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La fuerza del Papa en Cuba

Cuando el papa Francisco vaya a Cuba en septiembre, tendrá una influencia mayor a la habitual ante el gobierno cubano: ha sido un fuerte defensor del diálogo con el régimen cubano y un duro crítico del embargo comercial de Estados Unidos a la isla desde que escribió un libro poco conocido sobre Cuba en 1998.

La gran pregunta es si Francisco hará uso de su influencia para presionar a Cuba a respetar los derechos humanos fundamentales, o si solo hará una parada simbólica en la isla para celebrar el reciente inicio de las negociaciones entre Estados Unidos y Cuba — con la mediación del Vaticano — para normalizar sus relaciones bilaterales.

Algunas de las razones por las cuales el Papa argentino podría ser más escuchado por el régimen cubano que otros pontífices y la mayoría de los otros líderes mundiales que han visitado la isla:

En primer lugar, Francisco fue una figura clave en las recientes negociaciones entre Estados Unidos y Cuba, que culminaron con el anuncio del presidente Barack Obama el 17 de diciembre de que ambos países buscarán normalizar sus relaciones. Aunque Washington y La Habana habían estado hablando secretamente durante varios meses, con la ayuda de Canadá, fue el papa Francisco quien destrabó las negociaciones.

Francisco recibió a delegaciones de Estados Unidos y Cuba en el Vaticano en octubre, y las negociaciones abrieron el camino para las discusiones sobre la reapertura de embajadas en Washington y La Habana.

En segundo lugar, a diferencia de sus predecesores Juan Pablo II, que visitó la isla en 1998, y Benedicto XVI, que visitó Cuba en el 2012, el papa Francisco tiene una larga historia personal de interés en Cuba. Su libro “Diálogos entre Juan Pablo II y Fidel Castro”, fue publicado en Argentina en 1998, algunos meses después de la visita de Juan Pablo II a Cuba.

Leí una buena parte del libro esta semana, y — aunque es denso, y a menudo difícil de leer — es profético en que abogaba por un diálogo entre Washington y La Habana, y criticaba duramente el embargo comercial de Estados Unidos a la isla, llamándolo — utilizando la jerga del gobierno cubano — un “bloqueo”.

También, Francisco criticaba en el libro al “neoliberalismo capitalista”. Lo describía como un “modelo en el que se subordina al ser humano, condicionando el desarrollo de los pueblos a la fuerza pura del mercado”, y que obliga a los países pobres a que “para recibir nuevas ayudas, se vean obligados a aplicar insostenibles programas económicos ordenados por los centros de poder”.

En tercer lugar, el Papa argentino hablará a los gobernantes de la isla en su propio idioma, y — como jesuita — quizás encuentre algunos recuerdos de infancia en común con Castro, que estudió en un colegio jesuita.

Además, Francisco contará con un fuerte apoyo de la población cubana. Una encuesta reciente realizada en la isla de la firma estadounidense Bendixen & Amandi encontró que el 80 por ciento de los cubanos tienen una opinión positiva de Francisco, el mismo índice de aprobación que Obama en la isla. Comparativamente, solo el 47 por ciento de los cubanos tienen una opinión positiva de Raúl Castro.

Lo más probable es que Francisco usará su considerable capital político en Cuba principalmente para exigir mayores libertades para la iglesia allí. Las leyes cubanas permiten a los católicos practicar su religión dentro sus iglesias, pero no evangelizar a través de programas masivos de radio o de televisión.

“En Cuba hay libertad de culto, pero no hay libertad religiosa, porque los sacerdotes no pueden evangelizar fuera de las paredes de sus iglesias”, dice Froilán Domínguez, un ex sacerdote y ex rector del Seminario San Carlos y San Ambrosio en Cuba. “Francisco tendrá suficiente influencia como para pedir la libertad religiosa, para poder evangelizar sin obstáculos del gobierno”.

Mi opinión: Si Francisco no usa su considerable influencia con el régimen cubano para acelerar las libertades fundamentales en la isla, su visita será un fracaso.

Así como Juan Pablo II obtuvo una mayor libertad para que los sacerdotes puedan oficiar misas dentro de sus iglesias en Cuba, Francisco debe obtener libertades absolutas para que puedan llevar su mensaje fuera de ellas. Si no logra la liberación de presos políticos u otros derechos fundamentales, debería por lo menos lograr que la iglesia pueda abrir una radio o un canal de televisión independientes en la isla.

