Reforma constitucional: entre la 5ta. y el 7mo
La defensa de la institución castrense no abona al consabido militarismo de ultraderecha, sino a la necesidad de preservar una entidad que forma parte del Estado y está al servicio de toda la Nación, factor decisivo para la seguridad de absolutamente todos los venezolanos. Y es que el socialismo campamental en el que nos encontramos, pretende confiscar a la Fuerza Armada Nacional en beneficio exclusivo de los sectores dirigentes del Estado, no precisamente caracterizados por el estoicismo y el convencimiento proletarios.
La desespecialización, desprofesionalización, desmilitarización y ultrapartidización de lo que ha de ser la comuna o la junta comunal armada, consagrando a su comandante en jefe, ha de ser importantísimo motivo de inquietud y angustia para el resto de la sociedad desarmada, sobreviviente y pacífica. La directa constitucionalización de las milicias, a la que –simplemente- no se atrevió el constituyente de 1999, abonará a su indirecta perfección mediante las leyes ordinarias que regirán al medio castrense y, a pesar de los papeles que el Presidente Chávez lamentablemente le asignó para reprimir la disidencia en años anteriores, la Guardia Nacional cuenta con un sentimiento de respaldo del pueblo ciudadano que la desea como una referencia institucional, honesta, eficaz y democráticamente consecuente.
El fundamentalismo bolivariano, en la consabida, inventariada e interesada versión ayatólica, será pieza retórica esencial en el desdibujamiento de la institución armada. Descontextualizar y colocar nada más y nada menos que una cita de El Libertador en el artículo 328 constitucional, con olvido deliberado de otras, constituye una osadía que seguramente conmoverá la tradición constitucionalista del mundo. Y, así como la noción y figura de la propiedad privada quedará en manos de los ulteriores reformadores del Código Civil, las leyes inherentes a la Fuerza Armada Nacional y a todo cuanto existe dentro o fuera de la órbita estatal, sucumbirán a los desmanes jurídicos y políticos de un régimen que reforma la constitución como dispositivo de prevención de un dramático colapso.
Con la constituyente derivada, el pueblo será un elemento más del Estado y éste, purgado selectivamente, parirá medios y mecanismos (que no, instituciones) orientadas a reforzar el poder real y el culto a la personalidad presidencial. No le ha bastado a Hugo Chávez profundizar en su carácter o condición de Comandante en Jefe, disponer de una declaratoria de Estado de Excepción a la que no ha apelado por las inmensas atribuciones de las que ya dispone, pero no olvida la posibilidad de nombrar sendas Autoridades de Contingencia y hasta de decretar Regiones Militares Especiales (artículo 16), como si no supiéramos que ha ocurrido con las zonas de seguridad militar o qué opinan los vecinos de la Plaza Madariaga al oeste, en contraste con los de la Plaza Altamira al este de Caracas.
Hay que motivar una discusión sobre tan delicada materia e insistir en la necesidad de extender los planteamientos opositores entre la oficialidad, suboficialidad y tropas profesionales de la entidad castrense, mediante los principios y mecanismos públicos, institucionales y democráticos. De seguir las pautas engañosas de la propaganda oficial, todos los venezolanos de buena voluntad estamos entre la 5ta. Columna y el 7mo. de Caballería, dispuestos a hacer patria democrática.
ENUNCIADOS:
Kyoto:< interesante el texto de días pasados sobre el Protocolo de Kyoto de José Toro Hardy. Recordamos que, al denunciar la tardanza del gobierno en suscribirlo, a pesar de sus cínicas denuncias, tuvimos ocasión de estudiar un poco el asunto de la compra-venta de cuotas de oxigenación. Por entonces, era prematuro indagar sobre el mercado de bonos en Venezuela, a propósito del Protocolo. Sin embargo, hoy no hay información del gobierno venezolano en torno a tan importante mercado de bonos…
El intérprete derribado: imaginamos que buena parte de los actuales parlamentarios no tienen fácil acceso al Presidente Chávez y a sus más cercanos colaboradores. Y, entre éstos, hay un reducido elenco de intérpretes de la voluntad presidencial, en el que destacaba Francisco Ameliach. Al suscribir una carta como la ya consabida y de tan ordinaria significación en los partidos que admiten la democracia interna, no adivinaron que los rivales del oficial retirado, parlamentario y antes todo poderoso líder del partido gubernamental, políticamente lo ametrallarían, pudiendo compartir una suerte semejante. Por si fuera poco, el caso Ameliach está en manos de dirigentes que son –todo a la vez- gobernadores y jefes parlamentarios, además de prominentes burócratas del partido…
Reforma y socialismo: además de las acostumbradas violaciones, el régimen es socialista (a su modo), desde hace rato. La Constitución de 1999 es un detalle publicitario para acusar al resto disconforme de la sociedad venezolana de “golpista”…
Control social de los partidos: o control de la opinión pública. Indispensable para saber qué hacen por dentro y por fuera para luchar contra la reforma constitucional. Además del activismo real de la dirigencia, es necesaria una firmeza de convicciones. Los socialcristianos de Lagunillas (estado Zulia), por ejemplo, han celebrado un taller sobre la reforma para afinar un tríptico explicativo que espera una gran difusión. No dudamos que hay, entre el elenco gubernamental, organizaciones que trabajaron y trabajan las ideas a pesar de sus urgencias prebendarias, como Podemos, PPT y PCV. ¿Y qué agregaríamos respecto a las entidades de oposición?…