Felipe González contra Nicolás Maduro
El expresidente del Gobierno español Felipe González ha decidido defender a los venezolanos Leopoldo López y Antonio Ledezma. González es abogado, pero su función será, esencialmente, de carácter político. Lo van a acompañar en su tarea otras personalidades como el brasilero Fernando Henrique Cardoso, el chileno Ricardo Lagos y los uruguayos Julio María Sanguinetty y Luis Alberto Lacalle, todos prestigiosos expresidentes.
Felipe González ha sido el político español que más tiempo ha estado en el poder de manera continuada en épocas democráticas: casi 14 años. Su esfuerzo por ayudar a Leopoldo López y Antonio Ledezma llega tras el fallido intento de visitarlos en la prisión que hicieran los expresidentes Andrés Pastrana de Colombia y Sebastián Piñera de Chile.
¿Tendrá éxito González en lo que fracasaron otros expresidentes?
Felipe González piensa que, como él va en su condición de abogado y no como un visitante ocasional, el régimen de Nicolás Maduro le franqueará las rejas de la cárcel, y si no lo hace pagará un alto precio en la opinión pública internacional.
Yo no estoy muy seguro de que eso suceda, porque el régimen de Maduro tiene poco respeto por el peso de la opinión pública internacional; pero creo que el solo intento de representar a los presos políticos venezolanos posee un enorme valor para divulgar cuanto ocurre en Venezuela.
Y el momento elegido es especialmente notable. Dentro de un par de semanas habrá una cumbre internacional en Panamá y el tema venezolano estará muy presente porque el Gobierno de Barack Obama ha declarado que ese país es peligroso para la seguridad de Estados Unidos.
Presumiblemente, el presidente o la delegación de EEUU hablarán del tema, pero lo probable es que Maduro responda o utilice para ello al coro de Unasur, la Celac o los países de ALBA.
Nicolás Maduro, con la ayuda de los petrodólares, la copiosa corrupción que se evidenció con los maletines llenos de dinero ocupados en Buenos Aires, y los envíos de petróleo a las islas del Caribe y los países centroamericanos, ha conseguido crear un circuito de apoyo internacional, o de silencio, que seguramente utilizará en su beneficio.
Es en medio de este panorama que Felipe González y sus amigos expresidentes, aunque no vayan a Panamá, van a dar la batalla. Están haciendo un gran servicio a la democracia venezolana, aunque no deja de ser una vergüenza que los mandatarios reales, los que están en el poder, se mantengan callados. Esa sí es una imperdonable traición a los principios.