Retoman discusión del rentismo petrolero
El tema del rentismo petrolero tuvo amplia discusión en Venezuela en los años 30 y 40. Tal vez el artículo de Arturo Pietri, “Sembrar el petróleo” de 1936 haya sido el catalizador para el inicio de la discusión pública.
Sin embargo, a medida que la renta petrolera se iba haciendo cada vez más importante, los argumentos se fueron apagando.
Eventualmente, hubo conatos de discusión cuando la volatilidad de los precios petroleros llevó a extremos de alzas y caídas.
En la actual coyuntura venezolana de crisis económica, el Instituto de Estudios Parlamentarios Fermín Toro, y la UCAB, organizaron el pasado miércoles el Foro: “El Reto Venezolano: Superar el Rentismo”, en los espacios del ITER de Altamira.
En el conversatorio al que el foro dio a lugar, participaron Diego Bautista Urbaneja, Ángel Oropeza, Asdrúbal Oliveros y José Guerra.
Ramón Guillermo Aveledo, anfitrión del evento, señaló en la instalación que asistimos a la segunda muerte del modelo rentista. Aclaró que “el problema no es la renta, sino el rentismo. Como el problema no es el alcohol, sino el alcoholismo”.
“Eso es parte de haber nacido en el país más rico del mundo, pero que a mi no me llega. Por lo tanto, hay la conjetura que alguien se está robando mi pedazo”, afirmó en referencia al rentismo petrolero en el país.
Diego Bautista Urbaneja, la visión histórica
El historiador, profesor y académico, tiene una visión “histórica del rentismo petrolero. Sobre este tema, publicó recientemente el libro “La Renta y el reclamo”.
La intervención de Urbaneja estuvo precedida de advertencias y definiciones. El profesor y académico señaló que cuando habla de rentismo, no hace un juicio moral.
“Se trata de la necesidad de superar el rentismo para vivir mejor. No estar rezando para que pase algo en algún lugar del mundo y suban los precios del petróleo”.
Aseveró que superar el rentismo es una meta desde hace 80 años. Recordó que en el 2016 se cumplirán ocho décadas del escrito de Uslar Pietri “Sembrar el petróleo”.
Apuntó que nunca nadie ha dicho que vamos a vivir del petróleo como renta. “El discurso ha sido superarlo”.
También advirtió, previa a su exposición, que tenemos una experiencia rentista muy larga. “la superación del rentismo es histórica. Lo hemos intentado. Las dos experiencias, han terminado mal”.
En cuanto a las definiciones, se esmeró en conceptualizar algunas palabras, para su correcta compresión. Como por ejemplo, que en una sociedad rentista el desarrollo social y económico depende de esas inyecciones de dinero.
En cuanto a “renta petrolera” la definió como “la transferencia unilateral que le hace el mundo al Estado venezolano por poseer el recurso natural”.
“Ese ingreso es muy grande en comparación al resto de la economía”, precisó.
“El Estado ha tratado de captar el mayor dinero posible. Toda la renta que pueda. No la ha producido nadie. En su origen, la renta es un producto político del Estado”.
Ante este origen, Urbaneja también señaló que “el destino también es un producto político. El Estado decide a quién se la asigna”.
La historia
Relató Urbaneja que el rentismo comienza a partir de 1958, “porque hasta el momento la renta era modesta”, y también, porque hasta 1945 las políticas de los gobiernos no conducían al rentismo.
“El gomecismo era muy liberal. No se metía en economía. Cuando muere Gómez (1935) imperó otra visión, influenciada por Arturo Uslar Pietri”.
Precisó el académico, que en el trienio adeco (1945-1948) hubo un esbozo de política rentista, precedida por la ley de 1943.
En tanto resaltó que la década militar (1948-1958), “no fue una experiencia rentista”.
Paralelamente Urbaneja advirtió que hay otro proceso histórico. “Uno de maduración de la consciencia rentista. A medida que el Estado aumenta su capacidad para captar renta”.
