Tiger Woods o el dolor de ya no ser
El jugador es el último en saberlo. No importa cuál sea el deporte, ya sea el golf, el béisbol o los partidos de solteros contra casados, el jugador es el último en bajar los brazos. La espalda ya no te aguanta, los dolores que se pasaban tras un día ahora toman tres, te cuesta levantarte de la cama y cuando tienes la audacia de hacerlo te miras al espejo y ves algunas canas. Definitivamente ya no eres joven.
Ese es el caso de Tiger Woods, quien tendrá 39 años de edad, pero actualmente juega como uno de 59 y le duele todo: La espalda que lo hizo exhibir un fantasmal 82 en su torneo más reciente en Arizona, las rodillas maltrechas y por sobre todas las cosas el alma del competidor que ya no es el mejor, pero todavía se cree el mejor.
La diferencia es que en un partido de solteros contra casados dejas de ir y listo, mientras que la ausencia de Tiger arrastra millones de dólares y al futuro de todo un deporte que lo necesita consigo.
¨Mi nivel, y mis puntajes, no son aceptables para jugar torneos de golf. Tal y como dije anteriormente, yo me inscribo en un torneo para competir al nivel más alto, y volveré cuando me sienta listo¨, dijo Tiger.
La cosa es, Tiger, quizás ya nunca vuelvas a estar listo de la manera en la que quieres estar listo. Todavía quizás seas un muy buen jugador con flashes de genialidad, pero la maestría de tus años de gloria forma parte de un pasado probablemente irrecuperable, no de la cuarta década de tu vida.
Que no quepa duda que no hay nada, absolutamente nada, que Tiger pueda hacer este año para perder su lugar como el mejor golfista de su generación, uno de los mejores de la historia. Sus 14 “majors” ganados entre 1997 y 2008, algunos de ellos de manera abrumadora, hablan por sí solos.
Sin embargo, lo que lamentablemente también habla por sí solo es el cero enorme que se ubica bajo la categoría “majors” ganados¨ desde dicho 2008, desde aquel desafortunado episodio y posterior accidente en el 2009, de las innumerables amantes y de su eventual regreso en el Masters del 2010.
O sea, él ya no es Tiger Woods, aterrorizando a quien se interponga en su camino. Él es Tiger Woods, un golfista tan vulnerable como cualquier otro ante los ojos de una nueva generación.
Lo que también habla por sí solo es su puesto 62 en el ranking mundial actualmente, el peor de sus casi dos décadas como profesional, siete por detrás de un tipo llamado Harris English que nunca se acercó a ganar un “major” en su vida y ganó apenas dos torneos en su carrera, ambos en el 2013.
Todos (la prensa, los organizadores, los aficionados) quieren volver a ver al “viejo” Tiger enfrentándose en un domingo decisivo del Masters a Phil Mickelson o Rory McIlroy, pero lo que estamos viendo es un Tiger viejo no necesariamente en edad, sino que en espíritu, mental y físicamente agotado por las exigencias del máximo nivel.
Alcanzar y superar al récord de 18 “majors” ganados de Jack Nicklaus ha pasado de ser algo que parece inevitable a una epopeya improbable, pero Tiger no va a bajar los brazos. Después de todo, él será el último en saberlo.