El partido del Estado
El proceso de construcción del partido único socialista (PUS) sugiere que se está armando en realidad una organización política del Estado. Aunque a ese partido no se le conoce una doctrina claramente defina, su consiga “patria, socialismo o muerte”, lo es también la de la Fuerza Armada Nacional, la de las Alcaldías y otros organismos como el Ministerio de Energía y Petróleo. De hecho, en publicidad pagada por el Estado se llama a la gente a inscribirse en el partido. Los colores del partido son igualmente los colores de los entes estatales y hasta de las camisas y chalecos con que uniforman a parte de los empleados públicos. Similarmente, integrantes de la comisión fundadora del partido son, al mismo tiempo, empleados públicos de altísimo nivel, como el Vicepresidente de la República, embajadores y hasta generales como Alberto Muller Rojas. Se trata de una aberración el hecho de observar a funcionarios del Estado, movilizándose por el territorio nacional, utilizando recursos y fondos públicos, con sueldos y viáticos con cargo al erario nacional, dedicados a tiempo completo a la estructuración de una organización política. Las partidas para la financiación de los gastos del PUS seguramente se asientan contra las disponibilidades del presupuesto nacional. Los adecos abusaron del poder, pero no llegaron a tanto. Al menos lo disimulaban.
Entre los valores de una democracia genuina está la separación del ámbito de la vida privada de las personas, como la religión, de los asuntos del Estado y del Gobierno. También es un atributo democrático la disociación entre la administración de lo público, al servicio de los intereses generales de la sociedad, y las funciones de los partidos políticos que circunstancialmente tienen la mayoría del electorado. Pero el modelo que ha copiado el partido único en Venezuela no tiene que ver con esos postulados sino más bien su fuente de inspiración es el nazismo y el comunismo, donde el Estado, el gobierno y el partido se funden en una sola entidad. Aquí cabe mencionar aquella frase de Hitler, pronunciada en un mitin en Hamburgo en 1936: “El líder es el partido, el partido es el líder y los dos son el Estado”.
