Campaña 1
Sin dudas. La entrega de cuentas anuales a sus copartidarios, no al pueblo de Venezuela, en la sede de la Asamblea Nacional, afortunadamente la “encadenaron” por todos los medios de comunicación. ¡Se vio y oyó clarito! ¡Que desastre! ¡Una larguisima perorata más! ¡Y los verdugos voluntarios del régimen se lo calan! ¡Ni siquiera un discurso de campaña electoral! ¡Que chabacano, por Dios! Y, claro. ¡Nada de cuentas! ¡Mucho de cuentos!
Luego de siete años de desastres y despilfarros aspira a otros tantos para terminar de producir todos los proletarios necesarios y justificar el comunismo ordenado por el Stalin del Caribe. Si es que el lo deja hacer eso. Porque supongo que ya debe estar entrenando a alguien que lo sustituya. Seguramente tampoco se cala tanta torpeza y, por lo demás, así lo ha hecho durante 46 años de intervención política, guerrillera y demás, en los cinco continentes. Ejemplos sobran. ¿Se acuerdan de Etiopia y Yemen? ¿Angola? ¿En el palacio de Menelik? ¿Ben Bella? etc., etc.
Luego los Obispos. Tronco de documento. También unánimes en creencias. Pero hábiles tratando el disenso. Y el contraste. ¡Iluminada totalmente la larga perorata! ¡El reclamo del guapo del barrio no se hizo esperar, fue de inmediato! ¡Hasta pensar y desear montar el paredón del Stalin del Caribe! ¡Que horror! ¡Y hasta decirlo en alta voz! Como para que no queden dudas. ¡OH Dios!
¡Remate de película! ¡El Cardenal Castillo! ¡Maraca de discurso! ¡Ahí esta el alma de Venezuela! ¡Segundo al hígado y a otros órganos vitales! Aun patalea. ¡La manipulación mediática oficiosa no prospera!
¿Cuál será el resultado? Obvio. Más dictadura. Más isleños veteranos de las guerras y guerrillas en suelo patrio, tomando las riendas del gobierno, del estado y “fabricando el hombre nuevo”, estribillo repetido de memoria y a cada rato por los verdugos voluntarios, en especial el de la “educación”. Más proletarios. Más presos. Mas de todo cuanto se parezca a la isla de la felicidad.
¿Y esperaremos sentados y apacibles que eso pase? ¿Los esperaremos para arrodillarnos sumisamente y dejarlos hacer con usted y su familia cuanto a ellos “les da la gana”? ¿Lo someten por la fuerza o le “ofrecen algo” y usted mansamente se deja? ¿Hasta cuando? ¡Que pueblo! ¡Que personas! Con una pistola apuntando su cabeza: ¿Qué puedo hacer? ¿Vivir sin libertad? ¿Morir? ¿Huir antes? ¿Y los que no pueden hacerlo? ¿Lo ha pensado? ¿No? Le sugiero que lo piense y lo converse con familiares y amigos.
Una mujer presidente en Chile. ¿Otra en América, en el Mundo? ¿Y por que no elegimos una mujer presidente en Venezuela?
¿Qué significado tienen para usted estos episodios? ¿Parte de la misma novela? ¿Otra? Hágalo saber.