal e intelectualmente presumida. Los primeros quince minutos de Tomorrowland son un flashback a la infancia feliz e imaginativa de Frank Walker (George Clooney). Después, Casey Newton (Britt Robertson) es el personaje protagonista que lleva el hilo de la película.
Casey es una joven idealista que hace lo imposible por detener la destrucción de una base de operaciones espaciales de la NASA en la que trabaja su padre. Sin embargo, sus planes se ven frustrados cuando ella es detenida y llevada a prisión. A su salida, ella recibe un misterioso broche que al tocarlo le da la oportunidad de ingresar a un mundo paralelo del que los demás están excluídos. Este mundo muestra un futuro en apariencia féliz, claramente inocuo y anodino y limpiada de todo racismo, Guerra fria e injusticias sociales. Pero Casey tiene acceso limitado a ese mundo y tiene que buscar la forma de acceder a el. Su mayor cualidad el es optimismo y la esperanza, ante la desesperanza del padre en aceptar perder su puesto de trabajo y en clara contraposición con el rol del arisco y desengañado Frank Walther.
Frank Walker, ya de adulto dejó de soñar y de creer y vive aislado en una casa derruída y llena de trampas. Desde allí monitorea en varias pantallas, diferentes lugares del planeta en los que solo se ve las consecuencias del cambio climático, sequías, hambre, guerras, caos y miseria. La pronta destrucción del planeta es, desde esa perspectiva, más que segura e irremediable.
Ambos protagonistas representan dos actitudes opuestas ante la vida y constituyen en su antagonismo el hilo conductor de Tomorrowland: por un lado, la desesperanza de Walther y por el otro, la fé de Casey. Al final, en los 150 largos minutos de la película triunfará la esperanza y (bravo!) se podrá eludir el fin de la tierra y de la humanidad con la ganada ayuda de Frank Walker y una niña-robot llamada Athena (Raffey Cassidy). Solo que para ello, se sucederán inverosímiles escenas de acción y persecución y muchas luchas contra los villanos robots de apariencia humana que amenazan el proyecto de salvar nuestro planeta.
Primeramente Casey y Walther logran escapar de los villanos en una bañera voladora que aterrizará a los pies de la Torre Eiffel. Desde la plataforma más alta de la torre se abre un pasadizo secreto que los lleva a un cohéte. Con él volarán a la realidad paralela llamada Tomorrowland. En este punto de la historia entra en escena David Nix (Hugh Laurie) interpretando al villano principal.
Lo más curioso y decepcionante de Tomorrowland es ver a George Clooney interpretando a alguien que no parece George Clooney. No es el George Clooney de Syriana (2005), Michael Clayton (2007) o The Ides of March (2011). En una entrevista dada por él en la ciudad de Valencia (España), con motivo del estreno de su película, comentó que agradecía a los Estudios Walt Disney la financiación de éste película, porque en comparación a otras, ofrece una historia diferente e innovativa (!). Para Clooney, lo más importante es rescatar el mensaje de la película: el optimismo. No obstante, Tomorrowland no ofrece una reflexión profunda y realista sobre el tema del colapso mundial. Sus planteamientos son demasiado pueriles e ingenuos. Tan sólo la buena fé, la buena voluntad o la fuerza del pensamiento positivo, no abren los caminos a un cambio profundo en la mentalidad de aquellos mandatarios poderosos encargados del destino del planeta y sus seres vivos, ni de los millones y millones de consumidores que también ayudan a despilfarrar los recursos planetarios.
Tomorrowland se filmó en la Ciudad de las Ciencias y las Artes de Valencia (fascinante complejo arquitéctonico, cultural y de entretenimiento), obra del neofuturista arquitecto e ingeniero Santiago Calatrava.