Las opciones III
(%=Image(8364515,»L»)%) En dos artículos anteriores, “Las Opciones (%=Link(«http://analitica.com/va/politica/opinion/5430341.asp»,»I»)%) y (%=Link(«http://analitica.com/va/politica/opinion/9505307.asp»,»II»)%) ( describí las alternativas de la oposición ante el proyecto de nueva Constitución del régimen y analicé la opción de no acudir al referendo. Concluí que de escoger este camino, debería justificarse por razones éticas: hay principios de la democracia que no se negocian y que no están sujetos a decisiones electorales de una mayoría circunstancial. Sugerí también que el problema constitucional no debería hacernos olvidar la corrupción galopante y la ineficiencia del régimen a punto de hacer crisis.
Para cerrar este ciclo debemos analizar la opción de acudir a un referendo aprobatorio de una nueva Constitución.
Lo primero que habrá que asegurar es que la ciudadanía conozca a fondo las gravísimas consecuencias que le acarrearía a cada uno la aprobación de lo propuesto por Chávez. Hecho esto habrá que decidir si, ante el evidente ventajismo del régimen y el secuestro que mantiene sobre los poderes públicos, los ciudadanos pueden derrotar electoralmente al régimen y si, ante una derrota, Chávez aceptaría los resultados a pesar del evidente debilitamiento que esto le provocaría a su gobierno y a su popularidad.
Para algunos estas dificultades son superables por cuanto el régimen no podrá manipular a perpetuidad los resultados electorales a su favor, sobretodo si la diferencia en su contra es avasalladora como pudiera ser el caso del referendo aprobatorio de una nueva Constitución. Más aún, si la oposición logra que la “reforma” se vote de manera desagregada, sin duda que sería dable esperar que algunos artículos no sean aprobados. Si estos fuesen los más críticos para el régimen, aunque otros fuesen aprobados, Chávez sufriría una derrota política importante.
Acudir a un proceso electoral es parte de un proceso democrático y la cultura del pueblo venezolano está orientada en esa dirección. La comunidad internacional se sentiría más cómoda con una oposición que jugara convencionalmente a la democracia.
Todas estas razones y otras más pueden esgrimirse para acudir al referendo y deben respetarse, sin utilizar la fácil descalificación personal e institucional tan en boga hoy.
Sin embargo, en mi opinión, la decisión de acudir o no al referendo constitucional se basará en razones de pragmatismo político.
En este sentido, antes de tomar cualquier decisión (de no ser la ética) habrá que hacerse las siguientes preguntas:
– ¿Cuál decisión (acudir o no) tiene la posibilidad de agrupar al mayor número de opositores?
– ¿Cuál decisión contribuirá en mayor grado a debilitar al régimen en el año 2008, signado desde ya por una grave crisis económica y social?
– ¿Cuál decisión, ante un posible triunfo de Chávez en el referendo, deja a la oposición en mejor situación para continuar la lucha contra las imposiciones del régimen?
Preguntas estas que no es posible responder todavía sin asegurarnos primero:
1. Que toda la población conozca en detalle el fondo de lo que el régimen propone. 2. Que la oposición pueda tomarle el pulso a una opinión pública debidamente informada sobre cuál de las opciones agrupa a la mayoría. 3. Que las encuestas indiquen el verdadero grado de rechazo que tiene la reforma constitucional 4. Que se pueda estimar el número de ciudadanos que, víctimas de la presión oficial se abstendrán de acudir al referendo o votarán en contra de sus convicciones.
La discusión sobre acudir o no al referendo debe ser diferida y una campaña de divulgación del nefasto contenido de la reforma, iniciada de inmediato.
