Patriótico llamado a la acción
Es posible que todavía una pequeña minoría de venezolanos desconozca la naturaleza de la propuesta constitucional presentada por Hugo Chávez. Todos deben acceder a ella. Los medios de comunicación, así como las organizaciones políticas y sociales, deberían redoblar el encomiable esfuerzo de difusión hecho hasta ahora para ayudar a un mejor entendimiento del tema. Pero no tengo la menor duda con relación a las elites políticas, económicas y sociales del país. Todos saben de lo que se trata. Hay conciencia creciente con relación a lo que estamos a punto de perder a cambio de una monstruosidad como jamás se ha vivido en esta parte del mundo. Sabiendo que el mundo libre está perdiendo a Venezuela y nosotros la patria, la libertad, la seguridad personal y familiar, nuestras propiedades y los derechos fundamentales que hacen posible la vida con dignidad, discuten hasta el infinito lo que debería estar resuelto y, una vez resuelto, pasar a la acción necesaria para detener esta revolución comunista a la cubana que nos imponen. Confieso que en más de una ocasión, leyendo artículos y declaraciones variadas u oyendo de viva voz a prestigiosos dirigentes de nuestra sociedad haciendo esfuerzos para no comprometerse más de la cuenta, esperando que otros actúen, que terceros resuelvan lo que es una obligación para todos, se despierta en nosotros un toque de indignación mezclado con un dejo de tristeza. Logramos superarlo gracias a la fe infinita que tenemos en el venezolano de la humanidad común, en el ciudadano simple y sencillo de carne y hueso y, gracias igualmente, a la fortaleza de los principios y valores con los que fuimos formados. Hoy tienen más vigencia que nunca.
Estas líneas son un angustioso llamado a ese liderazgo para pasar a la acción. Está dirigido a quienes se niegan a ser comunistas. A quienes rechazan la pretensión de convertir la República en un estado socialista organizado en los términos más primitivos, arcaicos y fracasados que recoge la historia de este tipo de experiencias. Han sido y siguen siendo, regímenes criminales donde el derecho a la participación política o en cualquier ámbito de la actividad humana, está condicionado a la construcción del socialismo. En nuestro caso hay que agregar los componentes de ineficacia, ignorancia y corrupción a la vista de propios y extraños. En esa dirección camina el gobierno chavista. Es ese y no otro el verdadero propósito de lo que se discute. Esto incluye, por supuesto, la presidencia vitalicia o hasta cuando le de la gana al protagonista.
El drama venezolano está muy lejos de ser un problema electoral. Discutir sobre votar o no votar se convierte en el burladero de la comodidad y la cobardía para eludir la responsabilidad ante un país que se desmorona. Mucho más cuando lo electoral sigue siendo una farsa fraudulenta. Lo fue antes. Ahora con mucha más razón. ¡Cuánto indigna que algunos no quieran perder la democracia como un todo… sino por partes!