Crisis política en desarrollo
Estamos en presencia de una crisis política en desarrollo. Una porción importante de la sociedad venezolana se resiste a vivir en un país donde la intolerancia es el principal método de gobierno. De esa manera se nos divide en “buenos” y “malos”; en “patriotas” y “traidores a la patria”; en “revolucionarios” y “fascistas” y así se van construyendo dicotomías que conducen a profundizar esa división y colocar al país al borde de la violencia y en peligro la paz y los restos de libertades que aún nos quedan
Al mismo tiempo, se presenta un fraude constitucional y a los que nos oponemos con firmeza a él y aspiramos a su derrota y a crear una nueva realidad política se nos endilgan toda suerte de calificativos. La pobreza de los argumentos oficiales para defender tal monstruosidad está a la vista.
Tales procedimientos han conducido a que sectores del chavismo vean en la propuesta continuista y concentradora del poder en manos de Chávez como algo que se debe detener. Cuando PODEMOS, con Ismael García, Ramón Martínez y Ricardo Gutiérrez al frente, la emprenden contra el fraude constitucional; cuando el general Baduel le habla al país con tanta angustia por la paz; cuando María Isabel, la ex esposa de Chávez, expone con contundencia argumentos para oponerse al fraude constitucional; en fin, cuando desde el propio campo del chavismo surgen voces alertando acerca de lo que significa para Venezuela la imposición de una Constitución que cambia por completo las reglas de juego en que debemos vivir, es evidente que hace crisis una forma de gobernar y administrar el país. La violencia y la intolerancia oficiales ya son inaguantables. Y esto profundiza la crisis que en la esfera económica, de la destrucción del aparato productivo, es encubierta con la masa de recursos que recibe el autócrata.
La respuesta a esta crisis política está planteada en términos muy claros: derrotar el fraude constitucional y buscar la reconciliación de los venezolanos, preservar la paz apartando la violencia y la confrontación en la forma como las busca Chávez: hacer un país vivible en democracia, en libertad, en pluralismo, con tolerancia y respeto a cada sector social y a cada opinión. Conjugar acertadamente libertad con justicia social.
Es preparar al país para la formación de un gobierno de reconstrucción nacional mediante un acuerdo lo más amplio posible que nos aparte de un futuro inviable como el que propone Chávez. El 2 de diciembre es un tránsito, no es un final.