Negativo futuro vislumbran las petroleras
En el último trimestre del 2014, el inversionista multimillonario Warren Buffet -según la clasificación de la revista Forbes el tercer hombre más rico del mundo- vendió la totalidad de las acciones que poseía en la ExxonMobil.
Igualmente, redujo su participación en ConocoPhillips, otra empresa petrolera dedicada a la exploración y producción.
Buffet, quien para ese momento se consideraba el accionista individual más importante de la Exxon, se deshizo con gran discreción de cerca de 4 mil millones de dólares en acciones. Lo que solo se conocería a mediados de febrero del 2015.
El precio del petróleo, entre julio y diciembre del 2014, pasó de poco más de 100 dólares a cerca de 50 dólares en diciembre. En ese mismo período, las acciones de Exxon cayeron desde 105 dólares la acción, a alrededor de 86 dólares.
Otro conocido inversionista, George Soros, también liquidó en el 2014 las acciones que poseía en la Exxon, y salió de la mayor parte de las acciones que acumulaba de YPF y Petrobras.
La pregunta necesaria es: qué están viendo estos dos exitosos inversionistas desde finales del 2014.
Para interpretar la decisión tomada por Warren Buffet podemos recurrir a sus principales citas, que son tomadas por otros inversionistas como “recomendaciones”.
Entre ellas, Buffet recomienda invertir considerando “el largo plazo”. Lo que nos induce a preguntarnos, que siendo el corto y mediano plazo muy negativo para el negocio petrolero, qué condiciones de mercado avista a largo plazo. ¿Será peor?
Pero no debemos engañarnos con la sagacidad de Buffet. Él también recomienda que se invierta en empresas consolidadas “que están infravaloradas por dificultades transitorias”, para lo cual se “deben aprovecharse los mercados a la baja”.
Como indicador para la toma de decisiones de compra, Buffet recomienda que el inversionista se centre en el retorno de la inversión, no en las ganancias por acción, y que se examine el nivel de endeudamiento de la empresa y los márgenes de beneficios. Recomendación que está en sintonía con el largo plazo.
Sin embargo, de las 20 recomendaciones conocidas de Buffet, llama la atención en este caso que él aconseja que “no se tomen seriamente los resultados anuales, sino los promedios de cuatro o cinco años”.
En los últimos cinco años el mercado petrolero estuvo al alza (aumentó el 33%), variando sostenidamente el precio desde los 75 dólares hasta poco más 100 dólares el barril. Este aumento se reflejó en las ganancias de las petroleras. Lo que tuvo como consecuencia la revalorización del precio de sus acciones.
Esto nos llevaría a la conclusión de que si bien la perspectiva sería buena, a mediano plazo -entre 3 y 5 años- lo que Buffet detecta y no dice, no es tan buena.
Por su parte George Soros, jugó a la venta de acciones de empresas petroleras de una manera menos discreta, lo que es coherente con su trayectoria y fama como inversor especulativo.
A mediados de noviembre del 2014, Soros informó a la Bolsa de Nueva York, que había vendido 17 millones de dólares en acciones de la estatal petrolera argentina YPF, aunque también anunció que se quedaría con un 3,4% del capital accionario de la empresa. Una decisión a medio camino de venderlo todo, pero que pudiera implicar un intento de manipulación del mercado, para luego comprar de nuevo acciones a un precio menor.
Factores claves
Ante de una caída de los precios del crudo en un 50%, el analista e inversionista Kal Telage resume la situación como producto de una “revuelta global” de efectos “tira y encoge” que pueden exacerbar la oferta y la demanda y tener efectos inmediatos sobre los precios.
También considera que la innovación tecnológica en EEUU está amplificando la producción (referido al petróleo del craqueo –esquistos- y perforación horizontal). Lo que alteró la perspectiva del mercado de la energía tanto positiva como desestabilizadoramente. Lo que sumado a la baja de la demanda, explicaría la caída de los precios del crudo en un 50%.
En cuanto a los factores geopolíticos, Telage advierte del rol de Arabia Saudita como “swing trader”, por una parte, y su cada vez mayor rol político-militar en el Golfo Pérsico, por otra.
