Iglesia analiza si imita o no, al Dr. Fausto
El más famoso poeta, novelista, escritor de obras de teatro y filósofo alemán, Johan Wolfang Goethe, escribió en 1808 (primera parte) el más grande de sus dramas: Fausto, y en 1832—fue publicada en forma póstuma—su segunda parte. En este grandioso drama; escrito en verso, que todo ser humano debería leer para conocer la magnificencia literaria a la que los humanos son capaces de llegar, Goethe, nos narra como el Dr. Fausto, ya anciano y dueño de todo conocimiento humano, hace un pacto con el diablo para recuperar el vigor y las ansias de vivir de su juventud.
Pues la Iglesia Católica venezolana; anunció hace un par de días, que está deshojando la margarita, ante sus dudas de integrarse o nó al proceso de postulación del nuevo CNE—es decir—si entra o nó, en un pacto con el diablo, para que Venezuela recupere sus ansias de votar de antaño.
Los Arzobispos, Obispos y Vicarios Apostólicos de Venezuela, lo que deberían hacer más bien, es poner a un lado la margarita que están deshojando, y tomar en sus manos, un ejemplar del Fausto de Goethe, para que recuerden como culmina este drama.
O quizás, podrían leer el más actualizado y venezolano artículo del acucioso comunicador social, Rodolfo Schmidt, en su columna, Punto Final del jueves 16 de febrero de 2006, titulado: “CEV, CNE: ¿Nihil obstat?”, donde Schmidt, dice confiar en que la sabiduría de los obispos no permita que la Iglesia, sea utilizada por los stalinistas, para engañar al pueblo haciéndole creer, que el nuevo CNE que “elegirá” el monocromático ministerio de legislación, será legítimo, justo e imparcial.
Porque, es totalmente evidente, que ante la pavorosa abstención electoral del pasado 4 de diciembre, que dejó totalmente desnudos, a los stalinistas, éstos harán cualquier cosa que logre hacer regresar a las colas electorales, a los incautos, para poder así justificar un futuro “escrutinio” que les confiera—por lo menos—“diez millones de votos”, sin que estos últimos realmente existan.
La Iglesia, podría quedar tan desnuda como ya están los stalinistas.