“Hay distintas aspiraciones que han madurado. Y hay una secuela: que es el reclamo. La convicción o toma de conciencia, que nacimos en un país rico de petróleo. Eso tiene qué significar algo para mí. Eso lo definen los políticos”, afirmó.
En su visión histórica, Urbaneja puntualizó dos experiencias rentistas: la puntofijista a partir de 1958, y la del Socialismo del Siglo XXI.
En tanto aclaró que la experiencia del Trienio Adeco de los años 40 les enseñó que el partido había impuesto un sectarismo.
“Eso no podía volver a pasar. Se crea un gran sistema consensual. Para atender ese objetivo político, vamos a atender todos los intereses. Maximizándose el consenso y minimizándose el disenso. Eso es altamente costoso y terminando (el modelo) cuando se agota. Y eso lleva a la primera muerte del rentismo a finales de los 90”, destacó.
Advierte Urbaneja, que los economistas dan por muerto el modelo con la baja del petróleo”.
Continúa en su recuento histórico, precisando que con “la recuperación de los precios del petróleo, renace el modelo en el Siglo XXI. Pero sirve para la acumulación de poder en manos de Hugo Chávez”.
Esta nueva etapa del rentismo crea una espiral ascendente: la multiplicación de las misiones. “A quienes se les asignan recursos, por el apoyo político”.
Enfatiza el académico, que asistimos al colapso de este proyecto, y llama la atención que la experiencia “puntofijista dejó muchos logros. Mientras el saldo de esta experiencia (última) es negativo”.
Sin embargo, advirtió que las dos experiencias tienen en común que, tras la asignación de recursos, “hay logros políticos. Se asignan recursos no reproductivos. Son regalos”.
Una propuesta
Diego Bautista Urbaneja se preguntó ¿qué tal si no asignamos recursos a sectores? ¿qué tal si los diluimos? Y en cambio los asignamos sólo para educación pública, salud, infraestructura y descentralización todas de calidad. “No asignar para que se apoye al gobierno, sino por que son sectores que producen. Y que el resto de la economía empiece a funcionar con sus propias reglas”.
En este sentido, consideró que siendo lo anterior “su idea básica”, hay tres elementos a superar: precisar los destinos de la renta, fortalecer los organismos del Estado, para que sean los que se destinen la renta; y, diseñar un proceso de transición hacia el funcionamiento de la economía normal.
Finalmente, Diego Bautista Urbaneja aseveró que todo esto tiene que ser objeto de un pacto social. “Ni tecnocrático, ni puede ser un abordaje por sorpresa. Tienen que crearse las bases para que se tenga un gran pacto social. Esa es la propuesta”.
Asdrúbal Oliveros, la visión económica
El joven economista, Asdrúbal Oliveros, afirmó que estos problemas estructurales se discuten poco. “Lo que no evita se trate el problema coyuntural que nos trajo hasta aquí”.
En su intervención destacó ochos puntos:
1) La importancia de las instituciones
Señaló que en los petro-estados el tema del rentismo tiene mucho peso. Mientras en Venezuela ha fallado, ha sido exitoso en Noruega y también en los países árabes.
De estas experiencias, vendría la obligada pregunta de cómo se hace para aislar los efectos perniciosos de la renta sobre la economía.
Eso llevó al economista a afirmar que “tienen que venir reformas en el ámbito fiscal”. Concluyendo en este primer punto, que “el principal problema es la volatilidad de los precios del petróleo”, y la pregunta es “cómo aislar los efectos de esa volatilidad”.
2) La enfermedad holandesa
“Esto se veía venir (…) el fenómeno de la sobrevaluación de la moneda. Cuando se tiene un tipo de cambio barato en el cual se privilegian las importaciones”.
