Opinión Nacional

Del Uahh al Ayyyy

Los regímenes totalitarios que calcaron el estilo estalinista se
caracterizaron (y caracterizan) por exhibir el cinismo como bandera y es así
que tienen el tupé de llamarse democráticos lo que les permite descalificar
como tales a quienes realmente lo son. Por ejemplo cuando había dos
Alemanias separadas por el muro de Berlín, la democrática era aquella en
la que imperaba la más feroz dictadura y en la que se asesinaba a balazos a
cualquiera que quisiera saltarse el muro para respirar aires de libertad en
la otra Alemania, que se llamaba simplemente occidental. El régimen cubano,
algunas dictaduras africanas y del mundo musulmán y ahora el gobierno del
Comandante Chávez, se mantienen fieles a la cartilla aprendida de los
maestros soviéticos: realizan elecciones periódicas para renovar el
Parlamento porque no se concibe una de esas seudo democracias sin un
Congreso o Asamblea que supuestamente debata y delibere antes de legislar o
investigar. Lo que si no hace la mayoría de esos tiranos es exponerse ellos
mismos a concurrir a unas elecciones. Daniel Ortega lo hizo en Nicaragua y
hasta ahora, según se cuenta, Fidel Castro se lo enrostra como la mayor
estupidez que pudo cometer. Se cuenta también que el decano de las viudas de
Stalin le aconsejó a Chávez que no se midiera con nadie en el año 2000,
cuando se le ocurrió relegitimarse. Suponemos que hizo otro tanto con el
referéndum revocatorio. Pero Chávez ha demostrado -en materia de cinismo- lo
que se atribuye a los mejores discípulos: ha superado con creces al maestro.

No hablemos ya de las elecciones de 2000 en las que, el aún agazapado
autócrata, sabía que ganaría sin mayores problemas por sus niveles de
popularidad y por contar con un CNE mayoritariamente rendido a sus pies.

En el R.R ya hubo que echar mano de la trampa y del abuso; un año antes de la
fecha fijada para realizarlo, las encuestas decían que Hugo Chávez contaba
con un 40% de electores que aspiraba a ratificarlo, mientras que el 60%
quería sacarlo del poder. Es ese año se usaron todos los subterfugios
dilatorios, programas populistas y atropellos a la legalidad, que se fueron
incrementando hasta la madrugada del 16 de agosto de 2004 cuando el
presidente del CNE anunció (a los pocos venezolanos que oían radio o vean
televisión) que el NO (no queremos que se vaya) había derrotado al SI con un
margen del 20%. Varios millones de electores dormían después de una jornada
torturante de muchas horas en las colas para depositar su voto, y otras
decenas de miles continuaban an en esas colas.

Después de ese suceso que decapitó a la Coordinadora Democrática y dejó
parapléjica a la Oposición, el cinismo ha ido cediendo su puesto al descaro.

Chávez cambió el discurso de revolución bolivariana por socialismo del Siglo
XXI, lo que le permitió no solo legalizar el concubinato con la Cuba
fidelista sino convertir a Venezuela en la sede permanente (mientras los
petrodólares alcancen) de cuanto congreso, festival o foro reúna a esa fauna
variopinta e internacional de sobrevivientes del naufragio soviético. En
esas reuniones la palabra democracia es el comodín de todos los discursos,
pero se ignora que en el país hay presos polticos, que se ha asesinado a
opositores sin que se haya hecho justicia, que no se puede hacer justicia
porque ésta es controlada por unos magistrados del Tribunal Supremo que no
tienen pudor alguno en divulgar su militancia poltica y gritar !Uahh Chávez
no se va!, en actos proselitistas que la televisión difunde. El descaro, ese
ir pisando sobre los cadáveres de normas constitucionales, códigos, leyes,
decretos y reglamentos para hacer solo lo que es voluntad del Gran Jefe, se
extiende al Consejo Nacional Electoral, Fiscalía General de la República,
Contraloría y Defensoría del Pueblo, y anima a los sacrificados héroes de
esta revolución a comprar automóviles de lujo, mansiones y penhouses sin el
menor asomo de recato. Con la desfachatez de quienes se saben impunes,
utilizan los dineros públicos para movilizar a sus activistas en millares de
autobuses, pagarles por su espontaneidad y cubrir -con los sobreprecios
del cuánto hay paeso-  todos los gastos de la eterna campaña electoral de
Hugo Chávez.

 
El cinismo, el descaro y la desfachatez unidos, son la única razón del
juicio que pretende llevar a la cárcel, con condenas que superan las de los
ms peligrosos asesinos, a María Corina Machado, Alejandro Plaz y Ricardo
Estévez, directivos de SUMATE.  ¿Es realmente el propósito del régimen
encarcelarlos? Claro que no, es aterrorizarlos para que se vayan del país y
la organización que más ha luchado por la transparencia electoral, deje de
existir. Si Carlos Ortega no hubiese regresado de su asilo en Costa Rica, no
habría persecución alguna contra él ni solicitudes de extradición.

Condenarlo a 15 años de prisión ha sido una advertencia para la oposición
civil, al igual que lo son para el sector militar las condenas a los ex
generales protestatarios de la Plaza Altamira.

¿Podría un régimen (que aún pretende guardar apariencias democráticas)
cometer todos esos desafueros si aquí hubiese una oposición organizada y una
protesta popular masiva contra cada uno de sus desmanes? El tema es que
quienes gritan Uahh, saben que en la acera de enfrente lo que existe es un
ayyyy, un lamento, una queja doliente como decía el viejo bolero, un
sentimiento de aquí ya no hay nada que se pueda hacer, un derrotismo
catapléxico, un entreguismo que permite que se vaya formando una montaña de
violaciones a nuestros derechos, de abusos de toda índole, de uso de los
dineros pblicos para construir carreteras o puentes en otros países,
mientras en el nuestro éstas y éstos se desmoronan, se caen, están
intransitables por los huecos, no tienen iluminación y son el paraiso de
asaltantes y de cuatreros al estilo del lejano oeste norteamericano. Somos
capaces de soportarlo todo sin que se nos mueva una pestaña.

 
Este lunes 13 de febrero deberíamos movilizarnos decenas de miles de
venezolanos en todo el país para mostrar nuestro respaldo a María Corina,
Alejandro y Ricardo, quienes hoy están a un paso de la cárcel por el delito
de haber defendido nuestros votos y de haber advertido cada una de las
trampas y triquiñuelas electorales del régimen. ¿Despertaremos? ¿Pasaremos
de quejosos profesionales a decididos opositores siempre en pie de lucha? El
caso SUMATE es una oportunidad para mostrar quiénes somos realmente.

 

Fundado hace 28 años, Analitica.com es el primer medio digital creado en Venezuela. Tu aporte voluntario es fundamental para que continuemos creciendo e informando. ¡Contamos contigo!
Contribuir

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Te puede interesar
Cerrar
Botón volver arriba