Opinión Nacional

La razón no se rinde

¡Hey! ¡Psst! ¡Epa! Sí, es contigo, sí, contigo, que formas parte del grupo de algo que no puede catalogarse como «abstencionistas», sino más bien como «antiparabólicos».

Sí, date uña. Refúgiate en el pobrecitismo, en el «pobre yo».

Ayer fui, como cualquier mortal, a hacer mercado (lo cual es un eufemismo, porque lo único que abunda es el “no hay”… no hay huevos, no hay leche, no hay aceite, no hay pollo, no hay azúcar…). Me encontraba enfrente del estante donde debería estar la leche, cuando una señora se me acercó:

– ¿Usted es Soledad Morillo?
– Sí, dígame – le respondí con gentileza, con la solidaridad que requieren estos tiempos.

– Usted es una estúpida y una vendida.

– ¿Perdón?
– Usted me mandó ayer una carta en la que dice que hay que ir a votar. Seguro que el gobierno le paga por eso. A mí nadie me va a sacar de mi casa ese día.

– Señora, con todo respeto, yo no sólo tengo el derecho de expresar mis posiciones y opiniones, sino que tengo el deber de hacerlo, porque yo soy un funcionario elegido popularmente, y es mi obligación decir lo que pienso. A mí la gente no me eligió para que me calle ni me haga la sueca. Y yo creo que hay que ir a los centros, hay que activarse, hay que darle frente a esta situación. Y creo que lo peor que podemos hacer es quedarnos en casa, por mucha rabia que sintamos. Porque eso es exactamente lo que quiere el régimen, que la furia nos inmovilice.

– Usted es una XXXXX – me replicó la señora pasando a palabrotas.

– ¿Sabe qué me preocupa, señora? Que yo la veo a usted, insultándome, que soy una ciudadana, una señora y una concejal, y me doy cuenta que Chávez ganó, porque convirtió a mucha gente exactamente en lo que él quiere que seamos, clones de él. Yo no la voy a insultar. Yo la voy a respetar, aunque usted me irrespete. A mí Chávez no me va a convertir en violenta. Yo la invito a que reflexione.

La señora se fue mascullando, váyase a saber cuantas palabrotas más.

«Es que da lo mismo». «Es que como pa’ qué votar». Sí, más fácil repartir culpas. Al gobierno actual, a los anteriores, a los políticos de oposición, a la OEA, a l ONU. Al viento, al calor, a la lluvia. Buscar defectos, buscar errores, buscar fallas. Garantizo que las encontrarán por toneladas. Claro, sirven de excusa para nadar en la indiferencia. Buscar culpables. Que eso es fácil, muy fácil. Porque, ah, buscar soluciones y oportunidades, trabajar para construir soluciones y oportunidades, eso sí es trabajoso.

En Argentina hay una expresión: «hacer pis contra el viento», que traduce al venezolano como «escupir pa’arriba». Y yo pregunto, al día siguiente del referéndum, cuando nos levantemos con una constitución que fue aprobada por los que fueron a votar, por pocos que sean, y Chávez haya ganado, ¿qué vamos a decir cuando echemos pa’ atrás la memoria y nos caiga la locha que, libre y soberanísimamente, decidimos no votar? ¿Cuál va a ser la excusa para haber hecho «pis contra el viento»?

Porque si no vamos a votar, si dejamos los centros electorales al absoluto comando de estos bandidos, pasaremos a la categoría de «los-que-no-votaron-e-hicieron-pis-contra-el-viento». Y luego, en pocos, poquitos años, integraremos la categoría de «los-que-creyeron-que-servía-para-algo-hacer-pis-contra-el-viento». Y entonces daremos excusas, montones de excusas, a cuál más tembleca.

Alejandro Sanz, hoy proscrito por el régimen, tiene una canción, de la que copio a seguir algunos pedacitos:

No es lo mismo ser que estar / no es lo mismo estar que quedarse, ¡que va! / tampoco quedarse es igual que parar / no es lo mismo / será que ni somos, ni estamos / ni nos pensamos quedar / pero es distinto conformarse o pelear / no es lo mismo… es distinto.

No es lo mismo arte que hartar / no es lo mismo ser justo que ¡qué justo te va!… / no es lo mismo/ que sepas que hay gente que trata de confundirnos / pero tenemos corazón que no es igual / lo sentimos… es distinto.

Vale… que a lo mejor me lo merezco / bueno… pero mi voz no te la vendo / puerta… y lo que opinen de nosotros… / léeme los labios, yo no estoy en venta
Puerta y aire que me asfixio, / que no se trata del lado que quieras estar / que estar de un lado o echarte a un lado… / no sé como decirte, no es lo mismo / vivir es lo más peligroso que tiene la vida.

No es lo mismo basta o va a estar / ni es lo mismo, decir, opinar, imponer o mandar / las listas negras, las manos blancas… / no es lo mismo / no gana el que tiene más ganas / no sé si me explico / que hoy nadie quiere ser igual / que más te da, / no es como un «ismo»… es instinto.

Yo no callo, no me detengo, no me inmovilizo. Yo grito, yo me muevo, yo lucho, yo voto, yo trabajo todos los días. A mí este régimen no me calla, no me inmoviliza, no me va obligar a ver los toros desde la barrera. Me quedaré sin saliva, se me gastaran las yemas de los dedos. Yo le digo que NO. En ningún país sobre la faz de la tierra ha sido fácil la implantación de la democracia. La democracia es una conquista. Los polacos no se rindieron. Tampoco los chilenos. Como bien dice Yon Goicoechea: “la razón no se rinde”.

Concejal El Hatillo – Un Nuevo Tiempo

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