Se nos fue Carlos Delgado
En abril de 1974, cuando murió mi tío Armando Planchart, la mancheta escrita por Miguel Otero Silva, en el diario El Nacional, refiriéndose a su muerte, decía: “Es como morir dos veces cuando muere un hombre bueno.”
Hoy, domingo 21 de octubre de 2007 acaba de morir Carlos Delgado Chapellín, un hombre bueno en el sentido más profundo que tiene ese atributo. Tuve la suerte de compartir la amistad y de trabajar con Carlos durante largos años y la impresión que me causa su muerte es la misma que me causó la mancheta de Miguel Otero. Es como si Carlos muriera una vez para su familia, sus amigos y compañeros de lucha y otra para Venezuela, que pierde un gran hombre, uno que tanta falta nos hace en estos días tan aciagos.
En los tiempos que pasé en el Consejo Supremo Electoral tuve la oportunidad de apreciar, en primer lugar, la gran labor realizada por Carlos Delgado Chapellín como Director General de Identificación y Extranjería del Ministerio de Relaciones Interiores. Eran tiempos en los que la vinculación entre el Consejo Supremo Electoral y la DIEX era muy importante ya que se requería la aprobación de la Fiscalía de Cedulación del C.S.E. para la emisión de las cédulas de identidad y el aporte de la DIEX era imprescindible para la creación de un registro electoral confiable. Jamás hubo roces entre la DIEX y el CSE ya que la profesionalidad y la honestidad de Carlos, así como la de quienes trabajaban en el supremo organismo electoral hizo que una ardua tarea resultara más fácil.
Después, cuando Carlos Delgado fue nombrado Presidente del Consejo Supremo Electoral, tuve la suerte de ocupar una de la vicepresidencias del organismo. Fui testigo de cómo Carlos supo dirigir el CSE con toda la pasión de un ciudadano que quería servir a la patria, aplicar la ley sin someterse a presiones de ningún tipo y origen y lograr el consenso permanente en un organismo electoral constituido por miembros independientes y miembros representantes de los principales partidos políticos. Mientras Carlos Delgado presidió el CSE nunca llegó a insinuarse que hubiese algún sesgo en sus actuaciones ni a dudarse de la objetividad de las mismas.
El Consejo Supremo Electoral presidido por Carlos Delgado Chapellín no sólo contribuyó al fortalecimiento de la democracia venezolana, con un sistema electoral claro y confiable sino que también le prestó su ayuda a otros países que requerían urgentemente solidificar sus democracias incipientes.
Adiós Carlos, amigo, venezolano integral. ¡Qué tu espíritu nos ilumine para salvar una democracia que tanto esfuerzo nos ha costado!