Los efectos de esta enfermedad se traducen en los cambios de los indicadores económicos, en los cuales la importadora creció de 12 puntos del PIB a 24 puntos; y las exportaciones que estaban en 18 puntos cayeron a 3 puntos del PIB. “Hay un proceso de desindustrialización”.
“Venezuela tiene un proceso de decrecimiento de la economía. Tiene una recesión estructural a dólares constantes. El PIB de 100 mil millones de dólares en el 2008 pasó a 400 mil millones, y hoy está más cerca de 200 mil millones”, afirmó.
3) Dominancia fiscal y rol de Estado
Oliveros señaló que el gobierno no para de gastar, y se monetiza el déficit. “Hoy hay un 40 % de déficit fiscal (18 % del PIB) y se financia a través del auxilio financiero del BCV”.
La cuantía del gasto del Estado es incontrolable. En 1999 era el 24% del PIB, hoy en día es el 52%.
“El presupuesto es el 25% del PIB, el resto es una estructura paralela en la cual no hay control. Pero tiene réditos políticos muy importantes”, advirtió.
“Se dice fácil, pero cómo se reduce el Estado. Eso no le gusta a los políticos”.
4) Los reclamos de renta
Son los elementos culturales que están en la gente, los políticos y los empresarios. “Son los famosos cupos”, afirmó.
“El venezolano no discute el control de cambio, sino el cupo porque no pueden viajar”.
5) La clase política y la renta
Punto que Oliveros se eximió de tocar, al considerar que había suficientemente tratado por Diego Bautista Urbaneja.
6) La democratización de la renta
Este punto tiene que ver con que “la empresa pública siga siendo del Estado”, precisó.
Para Oliveros, la tentación en muy fuerte para el manejo de la renta. “Creo que no es la dolarización, sino que los venezolanos controlen”, dijo.
7) El rediseño de los subsidios
“En Venezuela sobran los subsidios. Hemos contabilizados casi 28% del PIB. No hay ninguna economía de Latinoamérica con este nivel”, aseguró.
Oliveros consideró que debe haber un acuerdo de las élites, para resolver el problema de los subsidios. “Se subsidia a ricos y pobres (…) el caso de la gasolina y las tasas de interés. Son subsidios que no benefician a los más pobres”, afirmó.
8) Los cinco elementos de la renta
Sobre este punto Asdrúbal Oliveros recomendó la lectura del libro de Urbaneja. Sobre todo en lo concerniente a lo que denominó la “doblez de fondo”. “No tenemos interés de desmontarlo, porque eres el principal beneficiario”, aseguró.
Ángel Oropeza, la visión psico-social
El profesor de psicología social de la UCAB, Ángel Oropeza, llamó la atención sobre el concepto de “conciencia rentista”. La cual definió “como una forma de perversión social, por su uso de la renta común y su relación con el trabajo, el gobierno, lo privado y lo público”.
Al rentismo Oropeza lo llamó “agotado” y no fracasado. Lo que explicó señalando que el tetero en la vida de las personas se agota, pero no fracasa.
El psicólogo consideró que los gobiernos de Carlos Andrés Pérez y Rafael Caldera (1989-1999) no tuvieron éxito; y que en cuanto a la muerte del nuevo modelo (desde 1999), nos devolvía nos devolvía a la infancia.
“Nos hablaba de un gobierno que no podía dar todo”.
Recordó estudios realizados desde la UCAB, en los cuales se detectó que el voto depende de la densidad poblacional. “Donde el voto está más concentrado, se vota contra el gobierno”.
En cuanto a la variable trabajo, señaló que gracias al petróleo Venezuela puede duplicar su ingreso sin que aumente su productividad. “Conseguir un trabajo es acercarme a la manguera que trae el petróleo”.
Igualmente consideró que esta conciencia rentista explica varios fenómenos: que Venezuela es rica; que todos somos dueños de la riqueza; ante la constatación de que no nos llega el dinero, alguien se robó mi pedazo; y, hay que actuar con justicia para repartir la renta, una mejor distribución.
