Los riesgos del financiamiento chino
Fan Yu, profesor de economía y finanzas del Claremont McKenna College de California, observó esta semana que “a diferencia de las compras de bonos del Tesoro de los Estados Unidos, los préstamos a Latinoamérica están asegurados por activos tangibles”, y advirtió que “si las empresas entran en default, China tomará los campos petroleros u otras propiedades- que son, en algunos casos, las únicas fuentes de valor para esos países”.
“El efecto es aún más exagerado para Venezuela, el cual está tan endeudado que prácticamente despacha petróleo gratis. Y debido a la reciente caída del precio del barril, el país está ahora mandando el doble de la cantidad que enviaba hace un año para servir la misma deuda”, agregó.
Nace el Fondo Chino
Lo que comenzó en noviembre del 2007 como una modalidad para evitar las aprobaciones y controles de la Asamblea Nacional, terminó convirtiéndose en el 2015 en compromisos de envíos de crudo a China, sin recibir un solo dólar a cambio y teniendo que enviar el doble de petróleo del que se mandaba en el 2014.
El mecanismo, el cual fue vendido como “una idea” del fallecido presidente Hugo Chávez, fue presentado a su regreso de una gira asiática, como un financiamiento y no como una deuda. Esto con el fin de financiar proyectos a corto plazo en las áreas de vivienda, automotriz, agrícola, eléctrica, tecnológica, transporte y comunicación.
Para administrar los fondos que llegaron de China, en un primer momento por 5 mil millones de dólares, el Gobierno de Chávez abrió el denominado “Fondo Chino”, que comenzó a administrar el Bandes.
Para el momento de la firma del acuerdo con el gobierno chino, el precio promedio del petróleo estaba en alza, y ya había cruzado la barrera de los 100 dólares al cotizarse en 102,56 dólares el barril. Para junio del 2008, el precio del petróleo alcanzó los 143,71 dólares el barril, el histórico más alto.
En el momento del mayor precio de petróleo
En ese primer semestre del 2008, los analistas más reputados proyectaban 200 dólares el barril para finales de año. Es en este contexto, cuando Venezuela recibía ingentes ingresos de dólares, fue que el ex presidente Chávez firmó el acuerdo de financiamiento con los chinos.
Las explicaciones sobre las bondades del mecanismo, obligaron al gobierno a explicar que se pagaría con envíos de petróleo. Con lo cual, la explicación de ser un financiamiento se transformaba en una venta de petróleo con pago por adelantado. Es decir, entrega a futuro.
Con el primer acuerdo se explicó que se extendería hasta el 2010. En el 2009, Venezuela solicitó nuevos aportes a China para pagarlos en el 2012. En el 2010, el país logra extender el lapso hasta el 2020, con la firma de un nuevo acuerdo.
Este último acuerdo con China, es de 20 mil millones de dólares, la mitad en dólares y la otra mitad en yuanes. Para pagarlo, se previó que Venezuela comenzara el trato enviando 200 mil barriles diarios. Cantidad recalculada en cada envío de acuerdo al valor de mercado del barril de petróleo.
Pago con petróleo
Es así como, valiendo el barril la mitad, Venezuela en este momento (2015) debe enviar no menos del doble. Para el 2011, Venezuela despachó hacia China un promedio de 319 mil barriles diarios. En tanto para el 2012 envió un promedio de 353 mil barriles diarios.
Venezuela ha estado cumpliendo la entrega de los despachos de crudo, con lo cual va amortizando la deuda. Aunque también está claro que se han estado recibiendo otros aportes por parte de China, en la medida que los precios del petróleo se ha venido deteriorando y el gobierno no consigue quien le preste para enfrentar los compromisos de pagos de los bonos, por una parte, y para compensar el déficit fiscal y el pago de las importaciones, por otra.
Economistas independientes han coincido, en estimar que los chinos han aportado entre 42 y 45 mil millones de dólares desde el 2007. Aunque, por la falta de estadísticas confiables, no se puede determinar con exactitud lo que se ha amortizado de dicha deuda.
Tampoco los economistas tienen claro cómo se han invertido estos casi 45 mil millones de dólares. Aunque en la misma medida que se ha ido reduciendo la asignación de divisas al sector privado, en el país se ha incrementando el comercio de autobuses, tractores, vehículos de paseo, electrodomésticos, herramientas, y hasta material bélico como aviones, vehículos de control de motines y armamento en general.