Esta escalada del rol militar saudí, en el que rivaliza con Irán, tiene su impacto en los precios. Aunque estaría contrarrestado por el pacto de EEUU con Irán –alcanzado el jueves santo- donde aliviaría las sanciones y reabriría el mercado internacional al crudo iraní.
La crisis financiera mundial ha tenido desde el 2008, entre sus consecuencias, la caída de la demanda del crudo.
En el período 2005-2010 el consumo de petróleo en EEUU cayó en un 1,6%. En tanto en Europa cayó un millón 200 mil barriles diarios, y en Japón cerca de 900 mil. Sin embargo, la producción del petróleo del craqueo aumentada en los EEUU y los precios se mantuvieron.
Ahora que los precios del petróleo cayeron en un 50% y ha disminuido la demanda, se da la paradoja que se ha producido el mayor aumento en la producción de petróleo gracias a los productores del petróleo de esquistos.
La razón para ello es que estas empresas de nuevas tecnologías contrataron endeudamiento con la banca por más de 200 mil millones de dólares. Lo que les obliga a aumentar la producción –en la medida que bajan los precios del crudo- para poder cumplir con sus compromisos con la banca.
En esta circunstancia, vale la pena señalar que no es desacertado preguntarse qué sucede si se produce más petróleo del que se consume. En los EEUU ha venido incrementándose la capacidad de almacenamiento, para además, esperar mejores precios. En todo caso, el costo de almacenamiento ha caído a menos 50 centavos de dólar el barril. Un costo marginal, inclusive para el actual precio del petróleo.
El futuro
El indicador clave del mercado petrolero es el precio del barril de crudo. El auge o caída de los precios marca la vida de las empresas, sus acciones y sus beneficios. Las estadísticas confiables de precios lleva ya más de un siglo.
Al graficar esas cifras, encontramos que el mercado petrolero experimenta ciclos de incrementos o desmoronamiento de los precios. En cada ocasión como consecuencia de factores externos a la actividad propia de la exploración, producción, refinación y comercialización.
Sin embargo, la fluctuación de precios al alza o a la baja, tiene efectos sobre otros sectores de la economía global. Siendo el impacto sobre la banca una de las consecuencias menos advertidas por los analistas.
La caída de los precios, por ejemplo- afecta la liquidez de la banca por la cual pasa el flujo de capitales provenientes de la factura petrolera. Cada vez que los precios caen drásticamente, los bancos se ven afectados doblemente.
Por una parte, baja la liquidez por que deja de fluir el dinero. Por otra parte, los países productores, ante esta baja, se ven obligados a retirar su depósitos -que forman parte de las reservas- para cubrir el violento déficit fiscal de sus economías.
En la crisis financiera de mediados de los años 90, en llamada crisis de los bonos basura, se estimó que gracias a este doble efecto, en los grandes bancos hubo una corrida superior a los 600 mil millones de dólares, por lo que tuvieron que afrontar graves problemas de liquidez.
Ahora, con 200 mil millones de dólares en préstamos a nuevos productores de petróleo, la banca deberá aplicar esquemas de re ingeniería financiera.
En todo caso, los analistas pesimistas estiman que todavía los precios no han tocado fondo. Piensan que el precio del barril pueden llegar de 25 a 35 dólares.
Los analistas más optimistas, consideran que va haber un rebote de precios – que el miércoles santo cerró en 50,09 dólares el barril- con lo que a finales de año pudiera de nuevo alcanzar los 70 dólares.
Por su parte, los análisis conservadores proyectan que ese precio de 70 dólares el barril no se alcanzará antes de finales del 2017.
En este caso y mientras tanto, empresas como Chevron y Exxon deberían apostar a reducir sus gastos, vender sus negocios que no tienen que ver con su razón de ser principal, y hacer crecer su flujo de caja.
En Venezuela
Los 30 millones de venezolanos, a diferencia de Buffet y Soros, no pueden vender la cuota parte de acciones de PDVSA que le corresponde aunque se estime que el futuro del mercado petrolero será negativo. Ni siquiera el Gobierno podría hacerlo. Los venezolanos deben continuar con la estatal petrolera.
Sin embargo, eso no quita que se apliquen medidas similares a las recomendadas por los analistas para Exxon y Chevron: reducir gastos, deshacerse de actividades que no tienen que ver con petróleo, para hacer crecer su flujo de caja.