La política del conflicto
Karl Schmitt, relevante jurista que apoyó al régimen nazi, afirmaba que la naturaleza de la política se caracterizaba por el énfasis en el aspecto polémico. Lo que daría sentido político a los actos humanos sería la distinción amigo-enemigo. Por tanto, la política sería una calidad antagónica caracterizada por su intensidad máxima. El máximo antagonismo implica la posibilidad cierta de la lucha armada, la guerra y la violencia en general. La política democrática, en cambio, tanto externa, pero sobretodo internamente, acentúa el momento de la conciliación de intereses. En efecto, la democracia sólo sobrevive en una cultura política del diálogo y de la tolerancia. En la lucha política democrática y pluralista, no hay enemigos a vencer, sino adversarios a superar. Negociación no es una mala palabra, es el proceso de decisión interdependiente, basado en el control recíproco, necesario para solucionar, sin matarnos, los conflictos políticos. Se puede negociar sobre temas prácticos, sin hacer concesiones en los principios. Se debe respetar la persona del adversario, aun cuando se está totalmente en desacuerdo con sus opiniones. La política del conflicto permanente ha sido quizás la característica más sobresaliente del chavismo. Se ha fomentado irresponsablemente la división entre “ricos y pobres”, para “apostar a ganador”, jugando a Robin Hood, en un país empobrecido y que sigue empobreciéndose, a pesar del enorme ingreso petrolero. La oposición es caracterizada como “enemiga de la patria”, sus líderes son irrespetados personalmente, se les trata como “títeres del imperio”, indignos de ser venezolanos. Por eso, la política permanente de desplantes e insultos en contra del Presidente de los EEUU. Se quiere dar el mensaje que el enfrentamiento es con el “dueño del circo” y no con sus “payasos”. Aprovechándose de una antipatía, bastante generalizada en el sistema internacional, por la política exterior de EEUU, el gobierno chavista proyecta la imagen de que su confrontación es sólo con Bush. La estrategia tiene cada vez menos credibilidad por la continua serie de conflictos con varios países del hemisferio, recordemos el problema con el gobierno Lagos, por el mar boliviano, las múltiples tensiones con Colombia, las cuasi rupturas con México y Perú, las críticas de Brasil, después de la nacionalización boliviana, las denuncias de Presidentes centroamericanos por la intervención en su política interna y el reciente “incidente” con el gobierno de Michelle Bachelet.