Apuesto que a que no pasa nada
Por años trabajé haciendo informes comerciales. Consistían en la evaluación de una persona natural o jurídica con la cual se llevaría a cado algún tipo de negociación. La visión “capitalista” del comercio se resume en una lapidaria frase: Piensa mal y acertarás.
El presidente, no Venezuela se vanaglorió de haber logrado la sede para la Copa América. Se desembolsan ingentes sumas de dinero en la construcción de los campos deportivos, llevándose el de Monagas a un aforo de 50.000 personas que con toda posibilidad se convertirá en un mamotreto como el de Barinas, destinado a unos pocos deportistas diarios y a alojar damnificados.
Por supuesto, como todo gobierno con mentalidad sub desarrollada, no se planifica una estrategia para implementar una logística adecuada. No tengo idea cuanto es el valor del total de las entradas que se le entregaron a la empresa hoy acusada por el gobernador de Monagas pero cabe hacer preguntas.
¿A título de que se le entregó ese negoción a la empresa de marras?
¿Cuáles fueron los recaudos que se le exigieron para asignarle la operación?
¿Cuánto es su capital pagado?
¿Cuál fue el aporte de bienes para conformar el capital?
¿Quiénes son los accionistas?
¿Se conocen sus antecedentes personales y comerciales?
¿Se exigieron análisis financieros debidamente auditados?
¿Se exigió una fianza? Porque de ser afirmativo ¿Se exigieron del fiador los recaudos citados en interrogantes anteriores?
Y por último ¿Hubo alguna especie de licitación?
Los requisitos antes señalados son el mínimo exigible. Pero como el capitalismo es malo, tal vez no se siguieron las normas de este para llevar a cabo cualquier negocio y se le dio el negocio de la venta de entradas a cualquier cooperativa o en el peor de los casos a un amigo rojo rojito.
¿Cree el gobernador de Monagas que demandando logrará algo? Ocurrirá solo en el caso de que exista un contrato previo con cláusulas penales, garantías, etc. porque en caso contrario el gato se quedará sin comer ratón. La única manera de lograrlo es torciendo la justicia para lograr sentencias que castiguen al incumplidor. Creo que en nuestra legislación no existe una pena para aquellos, que como en el caso de la vendedora de boletos no los entregue a tiempo. La única vía para lograr algo es el que vendiese las entradas y se hubiese apropiado del dinero, circunstancia que creo no está presente.
Apuesto que a que no pasa nada….