Después del 2D
Es importante la victoria obtenida el 2 de diciembre. Hemos detenido un intento por acentuar los rasgos totalitarios que están presentes en una autocracia militarista como la actual. Chávez está en minoría. De 16 millones de electores sólo una cuarta parte sufragó por él. Este es el hecho. Pero no quiere decir que esté totalmente derrotado. Aún la alternativa no es una sólida mayoría. Esta es la perspectiva en la cual debemos trabajar con perseverancia y tino.
La ineficacia del régimen está a la vista. Su fracaso como gobierno comienza a ser visualizado por muchos que hasta ayer no más eran fanáticos chavistas. El no trabaja para los pobres, los utiliza. Sus programas sociales son clientelares, no impregnados de justicia social. Te ayudo si me apoyas, te incorporo a una misión si te colocas una franela roja. Eso nada tiene que ver con los principios de universalidad de la justicia social que debe ser aplicada a todos y todas. Sin condiciones.
Chávez no ha podido construir ni un equipo de gobierno (ha cambiado, con el enroque, 105 veces a ministros). No hay continuidad administrativa ni siquiera dentro del propio régimen.
La inseguridad, la corrupción, la escasez de bienes básicos carcome la credibilidad de una “revolución” que no se ocupa de gobernar. Ni de administrar honestamente los inmensos recursos.
Cuando uno lee titulares como éste en Ultimas Noticias (7/12/7): “CASI CINCO MILLONES DE CHAMOS VIVEN EN POBREZA” “El documento es un estudio que analiza la realidad de los menores de edad en el período 2006-2007”. O cuando Oscar Lucien, en El Nacional del mismo día 7/12/7 basándose en el último reporte del Programa de Naciones Unidas “indica que un total de 4.939.500 venezolanos viven (sic) con 2.150 bolívares diarios (un dólar)” uno se pregunta dónde esta la lucha contra la pobreza que pregona a boca llena Chávez.
Avanzar en la concertación de todos aquellos que se oponen a este régimen es una labor de orfebre que reclama laboriosidad y firmeza. Por ahí va el camino de la derrota total de Chávez.
Ubicar en el centro del debate lo que está sucediendo con el fracaso económico y social. La crisis política y los ingentes recursos económicos sepultan estas duras realidades que golpean a una gran mayoría de compatriotas. La abundante propaganda oficial va a contrapelo de estas realidades.
Insistir en la reconciliación que provoca brutales reacciones de los más fanáticos del régimen. Venezuela necesita encontrarse a sí misma. Ninguna sociedad dividida puede avanzar.
