Lo que el viento de 2007 se llevó
Sí, el viento. Este viento de 2007. Que nadie detiene. El viento que miles de millones en publicidad oficialista no lograron parar. Escrito en ese viento está lo que él se lleva. Se lleva algunos mitos y leyendas. La invencibilidad es uno. Nadie es invencible. Esa es la verdad. Basta ver la historia. Basta ver a poderosos triunfadores que acabaron vencidos.
El viento de 2007 se lleva el mito del seductor carisma. Porque como bien escribiera Buesa, “se deja de querer…”. Y a quienes se creen seductores a prueba de todo, el viento les demuestra que poca cosas hay tan frágiles como el carisma.
El viento de 2007 se lleva el mito de la antipolítica, pues lo del 2 de diciembre fue un triunfo precisamente de la Política, con P mayúscula, de la que piensa y actúa con inteligencia y sagacidad, con estrategia y táctica, que trabaja con las neuronas y no se deja embarullar por las hormonas.
El viento de 2007 se lleva el mito de que votar no sirve para nada. Votar sirve siempre y cuando se vote y no se abandone el recinto electoral. El ojo del dueño engorda el ganado. El viento se lleva el mito que basta con caminar, marchar y votar. Ha quedado comprobado que donde hay testigos, escamotear o inventar votos no es nada fácil.
El viento de 2007 se lleva el mito de que no hace falta la buena gestión para contar con el favor del pueblo. Al contrario, el pueblo, ese pueblo al que se trata despectivamente cuando se le endilga sumsion e ignorancia, muestra sus uñas y vota, vota y protesta, vota y amonesta, vota y castiga. Vota y cobra, cobra el abandono, cobra el engaño, cobra la corrupción, cobra la escasez de bienes básicos, cobra la falta de vivienda, cobra la burla y desparpajo de funcionarios que se visten de lujo mientras el pueblo pasa calamidades.
El viento de 2007 se lleva el mito de la unidad impuesta y sin propósito. Se lleva la macoya y la componenda. El viento reivindica el consenso y la concertación.
El viento de 2007 se lleva el mito de “Chávez se las sabe todas”. Porque ha quedado claro que no se las sabe. Que la astucia y la zamarrería no sustituyen a la inteligencia y a la bondad de intenciones. Que el pueblo se da cuenta que en esa agenda nunca fue pieza importante el soberano, salvo para usarlo y manipularlo.
El viento de 2007 se lleva el mito del poder que aplasta al concepto de autoridad. Se lleva el mito de una generación de jóvenes que es boba (más bien bobos y babiecas quienes así lo pensaron y hasta se atrevieron a declararlo). El viento se lleva el mito de “Con Chávez manda el pueblo”, porque el pueblo, ese pueblo al que se usa y del cual se abusa ya sabe que la frase no pasa de ser eso, una frase para poner en carteles, afiches y firmas de papeles oficiales.
Llueve en Venezuela en este fin de año. El viento de 2007 es de agua.
Llegará 2008. Con su viento… chubasco, más bien.
Concejal El Hatillo – Un Nuevo Tiempo