Las subidas y bajadas del Barcelona y el Real Madrid
Barcelona
El fútbol como estado de ánimo, la teoría de los vasos comunicantes y la crisis del puente aéreo. Todo ello reunido para explicar el arriba y abajo que Barcelona y Real Madrid protagonizan desde siempre y que impide que los buenos periodos de ambos equipos coincidan, como se está viviendo de nuevo ahora.
Dieciséis jornadas después, el Barcelona ha recuperado el liderato liguero. El Real Madrid, que tenía una inercia imparable que le llevó a ganar el Mundial de Clubes en diciembre, está con muchas dudas y todo se refleja en los estados de ánimos, en los goles que ya no marca Cristiano Ronaldo y en la crítica velada al entrenador.
Ahora es el Barsa el que manda. Tiene un punto de ventaja, pero parecen muchos más. Es el equipo de Luis Enrique el máximo goleador y el mínimo goleado, el que tiene mejor diferencia de goles, y su tripleta de delanteros (Messi, Neymar y Suárez) ya supera en goles a la denominada BBC (Benzema, Bale, Cristiano) madridista.
Todo ha cambiado con el inicio del año. ¿Quién daba algo por el Barsa tras aquella decepcionante derrota en Anoeta en el primer partido de 2015? Aquel día en el que se incendió todo, el presidente Josep María Bartomeu convocó elecciones para finales de temporada y se airearon las diferencias entre Leo Messi y su entrenador.
¿Qué ha pasado desde entonces? Pese a las críticas sobre la falta de brillantez del juego de los azulgranas -la eterna comparación con la época dorada del Barsa de Guardiola-, los barcelonistas han salido adelante a base de la descomunal pegada de sus delanteros.
Messi parece otro, Luis Suárez se asemeja cada vez más al tipo que conquistó la ‘Bota de Oro’ con el Liverpool y Neymar es una versión mejorada de aquel jugador que llegó como gran promesa y que se ha consolidado.
En total 54 goles en Liga entre los tres. Treinta de Messi, que ha igualado a Cristiano en el ‘pichichi’, y ha superado a Zarra en el número de tripletes conseguidos (32) con el firmado ayer ante el Rayo Vallecano.
Suárez, en el cómputo total de las competencias, ha marcado 13 goles y repartido 14 asistencias en 26 partidos Y Neymar, sancionado ante los vallecanos, volvió a recuperar su voracidad para conducir hace unos días al Barsa a la final de Copa tras un doblete en el campo del Villarreal.
A esa primera final de la temporada y el liderato en solitario, el Barcelona puede presumir de tenerlo todo a su favor para clasificarse para los cuartos de final de la Champions (1-2 ganó en la ida al City en Manchester), aunque siempre está en función de sus desconexiones.
Ese el único y gran inconveniente de los azulgranas esta temporada, aunque cada vez estas desconexiones son más espaciadas en el tiempo, el Barsa se ha complicado en partidos teóricamente sencillos, como aquella derrota en casa ante el Celta o la última vivida en el Camp Nou frente al Málaga.
Fiable atrás y contundente delante, los azulgranas han perdido el sello de excelencia que le ofrecían sus centrocampistas para dar paso a otra versión. Ahora, en ocasiones, los goles esconden otro tipo de fútbol, pero mientras la pelota continúe entrando, todo estará en orden.
Ahora el clásico que ambos equipos jugarán el 22 de marzo en el Camp Nou cobra una nueva dimensión. Es el Barsa el que depende de sí mismo y además afrontará el partido en casa.
Hasta finales de temporada, los azulgranas viajarán a los campos del Eibar, Celta, Sevilla, Espanyol, Córdoba y Atlético de Madrid; y recibirán en casa al Real Madrid, Almería, Valencia, Getafe y Real Sociedad para finalizar el campeonato en casa ante el Deportivo de La Coruña.
Doce partidos de Liga, la final de Copa y los que queden de Champions. Esa es la hoja de ruta de los azulgranas que si son capaces de continuar con esta velocidad de crucero, pueden superar las mejores expectativas en una temporada que se adivinaba de transición.
La campaña se inició con un nuevo entrenador, la sanción de la FIFA que impide fichar hasta enero de 2016, el caso Neymar que le ha valido la imputación del presidente Bartomeu por delito fiscal y la convocatoria electoral.
Aventurar cómo acabará es un arcano. ¿Con éxitos? ¿Con un nuevo presidente? ¿Tal vez con un nuevo entrenador? La clave está en la tiranía del balón y en si decide traspasar la línea de gol.
Todo lo demás pertenece al mundo de los estados de ánimo y el que ahora está de subida es el de Leo Messi, que anda disparado desde que no pudo ganar el ‘Balón de Oro’. Desde entonces, los vasos se comunican. Uno arriba y otro abajo. Barça y Madrid, la misma historia de siempre.