No se puede dejar de lado la construcción de obras de infraestructura y viviendas, cuya principal característica ha sido la importación de mano de obra china, como reiteradamente ha denunciado la Federación Nacional de Trabajadores de la Construcción (Fetraconstrucción).
Una nueva etapa
Con la caída de los precios del petróleo desde finales del 2014, Venezuela volvió a insistir con el gobierno chino un nuevo acuerdo. Esta vez por 10 mil millones de dólares, de los cuales Reuters informó a finales de marzo que llegarían 5 mil en abril. Otros 5 mil llegarían en junio, exclusivamente condicionado por los chinos para financiar proyectos petroleros de Pdvsa.
Esta condición última de los chinos, demostraría su gran preocupación por la poca capacidad de Pdvsa de mantener sus niveles de producción de crudo, y así poder pagar los préstamos.
Un problema de soberanía
Desde la nacionalización de la industria petrolera en 1975, la estatal petrolera estableció como una férrea política comercial, no hacer trueque y cobrar los despachos a precio internacional, sin descuentos, y pagados en efectivo en los lapsos de tiempo usuales del mercado.
Se consideró, en ese momento de la nacionalización, que la ejecución de esta política garantizaba el control de la industria. Lo que a su vez se estimó constituía un reforzamiento de la soberanía e independencia financiera de la nación.
Estas políticas implantadas en el negocio petrolero de Pdvsa, fue anulada cuando el gobierno de Chávez dio inicio al suministro petrolero en el Caribe. Las condiciones fueron todo los contrario: precios por debajo del mercado, a crédito y aceptando trueque hasta por frijoles, café y otros productos perecederos.
Cuando se firmó el acuerdo con los chinos, se amplificó esta política extraña al negocio del crudo. Por otra parte, y en cuanto la soberanía, habría indicios en que en el período anterior a la firma del acuerdo con los chinos (2003-2007), el gobierno venezolano habría proyectado algún tipo de acuerdo con el gobierno de China para permitir una base naval en alguna de las islas venezolanas. Una información que alarmó tanto a los Estados Unidos y a la OTAN.
Ante el riesgo de que esta base se otorgara, varios países desplazaron buques de guerras en islas caribeñas de habla inglesa, francesa y holandesa.
La especie tomó cuerpo, porque en esos años era frecuente ver en el aeropuerto de Maiquetía, la llegada y partida de numerosos oficiales chinos uniformados. Luego súbitamente, se habría desistido del proyecto y se cortó el flujo de militares.
Despliegue en Latinoamérica
La operación financiera de los chinos no se circunscribe única y aisladamente a Venezuela. Lo que puede asimilarse como un “alivio” para los venezolanos que tienen grandes reservas con respecto al verdadero interés del gobierno chino.
El profesor Fan Yu advirtió esta semana, que “China quiere apalancar sus inversiones para asegurar un vasto nuevo mercado para sus bienes y productos”, y de esta manera mantener sus altos índices de crecimiento económico.
Señaló el académico, que “la recesión en Europa y los cambios en los patrones de consumo en Estados Unidos, han bajado las exportaciones chinas en años recientes”. Lo que se traduce en que las fábricas chinas están produciendo por debajo de su capacidad y apilando inventarios de materias primas.
Por su parte, Enrique Peters, profesor de la Universidad Autónoma de México, señala que China es el mayor consumidor de materias primas del mundo. Por lo que Sur América resulta muy atractivo para ellos. Al punto de que, del 2000 al 2011, el 86% de las inversiones directas de China en Latinoamérica fluyeron hacia los sectores de energía y materias primas.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que el intercambio comercial entre China y Latinoamérica, creció de 12 mil millones de dólares en el 2000, a 289 mil millones de dólares en el 2013.
Otra política desarrollada por China ha sido asistir financieramente a los países latinoamericanos en momentos de crisis. Lo que se ha demostrado con Venezuela, y ahora con Brasil.
En el caso de la crisis financiera de Petrobras, provocada por el escándalo de corrupción, China acudió en su ayuda.
Este 1º de abril, China otorgó un crédito puente a Petrobras por 3 mil 500 millones de dólares. Una empresa, que debido al escándalo y su alto endeudamiento (120 mil millones de dólares), ha experimentado una caída de sus acciones en 53% en los últimos 12 meses.