El manifiesto del siglo 21
Todos los utópicos marxistas-stalinistas de Venezuela y Cuba han entrado en una alianza sagrada para exorcizar a este Gasparín. El Moribundo Caballo y el Héroe del Museo Militar; Morales Aimara y Daniel Ortega, las Madres de la Plaza de Mayo, los radicales; y los poetas-de-un-solo-soneto latinoamericanos…
El Etanol ya ha sido reconocido por Brasil, China y Estados Unidos, como un poder en sí mismo…y ha sacado de quicio a quienes el cerebro les dejó de funcionar el primero de enero de 1959, cuando Ernesto Guevara de la Serna y Camilo Cienfuegos entraron triunfantes a La Habana, luego de la huida de Fulgencio Batista—las neuronas que captaban, analizaban y ponían en práctica las nuevas ideas mundiales, se les murieron, y por ello creen a pie juntillas, que están viviendo todavía en tiempos de la Guerra Fría y de los Focos Guerrilleros.
Repiten al caletre las desastrosas ejecutorias de su Guerrillero Heroico, quien cuando dejó el fusil para encargarse de la zafra cubana, la redujo de los diez millones de toneladas de azúcar anuales de Batista a sólo dos; y cuando su ineficiencia e incapacidad agrícola provocó su destitución y traslado al ministerio de industrias, allí se empeñó en crear empresas siderúrgicas sin darse cuenta que Cuba no poseía recursos de mineral de hierro, por lo que, fue nuevamente destituido y reasignado al Banco Central, donde la guachafita que armó fue tan grande, que los billetes oficiales de los pesos cubanos, no los firmaba con su nombre; sino con su apodo: “Che”—ya Castro no hallaba donde ponerlo—y él mismo se dio cuenta, por lo que regresó a lo que conocía mejor: la violencia terrorista, y por ello [luego de entregarle a Castro una carta secreta a ser publicada en caso de su muerte, donde renunciaba a todos sus títulos y cargos revolucionarios cubanos]—recordemos que era argentino, de la Provincia de Rosario—se fue al entonces Congo Belga a “asesorar” a la columna guerrillera de Laurent Kabila—el padre del actual presidente del Congo—donde fue “sacado a palos” por los mercenarios surafricanos contratados por el dictador Mobutu Sese Seko—se salvó de chiripa y tuvo que ser sacado en secreto hacia Europa para que se recuperase de sus heridas—pero su natural desquiciamiento, lo llevó a irse a Bolivia, país que al tener fronteras con Brasil, Paraguay, Argentina, Chile y Perú, era según él “ideal” para crear un “Foco Guerrillero” que haría que la revolución hiciese metástasis desde allí hacia toda Latinoamérica. Pero allí encontró la muerte a manos del Ejército boliviano, hace cuarenta años; en 1967—y todos y cada uno de los movimientos guerrilleros que ayudó a inspirar, fracasaron militar y políticamente a manos de los ejércitos regulares y gobiernos de los países donde operaron, ni siquiera las FARC-EP colombianas; que aún existen, han podido interrumpir la sucesión pacífica de los numerosos gobiernos democráticos que han dirigido a Colombia, desde que ellas nacieron en 1964—ahora ya ni siquiera poseen realmente objetivos políticos; al estar demasiado ocupadas con sus negocios del tráfico de drogas, el secuestro y la extorsión mediante atroces métodos terroristas y Nicaragua; a pesar de haber recién electo al líder del Frente Sandinista de Liberación Nacional, como su actual presidente, tiembla al recordar los desastrosos once años (1979-1990), cuando los sandinistas, destruyeron las escasas estructuras institucionales que luchaban por crear en ese lugar de Centroamérica un verdadero país.
El “Petro-Foco Guerrillero” fundado en Caracas a partir de 1999, como consecuencia de la estupidez política—no del pueblo venezolano—sino de los cleptócratas adecos, copeyanos y masistas, ya tiene redactado su epitafio: todo el mundo; literalmente hablando, sabe que el petróleo tiene sus días contados, y la cuna mundial del liberalismo económico, le ha clavado un hacha—con mango y todo—al costillar de los últimos socialistas que registrará la historia, al usar su enorme poder económico para darle un mayúsculo impulso al desarrollo de este bio-combustible: el Etanol, que es un recurso natural renovable, a diferencia del petróleo y el gas natural—y que también va a ser forzosamente promovido por los 27 países que integran la Unión Europea—y creará una constantemente creciente cantidad de empleos permanentes, para los habitantes más pobres de todo país que se dedique a sembrar cosechas para la producción de etanol-combustible, tanto en las áreas dedicadas a las actividades agrícolas, como a lo largo de la cadena que va desde la fermentación y destilación de los insumos vegetales para convertirlos en etanol combustible, pasando por la cadena de transporte, distribución y comercialización—ya las reservas y los niveles de producción petroleros, no le meten miedo a nadie—mientras simultáneamente, el etanol es un Gasparín, que será bienvenido en todo el planeta, tanto por quienes necesitan fuentes de energía, como por quienes necesitan empleo y por quienes desean enriquecerse vendiendo combustibles.
Esto también lo saben Manuel Rosales y Demetrio Boesner de Un Nuevo Tiempo; Julio Borges de Primero Justicia, Felipe Mújica del Movimiento al Socialismo, Henry Ramos Allup, de Acción Democrática; César Pérez Vivas Y Sergio Omar Calderón de COPEI, y Antonio Ledezma de Alianza Bravo Pueblo, ninguno de quienes ha manifestado absolutamente nada sobre esta gigantesca oportunidad que tiene Venezuela para convertir en hechos las palabras de Juan Pablo Pérez Alfonso y Arturo Uslar Pietri: “Hay que sembrar el petróleo”, a pesar de que ven como todos los días el jefe del estado venezolano despilfarra nuestros hidrocarburos fósiles interna y exteriormente en su desquiciado intento por resucitar a Josif Stalin y mantener vivo a Raúl y a Fidel Castro.