Otro golpe bajo
El pueblo venezolano vuelve a encajar otro golpe bajo de su propio gobierno, ese mismo que se hace denominar socialista, bolivariano y revolucionario, cuando en realidad representa a una hegemonía de grupo con una capacidad depredadora sin límites.
Lo más lamentable de ésta nueva agresión es que va directamente hacia el estomago de mucha gente de la clase media y no tan media, sino también popular, que encontraba en el raspado del cupo de viajero una oportunidad de paliar coyunturalmente los bajos salarios y la agobiante inflación que de manera perversa ha hecho del pueblo venezolano uno de los más pobres del mundo.
Viajar es ahora un asunto de la boliburguesía o de los ricos o del sector militar dirigente, sólo para los privilegiados de la hora actual. Me ha llamado la atención las reacciones de rabia e impotencia de muchísima gente que vuelve a sentirse burlada por un gobierno de naturaleza inmoral. Expresiones como éstas: «Trabajamos por un proceso transparente para mitigar la distorsión sobre el uso de divisas del país y así, evitar el fraude» o «sumamos acciones para garantizar el desarrollo económico y social de la Patria» de parte de Rodolfo Marco Torres, el máximo responsable del área económica en Venezuela, ya no se las cala nadie.
La gente se siente estafada en su buena fe porque la medida prohibitiva de un régimen al que le gusta prohibir y conculcarles sus más elementales derechos a los venezolanos se hace entre gallos y amanecidas, aprovechando la cortina de humo que ha significado el show nacionalista de recoger las firmas contra Obama y el imperialismo a propósito de la Cumbre de las Américas en Panamá.
La gente debería firmar contra la corrupción y el latrocinio sin límites de los personeros gubernamentales, contra la inseguridad desatada, contra el mal funcionamiento de los servicios públicos y el deficiente manejo de la economía nacional, o la “madre de todas las firmas”: para sacarles del poder y restituir la democracia junto al estado de derecho.
Todas estas medidas restrictivas para solicitar el cupo viajero tienen dos motivos entre otros muchos. En primer lugar no hay dólares. No sólo han quebrado al país con particular saña y virulencia sino que se han cogido los dineros públicos a la sombra del Estado. Luego, hay que controlar y reprimir a los venezolanos como si fuéramos un rebaño de cabras y chivos incapaces de ejercer la libertad y la democracia. El proyecto militarista de inspiración cubano es totalitario y pretende la hegemonía perfecta, es decir, el partido único y el pensamiento único a través de controles y medidas restrictivas como éstas que acaban de profundizar sobre el cupo viajero. En verdad, cada día que pasa, nos están cerrando en una gran cárcel a cielo abierto.