Machu Picchu, un lugar mágico
Ir a Machu Picchu es una experiencia única y no dudamos en calificarla de mágica. Antes de entrar en conexión con ese sitio –construido por una civilización que desapareció, dejando solo sus rastros en piedra– te compartimos el poema de Pablo Neruda, “Alturas de Machu Picchu”, que empieza con este bello verso:
Madre de piedra, espuma de los cóndores.
Alto arrecife de la aurora humana.
Pala perdida en la primera arena.
Ésta fue la morada, éste es el sitio:
aquí los anchos granos del maíz ascendieron
y bajaron de nuevo como granizo rojo.
Aquí la hebra dorada salió de la vicuña
a vestir los amores, los túmulos, las madres,
el rey, las oraciones, los guerreros.
Pero más allá de esta pieza literaria, el propio viaje de Cuzco a Machu Picchu es una entremezcla de sensaciones, sobre todo si se va en el tren del Orient Express, que con su techo de vidrio permite ver la inmensidad del paisajes con sus grandes acantilados y la fuerza poderosa del río, que en la hondonada se desplaza con furia.
Sin embargo, nada se iguala con la primera vista del sitio donde hubo una importante ciudad de los incas.
Una vez dentro de la ciudad, no se sabe qué llama más la atención: si las increíbles ruinas o el paisaje que la rodea. Además, cuesta imaginar cómo se construyó esta ciudad en un sitio tan remoto y escarpado, y cómo desapareció la gente que lo habitaba.
Pero nada de lo que podamos describir puede transmitir el aura de este increíble sitio.
Por supuesto, para ir a Machu Picchu hay que salir de Cuzco, otra joya de nuestra América, a la que le dedicaremos su propio espacio en otro destino para visitar. Como muestra, acá les dejamos algunas imágenes que les pueden dar una primera vista a esa hermosísima ciudad del Perú: