Pánico en el parque
El Parque del Este, pensado, planificado, construido e inaugurado en 1961 durante el gobierno de Rómulo Betancourt, salvo en su nombre ha sido objeto de escasas modificaciones. Al Presidente Betancourt siempre le interesó dotar a los caraqueños de un espacio donde pudieran caminar, hacer ejercicios físicos de baja intensidad, leer, enamorarse y para la contemplación; que facilitara el contacto con la naturaleza sin salir del perímetro de la ciudad. Tal objetivo lo coronó con éxito y, hasta ahora, sólo ha sufrido, sufriendo es el término, pocas intervenciones en su estructura y diseño paisajista. Lo del nombre es lamentable. Fue la ocurrencia de algún adulón que cambió el original por el de su creador, siendo que el aquilatado ciudadano que fue Rómulo no gustaba de halagos y mucho menos de tanta rimbombancia. La ignorancia quintarrepublicana y cleptómana tenía que sustituirlo y, por fortuna, lo hizo con el del Precursor, porque ha podido colocar el de alguna de sus “glorias inmarcesibles”, lo cual no desdice de otros galardones conquistados por la incuria administrativa como el deterioro de caminerías y otros espacios que, por mero afán electorero, están reparando sin planificación ni prisa y sin que se note interés alguno por replantación de árboles envejecidos y enfermos ni en áreas antes cubiertas por arbustos y gramíneas llenas de vitalidad. Y los animales “se fueron detrás de un hombre a caballo”. Cuadro trágico donde comienza el pánico, pero hay más.
Como es sabido, ese pequeño espacio de 81 hectáreas reboza caminantes pertenecientes a la 2ª. y 3ra. edad, para quienes hoy esa forma de ejercitarse encierra peligro de muerte. También concurre un importante número de usuarios que van a correr. Velocistas que siembran pánico entre quienes sólo caminan, cuando los ven aproximarse en cambote y desde cualquier dirección. Igual ocurre con las tropas acantonadas en La Casona. Confiscan el espacio civil a pesar de las amplias zonas militares de que disponen.
Si el cabecilla no dilapidara los petrodólares comprando voluntades presidenciales en el Sur y el Caribe para que admitan su liderazgo continental porque, para su gloria la presidencia vitalicia de Venezuela es diminuta, quiere la de la Unión de Repúblicas Bolivarianas y Socialistas de América Latina, ignorando a Fidel y Raúl; si no anduviera en esos trotes y la chorocracia dejara algún dinerillo sobrante, talvez el Instituto Nacional de Parques decidiría? integrar un equipo multidisciplinario (arquitectos paisajistas, botánicos, ingenieros y conservacionistas) para estudiar la viabilidad de una nueva pista que separe las especialidades, procurando una intervención de menor magnitud y así garantizar un poco la calidad de vida para los caraqueños.
Entonces ¿qué hacer para detener ese monstruo, mezcla de incompetencia, locura y maldad que comienza a triturarnos?. Conquistar la voluntad de los ciudadanos, incluidos los chavistas, para esgrimir el sufragio, contundente arma ciudadana, y el 02 de diciembre decirle NO al mandón.
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