Manteniendo la pobreza
El país no muestra avances significativos en la lucha contra la pobreza. Las cifras del Instituto Nacional de Estadísticas que hablan de una disminución de la pobreza extrema el año pasado en más de catorce puntos porcentuales, se caen por el propio peso de la mentira. Desgraciadamente, para las dos terceras partes de la población que padecen esta condición, pareciera que con la revolución sólo habrá alivio pues no hay interés en combatirla y erradicarla.
Los organismos especializados en el tema reconocen lo difícil que es cumplir con la reducción de la pobreza. En América Latina, Chile, Costa Rica, Brasil, México y Panamá muestran avances importantes en alcanzar las metas del milenio para el 2015, pero esos logros son el resultado de políticas mantenidas por años bajo diferentes administraciones.
La pobreza y la cultura subyacente, tal como lo demuestra el estudio de la UCAB, es un problema que requiere ser atacado desde múltiples flancos. En la mentalidad de los pobres predomina el convencimiento que no están capacitados para salir de esa condición por sí solos. Necesitan ayuda de afuera y esperan por el gobierno de turno. Pero el gobierno revolucionario carece de un plan que vaya más allá de los paliativos coyunturales en materia de ingresos o de alimentación que brindan las misiones.
No existen planes específicos para mejorar la infraestructura física de barrios y zonas deprimidas, su vialidad, el drenaje de aguas negras, el suministro de agua potable y de electricidad o el transporte público. Tampoco se acomete la construcción de viviendas, escuelas, ambulatorios y hospitales para los pobres.
Es indispensable fortalecer las instituciones como la familia, la escuela y las asociaciones deportivas y culturales sin caer en su politización o ideologización como lo pretende el gobierno. La estrategia en esta lucha sin cuartel contra la pobreza pasa por unir esfuerzos con las organizaciones no gubernamentales y con las iglesias que realizan obras en los barrios.
El antídoto más eficaz contra la pobreza es la generación de empleo por empresas productivas unido a programas de capacitación laboral para los trabajadores que les permita salarios y beneficios dignos. Nada de eso se está haciendo, a pesar de la danza de los millones, lo que hace pensar que hubiese un deliberado interés para que se mantenga la pobreza.