Borrar la sonrisa del rostro de los tiranos
Los que nos consideramos demócratas debemos practicar entre nosotros los principios que decimos respetar y compartir. Ser demócrata es ser tolerante y respetar a los demás y principalmente, a quien piensa distinto de nosotros, practica otras costumbres y adora otro dios o es un incrédulo. Es mantener permanente desconfianza hacia quien pretende ejercer el poder autocráticamente, sin tomar en cuenta las opiniones de los demás y despreciándolas con expresiones y acciones de naturaleza excluyente.
En uno de sus recientes artículos Carlos Blanco escribió: «En una guerra hay espacio para la infantería, la caballería y la artillería; para los ingenieros, para los que trabajan en logística y los que hacen las comunicaciones. Todos se complementan.» Por su parte Cipriano Heredia, en un articulo titulado » Ni votación a juro ni abstención inútil», afirmo la tesis: «Por todo ello, si algún aspirante a líder no está dispuesto a jugársela ahora y en una dinámica superior, única y extraordinaria que bien podría ser inmediata y que tendrá como principal protagonista a un pueblo mancillado, burlado y arrinconado por un gobierno tan autoritario como delirante, es mejor que guarde el currículo para otra ocasión.
Afirmamos, sin ninguna duda, que como demócratas respetamos las opiniones de todos aquellos que nos jugamos el futuro en esta lucha por reconquistar la democracia para nuestro país, sea cual sea la forma de actuar que se defienda para ello. La mayoría de los diagnósticos que se hacen de la realidad nacional desde el campo opositor o disidente son coincidentes y ese diagnostico nos une como una realidad necesaria de cambiar. Por ello invitamos a un dialogo que nos permita asumir, con mentalidad abierta para consensuar lo que mas se acerque a la verdad como método de lucha para lograr lo que pensamos como mejor camino para el país que no es otro que una democracia real.
Atacarnos con expresiones que puedan dejar heridas en quienes estamos en la misma trinchera con el mismo objetivo no nos parece ni lo más lógico ni lo más productivo. El enemigo a vencer lo tenemos identificado, lo que nos falta es ponernos de acuerdo en el cómo hacerlo.
No podemos considerar a quien es partidario de la abstención como iluso o utópico. Como traidor a quien es partidario de buscar la suma de quienes adversamos el actual estado de cosas mediante una votación que apoyada en las encuestas demuestre fehacientemente que existe una mayoría contabilizada que no quiere continuar bajo la férula del castro comunismo del Siglo XXI así desconfíen del mal llamado arbitro electoral. No podemos estigmatizar como soñadores a quienes buscan la solución en una Asamblea Nacional Constituyente. Todos somos demócratas, patriotas que queremos salvar el presente y el futuro de los venezolanos de la destrucción que vivimos y que pretende proyectarse hacia el futuro. Lo que debemos buscar es un acuerdo que borre la sonrisa del rostro de los tiranos que se solazan con la división que algunos, desde la misma trinchera, se empeñan en profundizar.