Reelección exclusiva y razonamiento
No hay forma de justificar con razonamientos que es “necesaria” una reforma constitucional que permita la reelección, ¿indefinida o continua?, exclusivamente para el presidente de la república. Nuestro Líder ha declarado que Él personalmente va a convencer a los venezolanos de la necesidad de la reforma y a estas alturas del partido, después de ocho años de convicciones, uno ha aprendido a respetar la capacidad de persuasión de nuestro Mesías, aunque su método argumental predilecto sea la repetición. Pero cuanto más vueltas le doy a la cabeza más me convenzo de que es imposible que se pueda argumentar a favor de la reelección exclusiva para un solo cargo de elección popular.
El problema radica en que aquella regla de la salsa del pavo y de la pava resulta demasiado contundente. El propio Patriarca se enreda cuando comienza argumentar y dice que el derecho es del “pueblo soberano”, porque todo lo que dice, palabra por palabra, es aplicable a alcaldes, gobernadores y a cualquier otro cargo cuyo nombramiento sea potestad del “pueblo soberano”, aunque sea el de presidente de una junta de condominio. No hay forma de justificar lo contrario sin caerle a palos a la lógica más elemental.
El domingo en su show dominical el Esclarecido culminó una gigantesca lista de sueños, de esos que nos pretende vender para renovar nuestras ilusiones, con mapa del país y ejes de desarrollo incluidos, diciendo: “Por eso es que yo me quiero quedar, para ver culminado todo esto”. Pretendiendo que la Presidencia de la República está hecha a la medida de sus delirios. Casi nos podría decir que se quiere quedar hasta ver un país sin delincuencia o sin niños de la calle.
Pero el argumento de los pavos sigue siendo apabullante ¿Es que acaso los alcaldes y los gobernadores no sueñan? Lo más triste del asunto es que, por encima de toda lógica, la reelección exclusiva del Presidente es una decisión tomada, la reforma constituyente es una construcción personal del Supremo, salida de su puño y letra en largos trasnochos iluminados, y eso no se discute, aunque sea tan absurdo que el solo exabrupto de plantearlo debería ser argumento suficiente para que la corte suprema le pidiera la renuncia por incapacidad para discurrir ordenadamente.
Lo más triste es que ahora nos tendremos que calar a todos los brillantes revolucionarios del aplauso y el ¡Uh ah! justificando lo injustificable, con cara seria y aires de sapiencia. Oiremos que para un alcalde bastan dos períodos pero para la presidencia no, que la obra monumental de construir el socialismo requiere un liderazgo fuerte y quizá algún aspirante al mecate de oro nos diga que nuestro Paladín es un enviado de Dios y lo necesitamos. Esas retahílas las vamos a escuchar con abundancia mientras la revolución cumple con todos los pasos que dicta la parafernalia socialista, a la que le gusta avanzar con la legalidad por delante: Discusión y aprobación por la asamblea, convocatoria a referéndum y todos los pasos consiguientes.
Por fortuna las encuestas están diciendo a gritos que los venezolanos razonamos mejor que nuestros líderes y que no hay forma de que nos metan ese strike de la reelección indefinida. La simple soberbia y autoritarismo con que se está redactando nos advierte que es un camino directo a la dictadura (y yo diría que a la monarquía). Los venezolanos vamos a demostrar que no es posible manipular unas elecciones contra la voluntad del 90% de la población.