¿Pírrico?
Pirro, rey de Epiro, exitoso general de la antigüedad griega (aun no existían museos militares) derrotó a los romanos en las batallas de Heraclea, provincia de Lucania y en la de Ásculo, provincia de Abulia pero su ejército quedó diezmado en profundidad. Eso lo sabe el militar-cabecilla, pero su condición de alacrán-tramoyista afloró por sobre el insostenible ropaje de cordero y hubo de apelar a la falsificación de los hechos. Por serle imperioso menoscabar e injuriar al adversario, como si se tratase enemigos, califica de pírrico el triunfo del sentir democrático sobre su propuesta totalitaria. En la batalla cívica del 02 D ocurrió algo diferente. El triunfo del NO se logró sin bajas de activistas disidentes, luego entonces no es pírrico. Suponemos incuantificables las correspondientes al oficialismo, pero eso se ira conociendo poco a poco, en la medida en que tomen conciencia del significado de esta derrota, la asuman y proyecten. El resto lo hará la orfandad de las derrotas que, además, son segadoras de cabezas. Y como todo asunto, éste requiere de su tiempo. Ya lo veremos.
Ahora bien, como el cabecilla es titular de ilimitable bellaquería, sorprendió a la nación con la novedosa matemática electoral consistente en sumar para sí (en este caso para él) las abstenciones y asegurar, sin rubor, que hubiera sacado 7 millones si su gente no hubiese sido desinformada por la oposición y optando por la abstención. Bueno, se trata de un caso de extrema desfachatez que alcanza niveles mefistofélicos cuando pretende hacer del reconocimiento de su derrota un acto de generosidad, echando a un lado lo obligante de leyes y tradiciones, momento en el cual comienzan a vérsele las costuras.
Lo anterior es manejable, comprensible si tomamos conciencia de estar enfrentando a un individuo cuartelario, con un caudal de ignorancia como para repartir entre quienes necesitan un poco para doctorarse en esa disciplina, la cual alimentan sus áulicos suministrándole, sin orden ni concierto, toda suerte de material de lectura a ver quien se hace con la presea de primer lambiscón. Pero cuando se para frente a las cámaras de TV, uniformado y rodeado de un Alto Mando Militar que declara, como justificándose, que el corpus militar no presionó para que el cabecilla reconociera el triunfo del NO, en primer lugar están evidenciando la debilidad del régimen y gritando que si lo hicieron (las aclaratorias confirman el hecho) y que, como se estila en los regímenes totalitarios, tiene que pedir perdón (la fulana autocrítica comunista); y, en segundo término, afirman que BRUTUS vive y persiste en sus quehaceres a pesar de los siglos.
Queda para el mundo civil, reflexionar y afinar la organización demostrada en el Referéndum Constitucional. Queda no caer en las provocaciones del cabecilla de las hordas rojas-rojitas o verdes-verdecitas. Queda observar cada uno de sus pasos, dirigidos a inventar de un motivo, interno o externo, para declarar el Estado de Emergencia y patear el tablero. Así son los individuos de su estirpe. Pero además debemos pedirle a todo el mundo civil que deje las imprudencias para el siguiente día, porque los juegos adelantados dificultan que salgamos de él en los términos y el momento constitucional. Es la democracia por la cual luchamos.