La abstención
HOY LA ABSTENCIÓN no suma, resta. No tiene rostro ni firmantes. Dice lo que no puede hacer. Alega, se desgañita, desvaría. Argumenta, argumenta y si te pones a ver es para pensarlo. Pero es insuficiente. No afina. Adormece, no convence. Deja un amargo aliento. Carece. No tiene llegadero. Se encharca en un hilo argumental que es lo más parecido a una estopa. No dialoga. Impone su maleficio sin consulta.
HOY LA ABSTENCIÓN no habla claro, no puede. Se descompone en elementos. Parece pero no es. Se gelatiniza y adhiere a la infección. Mata pero no salva. No es su intención, no le importa curar al enfermo. No es médico sino sepulturero y la política no es eso. Expresa a un país que no hemos sido, que no somos, que no queremos, que desean otros. Nosotros no.
Hoy la abstención es antihistórica. Juega para los demás. No llega a ningún puerto. Nos convierte en balseros del espíritu. Adolece, calcula y se equivoca adrede como diciendo «si no es para mí mejor para nadie. La prefiero muerta que de otro». Huele a marchito, a vela apagada, a lo que no termina de irse. A tufo inalámbrico, a descomposición, a derrota que tranca el juego de los demás, a fardo. Ni lava ni presta la batea. ¡Que se les mira la costura de que ya la perdieron! Están idos.
Hoy la abstención encapucha, succiona, secuestra, acuclilla. No deja pelear la pelea que hay que dar. Envenena el oxígeno, es una sopa de letras sin remitente alguno. Tibieza. No arropa. Al contrario. Engaña, encarcela, culpabiliza a quien se atañe. Levanta peores distancias que una derrota a puño limpio donde se puso el alma a pesar de saber. La abstención es un tango, no un bolero, con el perdón de Carlitos Gardel, que suena a laberinto persa.
MISIA ABSTENCION es un carro destartalado en mitad de un desierto asombrado. Abstenerse de qué, para qué, con qué motivo, si el mundo está más bien para crear y construir. La abstención no suda, inocula y espera. Cambia de muda y vuelve a esperar lo que ya fue y no podrá repetirse jamás. Porque lo que en el fondo hay detrás de esa charada es soledad. La abstención es melancólica, celosa, envidiosa. Se saben derrotados medularmente. Es certeza que aquel barco se hundió y ahora es fantasmagoría. Pero lo desean vivo, requieren, necesitan.
Hoy la abstención es peyorativa, no engendra. Inyecta mal sobre mal, que es el peor pues es perverso, que no es el del descrédito sino el que abona descreimiento. Son manzana podrida en un mundo en descomposición. No les creas, son mala hierba. Tienen más cruces que un cementerio. Quieren manejar a la gente hacia su abismo personal, porque también desdeñan la voluntad de los demás. Se aprovechan de la frustración y allí roen. No respetan al triste y cabizbajo. Más bien se empinan sobre él.
Hoy la abstención se quitó los zapatos y los guantes de dar pelea. Pretende taparnos la voz de ciudadanos. Es virus constituido para hacer daño. Lo que la origina es rencor envuelto en tul de virtud. No te abstengas. No calles tu malestar. Organízate, escribe, reza, prepárate para el amor o para el combate si fuera necesario, pero eso de quedarte mirando absorto y gélido ciudadano al país, como quien mira una medusa dentro de una licuadora, es como para ponerse a llorar. Al museo del desencanto. ¡Por fin!
SEGUIMOS EN LA LUCHA.
PATRIA, DEMOCRACIA Y VIDA.
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