Mr. Obama, The White House
Mr. Obama, ayam raiting tu yo to tell yu dat yu ar muy malo. ¿Qué cosa es esa de invadir nuestro biutiful contri, de la espuma, de las garzas, de las rosas y del sun?
¿Cómo se le ocurre pensar mal de nuestros honrosos funcionarios, que si sacaron, metieron y trasladaron dinero fue todo por el bien de nuestro país? Aquí ningún funcionario se coge nada. La ética socialista no se los permite. Ladrones son los que crea el capitalismo, donde hay bastante money para robarse. En el socialismo, como dijo Churchill, nos repartimos la pobreza por igual. Somos solidarios, pues. Usted está juzgándonos, como decía mi grandmother, por su condición. Cree que nuestros intachables, decentes y honestísimos funcionarios se robaron los reales como ustedes los gringos hicieron en 2008 con el cuento de la bubble inmobiliaria, ¿se acuerda, o tengo que contarle el cuentico otra vez? Porque ése era uno de los temas de la Mission Ribas y lo tengo bien fresquito.
De manera que le digo sin temor a equivocarme le digo que puede usted congelate todos los fondos que tengan nuestros funcionarios allá porque estoy segura de que ninguno de los acusados tan injustamente por su gobierno –ni ningún otro- tiene dólares americanos y mucho menos cuentas allá en el imperio. Como dijo mi comandanta ministra Iris Varela, «aquí ganamos en bolívares y no necesitamos dólares».
Pero hay más: encima de que usted, Mr. Obama, sale con esta historia de que somos peligrosos, en España montan otro escándalo para desprestigiarnos. Hasta inventaron un chiste: diga dónde está la capital de Venezuela y la respuesta no es Caracas, sino un Banco de Andorra. Respetation, por favor, porque debo decirle, Mr. Obama, que usted está equivocated. Me imagino, como ya le dije, que juzgará por las cosas que pasan en su país imperialista, expansionista y capitalista, pero yo lo invito a que welcome to el socialismo del siglo XXI para que aprenda cómo se gobierna un país y se aprenda la canción que dice «así, así, así es que se gobierna» y pueda gobernar a su país igual que el nuestro hasta que termine su mandato. Así podrá salir con la cabeza en alto y sus nietos dirán que su abuelo inició una revolución bolivariana, socialista y chavista donde lo único que había era un capitalismo asqueroso y olía a azufre por todas partes. Y aún cuando usted se haya muerto, todos dirán emocionados «Obama vive, la lucha sigue».
Usted, Mr. Obama, no sabe lo que es un pueblo bravo, digo, un bravo pueblo. (Bravo de valiente). Nuestro ejército libertador cruzó los Andes para liberar de otro imperio a nuestros países, no se equivoque. Aquí, si usted decide invadirnos, se va a encontrar de frente con Santa Claus (se llama Nicolás), con Godgiven (le aseguro que nadie en el imperio se llama así), con Jesse (pero no Jesse James), con Vielma Blackberry y con nuestra Fuerza Armada y las milicias, éstas últimas con mujeres tan elegantes que le aseguro que ninguna gringa militar se viste con cartera de Gucci y zapatos de plataforma mientras está en servicio. Así que mosca.
Allá ustedes tendrán sus Navy Seals, pero nosotros aquí tenemos nuestras focas autóctonas, que dicen «uh, ah» y aplauden como nadie. Ellas se encargarán de aupar a nuestros hombres y mujeres, adolescentes y adolescentas, hasta niños y niñas si fuera necesario, porque como dijo nuestro comandante Fidel, nosotros los venezolanos estamos «listos para dar hasta la última gota de su sangre por la patria». Y yu, Mr. Obama, se preguntará por qué Fidel manda en Venezuela, y yo le digo que hay pueblos good y pueblos bad, y nosotros solo dejamos que los good nos manden.
Así que ya sabe, Mr. Obama, usted no parece afrodescendiente como nosotros los venezolanos. Usted parece un republicano de uña en el rabo. Si decide invadirnos aquí se encontrará con nosotros de frente.
- Si puede, tráiganos leche, café, azúcar, preservativos, harina de maíz y de trigo y todo lo que le quepa… Y si sus marines se asustan cuando vean el despliegue de nuestro poderío bélico, dígales que pueden lanzarlos en paracaídas.
@cjaimesb
Me gusta.
Jejejeje lo de «Godgiven» no tiene precio