Las armas de Chávez
Las masas desafortunadamente no reflexionan; generalmente sus componentes no tienen conciencia de su existencia personal producto de sus limitaciones educativas y culturales, su existencia personal suelen licuarla en el hipotético existir colectivo con la cual la seducen los tiranos, amedrentándolas, enardeciéndolas y/o azuzándolas hacia sus propósitos megalómanos de poder. Es esto precisamente lo que ha ocurrido con buena parte de la población más desasistida económicamente del país. Es esta práctica la que le ha funcionado hasta ahora a Chávez y a sus compinches políticos para que una parte significativa de los sectores populares, les acompañe en su aventura extremista de poder.
Ahora con los poderes ilimitados que le concedieron los diputados –todos sin excepción-, le permitirán a Chávez cambiar todos y cada uno de los aspectos de la vida política, económica, social y administrativa de Venezuela. Nada queda fuera del alcance irrestricto de su voluntad arbitraria, ni siquiera la vida particular del ciudadano. Chávez se diferencia de cualquier dictador clásico por su origen electoral y por cierta, aunque decreciente, libertad de expresión. Chávez con su nueva ley habilitante, se encargará suprimir las pocas libertades que aún nos quedan a los venezolanos.
Hugo Chávez ha utilizado en todo este tiempo, la violencia selectiva contra todo aquel venezolano o institución (La iglesia, CTV, otras) que ha intentado oponérsele a sus propósitos totalitarios de poder. Chávez hasta ahora, no asesinado periodistas y líderes disidentes, pero los ha enjuiciado y los ha encarcelado. Para llevar adelante sus objetivos de perpetuarse en el poder, ha contado con el control total y abierto del poder judicial, y de otras instituciones como: La Fiscalia General de la República, la Defensoría del Pueblo, y por supuesto, con los militares. Para ello, Chávez ha desmontado y destruido la estructura institucional democrática del país, y ha usado el componente de la violencia, el chantaje político y la trampa electoral, para impedir cualquier asomo de amenaza en sus propósitos dictatoriales.
Chávez ha contado igualmente con una oposición cobarde y complaciente que lo ha legitimado en dos oportunidades (el 31 de Octubre de 2004 en las elecciones regionales y el 03 de Diciembre 2006 con las presidenciales) Un sector de la clase dirigente de la oposición, ha preferido seguirle el juego electoral al régimen, que enfrentarlo con firmeza denunciando a la pandilla de canallas que desde el CNE, planificaron la trampa del Referendo Revocatorio Presidencial y las subsiguientes futuras elecciones. Esta estructura electoral tramposa, fue legitimada por un sector de la oposición con una actitud débil y cobarde el 03 de Diciembre, cuando paladinamente reconoció, que el CNE había llevado adelante unas elecciones transparentes. Veamos la siguiente afirmación; “se abrieron las cajas y se contaron las papeletas. Esos resultados reflejaron lo que decía la maquina de votación, y lo que señalaron nuestras exit poll, allí no hay espacio para construir mentiras, nos ganaron en buena lid”. (Manuel Rosales El Universal 06-12-06)
El venezolano común se siente hoy sin referencia política opositora, vigilado por el régimen a través del control computarizado de su hoja de vida (hoy el régimen sabe hasta el color de la pintura de labios, que usan las mujeres venezolanas), el anuncio de cierre de Radio Caracas Televisión (RCTV), la nacionalización de la CANTV y La Electricidad de Caracas crean una amenaza de carácter confiscatorio a la empresa privada, es decir, el miedo, los inmensos recursos petroleros que le permiten comprar conciencias, la cúpula militar y una oposición colaboracionista, calculadora y cobarde, son las armas que hasta ahora le han servido a Chávez, para someter al venezolano, mantenerse en el poder, e ir avanzando en su proyecto totalitario.