Sin embargo, Oropeza advierte que no podemos caer en el error “de que somos culpables de lo que pasa”.
“Para el gobierno el culpable es la gente. Pero para la gente es el gobierno”. Lo que consideró “escupir para arriba”.
“Para un cambio debe haber una relación entre el problema y el responsable para que haya acción política”, afirmó.
El profesor de psicología de la UCAB llamó la atención sobre la importancia de estas creencias. Señaló que “hay una relación pasiva. La acción política es pedir que te restituyan la parte de la torta”.
En cuanto a la consecuencia política, Oropeza afirmó que “se liga para que parte otra cosa”, lo que es explicado en psicología por la teoría de la “causalidad externa”.
En este punto recordó una declaración de Arturo Uslar Pietri, poco antes de morir. “Pobre del país que tiene que estar mendingando siempre, quien lo salve”.
Finalmente, Ángel Oropeza afirmó que “el rentismo en sus perversidades no es un destino”.
José Guerra, la visión con realidad
Correspondió al economista y profesor José Guerra cerrar el foro. Comenzó por recordar tres conceptos de sus clases de microeconomía: todo tiene un costo; la gente responde a incentivos; y las decisiones el margen.
Estos conceptos le llevó a dejar en claro que “la gente no es buena ni mala”, por responder a incentivos.
Luego Guerra distinguió las dos clases de rentismo: el asociado al petróleo, proveniente de producir a 8 dólares y vender a 100 dólares; y, el no-petrolero, los que median ante el Estado para que le den subsidios, entre otros.
Advirtió que en este tema que apareció entre los años 30 y 40, después desapareció de la discusión. “El problema está en quien trabaja y no en quien cobra la renta”.
Reclamó que Venezuela puede ser un país petrolero, “y no vivir de la renta”. Pero que para ello debe haber un nuevo modelo de desarrollo.
Guerra reconoció que fue la Agenda Venezuela de Miguel Rodríguez (1989) quien comenzó a desmontar el modelo rentista, con dos orientaciones fundamentales: crecimiento económico con estabilidad y, una economía abierta y competitiva.
José Guerra también reivindicó lo expresado por el presidente Rómulo Betancourt en su libro “Venezuela, Política y Petróleo”.
Sobre la actual coyuntura, Guerra advirtió que las política macro económicas debe bajar la inflación. “Con una inflación del 100% en Venezuela, versus 6% a 7% en el mundo, no se va a poder competir”.
Asimismo, señaló que se deben establecer política sectoriales que apoyen el crecimiento del país. “La manera de acabar con el rentismo, es acabar con la inflación e impulsar la competitividad”, afirmó.
En cuanto a la política petrolera, Guerra señaló que: el monopolio de Pdvsa es inconveniente; y, hay que elevar la producción.
Sobre el uso del petróleo como arma política, recordó que sólo Betancourt y Chávez la emplearon. Sobre la política petrolera de los adecos, Guerra recordó que tenían sólo dos: aumentar la participación y crear una empresa petrolera.
Sobre otras políticas petroleras que deben ser establecidas, Guerra propuso: que la propiedad de los pozos sea del Estado, pero las operaciones deben abrirse a privados; que los venezolanos puedan invertir en el negocio petrolero y crear fondos con la renta petrolera, para dárselas a la gente (experiencia de Alaska).
En resumen, Guerra propuso: “darle el poder a la gente, cambiando la manera de relacionarse con el petróleo”.
Sin embargo advirtió que “eso no es suficiente. Debe haber un cambio flexible; y un BCV dedicado a manejar el tipo de cambio. Nunca se va a tener industrias con un bolívar sobrevaluado. El gran cambio es pasar del Estado empresarial a un Estado social”.
Sobre este punto, señaló que es necesario tener políticas de recursos humanos; establecer programas de compras nacionales y un programa de créditos limitados, porque espacio para una política industrial en el país.
Excelente artículo