La Unión Internacional de Ciclismo cómplice en dopajes
El estudio, elaborado por tres miembros de la llamada Comisión Independiente para la Reforma del Ciclismo (CIRC) después del escándalo de Lance Armstrong, concluye que el tejano usó su influencia con los dirigentes de la UCI para tapar casos de dopaje.
Al tiempo, señala que el sistema emanado de aquellos años, aunque con modificaciones, sigue estando en marcha y que el dopaje sigue siendo habitual en el pelotón.
El informe indica que “muchos aspectos han mejorado” en la lucha contra el dopaje en el ciclismo, pero señala que este sistema “se mantiene en el pelotón aunque de forma menos endémica que en el pasado”.
“Muchos individuos, equipos y personal de los equipos hacen lo posible para participar en un deporte sin dopaje (…) pero la cultura del dopaje continúa existiendo en el ciclismo”, indica.
Es, según la CIRC, un dopaje diferente, que permite una ganancia de rendimiento de entre el 3 % y el 5 %, frente al 10 % y el 15 % de los años de Armstrong.
“El dopaje está extendido, aceptado por una mayoría de los participantes”, afirma la CIRC, que ha interrogado a 174 personas, dirigentes de equipos, directores, ciclistas en activo y retirados, periodistas y patrocinadores, además de los tres últimos presidentes de la UCI (Brian Cookson, Pat McQuaid y Hein Verbruggen).
Este último aparece como el cerebro del sistema puesto en marcha desde su llegada al frente de la organización en 1991 y que llevó a ocultar el mecanismo de dopaje puesto en marcha por Armstrong para beneficiarse del tirón del estadounidense en su país.
McQuaid, su sustituto, nunca pudo abandonar su influjo y mantuvo las mismas prácticas, señala el informe.
La CIRC, sin embargo, no ha podido establecer la relación directa entre las donaciones de Armstrong a la lucha contra el dopaje y las ocultaciones del mismo, por lo que reconoce no tener “ninguna prueba de corrupción”.
Sin embargo, el informe revela cómo en algunos países los corredores pagaban a los trabajadores de la UCI para no ser controlados, el director de la Unidad Antidopaje de la UCI, Lon Schattenberg, alertaba a los equipos de los nuevos sistemas de detección y la UCI aceptaba autorizaciones terapéuticas maquilladas para el uso de dopantes.
Los avances en la lucha contra el dopaje han obligado a los “tramposos” a mejorar sus prácticas, según el informe, que señala que hay obstáculos para mejorar la lucha, como la debilidad financiera de los equipos, que les aconseja no asustar a los patrocinadores, los entrenamientos en solitario de algunos ciclistas, que dificultan su control, o la persistencia de individuos de la anterior etapa.
Es el caso del doctor español Eufemiano Fuentes -actualmente en América del Sur- o el italiano Michele Ferrari, que fue el preparador del tejano.
“Es difícil para el deporte cambiar mientras individuos que han corrido durante la era del dopaje sigan teniendo una fuerte influencia”, señala.
El uso de “microdosis” de productos dopantes, más difíciles de detectar, y de nuevos productos, como los medicamentos para oxigenar los músculos, las terapias de ozono, las formas artificiales de testosterona o las combinaciones de tranquilizantes y antidepresivos, son algunas de las prácticas que describe la CIRC.
Sin olvidar que “en respuesta a las mejoras en la lucha contra el dopaje, las trampas técnicas aumentan, incluido el uso de motores en los cuadros de las bicicletas”