Ante la inflación, el BCV imprime más dinero
Para nadie es un secreto que estamos en medio de una debacle económica. La inflación está disparada. La producción nacional se vino al piso. La escasez es evidente en todos los productos de primera necesidad, como son los alimentos y las medicinas.
Ni que decir de repuestos para autos, los electrodomésticos y también sus repuestos; entre otros productos.
Esta escasez, en un país que está produciendo muy pocas cosas, se ve aumentada por la falta de dólares para importar materias primas y productos terminados.
Esta falta de dólares es una consecuencia de la caída de los precios del barril petróleo y dependiendo Venezuela de éste, en más de un 90%, la baja de los precios en un 50% representa que recibirá este año la mitad de los dólares que recibió en 2014.
El gobierno dispone de herramientas para atacar estos graves problemas económicos. Cuenta con la competencia legal para aplicar políticas monetarias, cambiarias, industriales, laborales e impositivas. Si las combina a tiempo, e integralmente, puede compensar las consecuencias en un primer momento, y revertir la situación a mediano y largo plazo.
Impacto inflacionario
Con una alta estimación de inflación a la vista, del 98,6% para el 2015 según el Fondo Monetario Internacional (FMI), el gobierno ha respondido con una política de expansión monetaria.
El Banco Central de Venezuela (BCV), que instrumenta la política monetaria, incrementó el circulante monetario (dinero en manos del público) en 12,74% de enero a primero de mayo del 2015. Cuando en el mismo período del año anterior (2014), había aumentado 8,3%.
En los dos años anteriores (20012 y 2013), el aumento del circulante había sido en ese período de enero a mayo de 6%.
Para Boris Ackerman, profesor de finanzas de la USB, de seguir esta aceleración monetaria, el país pudiera enfrentar una inflación que estaría entre el 150% y el 200%. “Eso sumado a que las reservas han mermado hasta ahora un 17,52 % en lo que va de año, podría llevarnos a una inflación sostenida de más del 10 % mensual, que anualmente supera el 200 %” escribió en sus cuentas de las redes sociales.
“En tres meses, la liquidez subió a un ritmo del 48,96% más rápido que el año anterior en 3 meses”, resaltó.
Para tener noción del significado de este crecimiento monetario en el 2015, basta con recordar que la liquidez aumentó 65% durante los 12 meses del año 2014. Lo que proyectaría para el 2015, de seguir el BCV con este ritmo de inyección de efectivo a la economía, cifras que estarían entre el 100% y el 146%.
Sin embargo, a pesar de las presiones que estaría recibiendo desde el Ejecutivo para mantener la inyección de efectivo, el BCV acaba de elevar el encaje legal de 17% a 22% en dos tramos hasta octubre. Una manera clásica, utilizada por los organismos emisores, para restringir el circulante.
La preocupación del profesor Ackerman ha sido asumida también por el académico y economista Pedro Palma. En su artículo publicado el 12 de mayo en analítica.com, Palma advirtió esta situación, al señalar que “la solución del desequilibrio monetario debido al crecimiento desproporcionado del dinero en poder del público, exige la reducción progresiva pero decidida del financiamiento de gasto público deficitario por parte del BCV (al que hay que devolverle su autonomía), suspender la transferencia de reservas internacionales al Fonden, y eliminar el traspaso al gobierno de utilidades cambiarias ficticias del instituto emisor, todo ello buscando un comportamiento racional de la oferta monetaria”.
En cuanto a la elevación del encaje, que acaba de establecer el BCV, Palma en agosto del 2014 advirtió que eso no se traduce “en un freno efectivo al crecimiento de la liquidez, en buena medida debido a que esas acciones restrictivas son holgadamente compensadas por la masiva creación de dinero inorgánico por parte del instituto emisor para financiar los déficit de las empresas del Estado, particularmente de Pdvsa”.
Por su parte el economista Jesús Casique, en declaraciones a Televen, señaló a mediados de abril pasado que «Venezuela va a cerrar (2015) con la mayor inflación del mundo, producto de una serie de desequilibrios que se vienen generando de forma progresiva”.
Casique al igual que Palma, enfatiza el origen de los males económicos en el incremento de la liquidez, producto del financiamiento que hace BCV a Pdvsa, la inacción del gobierno, y la caída de la inversión privada, lo que se traduce en una recesión económica para este año estimada en un 7%.
Para que la liquidez llegue a la calle
El BCV, tomada la decisión de inyectar más dinero a la economía, debe imprimir más billetes y acuñar más monedas.
Según ha informado el banco, de abril del 2014 al mismo mes en 2105, se emitieron más de 80% de billetes de 100 bolívares. Si analizamos el período 2013 al 2015, los billetes de 100 aumentaron un 196%. Es decir, se duplicaron.
En este momento, el público dispone de un mil 618 millones de unidades de billetes de 100 bolívares; cuando tan solo hace dos años, disponían de 546 millones de billetes.
En cuanto a las denominaciones menores a 100 bolívares, el incremento de billetes de 20 bolívares ha sido del 39%, de Bs. 59 del 28% y de Bs.5 del 43%.
Interpretación gráfica
En anexo presentamos cinco gráficos que ilustran de manera sencilla la interpretación de un aumento de la liquidez, en momentos que bajan las reservas internacionales (porque se cobra menos por el petróleo) y cae la producción nacional de bienes y servicios (caída del PIB).
A partir del 2012, comenzaron a desplomarse los ingresos en dólares, reflejados por la caía de las reservas. A su vez, comenzó una de la producción nacional.
Frente a esta disminución del ingreso en dólares del país, y de la producción de bienes y servicios, el gobierno respondió acelerando la inyección de dinero a la economía, que es conocida como la liquidez (M2).
Con menos bienes en los estantes, menos dólares para producir, y los ciudadanos con más bolívares para comprar, se obtuvo como consecuencia un disparo de la inflación y una aceleración de la devaluación del bolívar.
Lo que podemos observar en los dos últimos gráficos.