El arte del disfraz
Todos los estudios de opinión indican el rechazo de las mayorías nacionales al proyecto totalitario que desarrolla el actual gobierno venezolano luego de haber mermado las atribuciones a los legisladores mediante una ley habilitante cuyos desarrollos comunistas han sido anunciados desde las largas intervenciones del actual presidente de la republica.
Es evidente que se quiere seguir el esquema fidelista para perpetuarse en el poder mediante la reelección indefinida, eliminando las libertades de expresión y de información, desvirtuando los derechos de propiedad, conculcando los derechos civiles, ideologizando la educación y eliminando la autonomía universitaria.
El término «camaleón» se usa en el lenguaje coloquial como sinónimo de una persona voluble, que adapta su comportamiento y características a las circunstancias. La verdad que hacen patente esas estudios, tanto privados como oficiales, indican la aplicación de la máxima leninista de un paso atrás dos adelante que en el caso venezolano ya no engaña a nadie.
En la lucha, en muchas ocasiones despiadada, por su permanencia en el poder, el actual régimen recurre al mimetismo al intentar apararentar lo que no es. En reciente discurso pronunciado en La Habana ante un grupo de estudiantes cubanos, el Teniente Coronel afirmo que el socialismo venezolano no pretende copiar al socialismo cubano; pero termino su intervención con la celebre consigna «patria, socialismo o muerte» que se hizo famosa desde que los comunistas caribeños bajaron de la sierra para asaltar el poder en la destrozada patria de José Martí.
Ya es común que en momentos de acorralamiento el teniente coronel se disfraza de cordero arrepentido para intentar engañar al pueblo recurriendo al mimetismo negando afirmaciones y hechos ya cumplidos exhibiéndose como promotor del dialogo y ordenándole a sus seguidores que aparenten una actitud conciliadora mientras pasa la tempestad para volver a las andadas cuando tiene algún control sobre la situación y se lo recomiendan sus asesores extranjeros.
No podemos negar que algunos sectores han creído como ciertos esos pasos hacia atrás y han mordido posteriormente el polvo de su ingenuidad. Como reza el proverbio árabe: «La primera vez que me engañes, será culpa tuya; la segunda vez, la culpa será mía.»
Ya lo afirmo el dramaturgo español Víctor Ruiz Iriarte: «Se puede engañar a todos poco tiempo, se puede engañar a algunos todo el tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo.»