América llega a su séptima cumbre
La Cumbre de las Américas, que tendrá lugar en Panamá los días 10 y 11 de abril, es la séptima de estas reuniones iniciadas en 1994 y la primera a la que asiste Cuba, que se encuentra en un proceso de restablecimiento de relaciones con Estados Unidos, que ahora mantiene una fuerte tensión con Venezuela.
La iniciativa de reunir a los gobernantes de los 34 países miembros activos de la Organización de Estados Americanos (OEA) -todos los americanos menos Cuba- para discutir políticas y buscar soluciones a los problemas regionales partió de Estados Unidos, durante la Presidencia del demócrata Bill Clinton (1993-2001).
El único precedente es una cumbre celebrada en Uruguay en 1961 para fortalecer la Alianza para el Progreso, una propuesta del fallecido presidente estadounidense, el también demócrata John Kennedy (1961-1963), y en la que participó Cuba, representada por Ernesto «Che» Guevara.
La primera Cumbre de las Américas se celebró en 1994 en Miami (Florida, Estados Unidos), donde se aprobaron dos documentos fundamentales: la Declaración de Principios y el Plan de Acción para el desarrollo y la prosperidad de las Américas.
Además, se estableció la meta de erradicar la pobreza mediante la creación del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), el mercado más grande del mundo con más de 850 millones de consumidores, que debía haber entrado en funcionamiento en 2005 pero no llegó a ver la luz.
En Miami se institucionalizaron estas cumbres, que se celebran cada tres o cuatro años, y en 1998 en Chile se encomendó a la OEA dar seguimiento al proceso entre una y otra y el soporte técnico a las reuniones ministeriales para desarrollar el Plan de Acción.
Hasta ahora se han celebrado seis cumbres ordinarias: Miami (1994), Santiago de Chile (1998), Québec (Canadá, 2001), Mar del Plata (Argentina, 2005), Puerto España (2009) y Cartagena de Indias (Colombia, 2012).
Asimismo, ha habido dos extraordinarias: una en 1996 en Santa Cruz de la Sierra (Bolivia), convocada para ratificar los acuerdos de la Cumbre de la Tierra (1992) de la ONU sobre medioambiente; y otra en 2004 en Monterrey (México) por iniciativa canadiense, debido a los cambios de Gobierno en muchos países.
En Miami se estableció que los grandes objetivos comunes de los países participantes serían el fortalecimiento de la democracia, la integración económica con libre comercio y el desarrollo sostenido.
En la II cumbre, en Santiago, se aprobó un plan con 27 iniciativas que hacía hincapié en la educación.
La siguiente cita, en Québec, fue la primera en la que Estados Unidos estuvo representado por el republicano George W. Bush, sucesor de Clinton en la Presidencia.
El resultado principal fue la introducción de la «cláusula democrática», según la cual toda alteración o ruptura del orden democrático en un país es un «obstáculo insuperable» en su proceso de integración.
Además, los participantes encomendaron a la OEA la redacción de la Carta Democrática Interamericana para la defensa activa de la democracia representativa, que fue adoptada en septiembre de ese mismo año en Lima.
Cuatro años más tarde, se celebró en Mar del Plata la cumbre más conflictiva hasta la fecha, aquella en la que el proyecto del ALCA entró en vía muerta.
Las negociaciones para crear la gran zona de libre comercio americana toparon con obstáculos desde el principio.
Primero fue la negativa del Congreso estadounidense a autorizar al Gobierno una «vía rápida» (‘fast track’) para negociar tratados comerciales y luego la dura postura de los países del Mercosur y de Venezuela en la reunión de Mar del Plata, donde Estados Unidos fracasó en su intento de reactivar el proceso.
El Mercosur y Venezuela se negaron a avanzar en la negociación si Estados Unidos y Canadá no eliminaban antes los subsidios a sus agricultores, y el entonces presidente de Venezuela, Hugo Chávez, que ya había manifestado discrepancias en Québec con la cláusula democrática, dio rienda suelta a su antagonismo con George W. Bush.
La V Cumbre, celebrada en Trinidad y Tobago, fue la primera a la que asistió Barack Obama como presidente estadounidense y desde ese mismo año propuso establecer una «alianza de iguales» a los otros participantes.
En ella no hubo resultados concretos y no se firmó la declaración final por discrepancias, como la ausencia de Cuba, los biocombustibles o la crisis económica mundial.
Cuba, suspendida de la OEA desde 1962 hasta 2009 pero que aún no se ha reincorporado al organismo, fue el centro de las tensiones previo a la celebración de la VI Cumbre, en Cartagena de Indias, a la que no asistió, pese a que los países de la ALBA amenazaron con no participar si la isla no era invitada.
Tras unas discretas pero intensas gestiones, el Gobierno anfitrión tuvo que comunicar al de Cuba que no podía invitarlo por falta de consenso entre los países participantes y la clara oposición de Estados Unidos.
En la cita, tampoco se logró firmar una declaración por las diferencias en temas como la inclusión de Cuba en las próximas cumbres y el apoyo a la soberanía argentina sobre las islas Malvinas.