Esto puede parecer una nimiedad, pero permitiría a la mayoría de los cubanos escuchar un mensaje diferente al oxidado discurso del “socialismo o muerte”. Como argentino que vivió en una dictadura militar en la década de 1970, Francisco debería ser más sensible que muchos a la necesidad de terminar con el monopolio oficial de la información en la última dictadura militar de América Latina.

@oppenheimera

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2 comentarios

  1. No se puede negar que el Papa Francisco es un personaje interesante que ha cambiado muy mucho la percepción que teníamos de la religión, Dios, los dogmas y todo esa estructura de poder que sustenta a nuestra Iglesia, con la que a veces nos sentimos confundidos y dubitativos, a veces distantes e indiferentes, pero que ahora ha dado un vuelco espectacular con el accionar de este argentino convertido en ´´ductor de almas´´, revolucionario (?), como que ligado a los principios de la Teología de la Liberación y hasta marxista no violento y para mas señas, Jesuita. Y, aunque sea en lo formal, mas parece un ´´socialista progresista´´ que un vetusto conservador de la derecha radical. Lo cierto es que lo que dice y hace siempre trae consecuencias, pues por debajo de ese ropaje papal hay un Jefe de Estado, una especie de presidente vitalicio que está obligado a defender los intereses materiales y espirituales de ese pequeño país que se denomina el Estado Vaticano.

    Con este Papa se puede decir que ha roto con esa ´´neutralidad axiológica´´ que caracterizó a la Iglesia al momento de tomar decisiones complejas y difíciles. Y es que ese romper ´´lanzas´´ por la causa del pueblo cubano, participando en negociaciones secretas con un régimen tan bestial como el de los hermanos Castro Ruz y al mismo tiempo jugarse la arriesgada carta de apostar por la democracia y la libertad de la isla, es apostar muy fuerte, pues una equivocación al respecto traerá graves consecuencias a futuro no solo para los involucrados, sino también para la Iglesia católica. Y sino, tiempo al tiempo, ya que pensar que Cuba irá a una economía de mercado y con la aceptación del libre juego democrático, partidos políticos y demás ingredientes en sentido occidental, nos parece muy cuesta arriba.

    Hacer compatibles los intereses de los Estados Unidos con los del Estado Vaticano para hacer posible el logro de sus respectivos objetivos, negociando con el mismísimo ´´Satanás´´, es como jugar con la candela y no salir al mismo tiempo ´´chamuscado´´. Y es que no sabemos si tanto esfuerzo vale la pena, solo para propagar la FE fuera del recinto de las iglesias y poseer cadenas de radio y TV, puesto que la represión sigue tan vigente como nunca, el PCC no se hará a un lado, el Ejército no renunciará a su poder, y la injerencia sobre países como el venezolano, solo es superada por Rusia y la China continental. Un panorama nada alentador, especialmente cuando el señor Putin le ha garantizado a Cuba la venta de armamento ultra moderno y que para su defensa y seguridad ; o lo que es lo mismo, un reeditar la Guerra Fría que dio lugar a la crisis de los misiles en su momento. Se están cometiendo muchos errores en estas negociaciones donde resulta mas que evidente que los únicos ganadores son los hermanos Castro Ruz, y donde los intereses norteamericanos no parecen estar garantizados de antemano. De la Iglesia católica y del Papa Francisco, como solo parece preocuparles la salvación de las ´´almas´´, puede que hasta se les permita oficiar alguna que otra misa a la sombra del monumento del Che Guevara. Ya veremos.

  2. Yo desconfío de todos los que se pliegan a los objetivos propagandísticos de la dictadura castrista, que substituyó el término correcto de lo que los EEUU aplicaron a la Cuba abusadora de las expropiaciones sin pago, EMBARGO, por el término BLOQUEO que sirve mejor a las falacias del neoestalinismo caribe y lo usan desde 1960 como EXCUSA para justificar las graves y crecientes carencias que derivan del anacronismo e inviabilidad del sistema COMUNISTA. Ya me hizo sospechar que Jorge Bergoglio fuese un encendido crítico de la Cretina Kirchner mientras era un alto prelado de la Iglesia (Obispo, Cardenal), pero apenas ascendió a la posición de Papa, dio un giro de 180º y nació una amistad de púberes entre «Francisco» y Madame Bótox, con regalito para el nieto de la demagoga y criminal argentina. Pienso que este Papa va a lograr incluso menos que Juan Pablo II, el polaco era más frontal y había sufrido en carne propia los estragos del estalinismo en su Polonia natal. Bergoglio es mucho más ambiguo y politiquero, es como el Regaeetón, más pegajoso, pero poco trascendental y de poca calidad.

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