Vivir entre hechos violentos
Guardarme de la violencia, ya se exprese mediante la lengua, el puño o el corazón. Martin Luther King
La vida de los habitantes de este país se ha convertido en una sucesión de actividades y acciones caracterizadas en buena medida por la agresión al otro. Vivimos sumergidos en atropellos de toda índole. Es áspero amanecer de cola en cola, en un enjambre de autos y motos, transitando por calles despedazadas donde se levantan rumas de basura. Es duro vivir aterrorizados por ataques delincuenciales. Todo un agobio que hemos internalizado para poder seguir adelante. Vamos en medio de plegarias, mantras e invocaciones a Dios a Buda, al universo.
Todo este mundo de adversidad es demasiado fuerte para cualquier ser humano, sin embargo en el municipio Mario Briceño Iragorry, en Maracay, estado Aragua, debemos sumar la deplorable situación ocurrida la semana pasada en la Alcaldía, cuando trabajadores partidarios del gobierno nacional y por ende del regional tomaron la sede para hacer una serie de reclamos. No quiero referirme a este tema del reclamo. Quiero resaltar la manera irrefrenable en la que fueron escalando en el árbol de la violencia. El primer día hubo gritos, palabras soeces, amenazas, burlas. Después, al día siguiente, estos trabajadores acompañados de personas ajenas a la institución se dejaron cegar por el fanatismo y encolerizados agredieron a sus compañeros de trabajo, a sus semejantes, a las autoridades electas por el voto popular. Fue una demostración de bajeza. Una exhibición flaca y diezmada que dejó como saldo unos compañeros gravemente heridos, un montón de mujeres golpeadas, vejadas y el ruidoso ventarrón que deja el berrinche del resentimiento.
En lo personal conocí a Delson Guárate en la campaña pasada, un hombre empeñado y de trabaja tenaz. Hoy, él es el Alcalde de la institución donde laboro y donde trabajé con otros Alcaldes que son mis amigos y fuimos compañeros de partido. Señalo esto, porque no es la afinidad partidista o el afecto personal lo que nos impulsa a expresar nuestro total repudio con lo acontecido los días 1, 2, y 3 de este junio cruel, es la profunda convicción del respeto por el otro. Deploro las solidaridades automáticas, creemos en la crítica, en el debate, en la pluralidad, por eso y por otras razones que no vienen al caso, nos encontramos en oposición a este régimen.
Este domingo, en la tranquilidad que sólo encontramos en el hogar, repasamos lo ocurrido y nos embargó una profunda tristeza, porque nada justifica que nuestros compañeros de trabajo y estas personas ajenas a la institución llegaran a esa salvajada con sus iguales, con sus semejantes. Luchar por lo que consideramos nuestro derecho no implica saña. Por largos años hemos bregado por la justicia y por el sueño de un mundo mejor, pero cobijados, aunque suene algo cursi, por el amor y la paz. Para explicarnos mejor citamos unos felices versos del poema Oda a la paz: La esencia de la contienda/ por la paz/ es repudiar absolutamente, /rotundamente, la violencia/ en cualquiera de sus formas. /No permanezcan en silencio. /Hablen con valor. La paz se propaga/ allí donde resuenan/ las voces en el canto. /La paz se ahonda/ mediante el diálogo de amistad. / La paz perdura/ cuando queremos aprender/ el uno del otro. Daisaku Ikeda *
* Líder budista, promotor entusiasta de la paz, escritor, poeta, educador y fundador de varias instituciones dedicadas a fomentar la cultura, la educación y los estudios sobre la paz alrededor del mundo.
