¿Qué tan peligroso es no lavarse las manos?
¿Damos suficiente importancia al simple gesto de lavarnos las manos?
Es más: ¿realmente nos las lavamos bien? Puede que no lo suficiente, a juzgar por lo que muestran los informes que elaboran distintas autoridades sanitarias internacionales. Algo que, advierten, puede dañar nuestra salud.
Un senador estadounidense puso de relevancia esta semana la ligereza con que podemos tratar este asunto. En una de sus intervenciones, Thom Tillis, del Partido Republicano, sugirió que no se debería obligar a los empleados de los restaurantes a lavarse las manos después de utilizar el cuarto de baño. Trataba de criticar las regulaciones a los comercios, pero quizá no sopesó los riesgos de su petición.
El simple acto de abrir un grifo y lavarse puede tener más relevancia de la que pudiera parecer.
Para hacer hincapié en ello, desde 2008 se celebra el Día Mundial del Lavado de Manos cada 15 de octubre, una conmemoración ideada por la Alianza Global entre los sectores Público y Privado (Ppphw, por sus siglas en inglés), en la que participan Unicef y el Banco Mundial, entre otras instituciones.
Los informes que realizan los expertos de la alianza aseguran que «enraizar la práctica del lavado de manos con jabón antes de comer y después de usar el inodoro podría salvar más vidas que cualquier vacuna o intervención médica, reducir las muertes por diarrea casi a la mitad y evitar un cuarto de las muertes por infecciones respiratorias agudas» del mundo.
Según sus datos, extender la costumbre de lavarse las manos con jabón podría salvar alrededor de 230.000 vidas al año, especialmente en países subdesarrollados.
Pero la importancia de este hábito no distingue entre ricos y pobres.
Un gesto tan fácil, eficaz y barato como es lavarse las manos adecuadamente detiene la transmisión de gran parte de los agentes patógenos que transmiten las heces humanas, relatan los expertos de la Ppphw.
Estas son la principal fuente de patógenos diarreicos, que pueden provocar desde las infecciones gastrointestinales más comunes a otras más graves, como la fiebre tifoidea o el cólera, así como infecciones respiratorias, como la gripe o la neumonía.
También pueden ser responsables del contagio de infecciones cutáneas o en los ojos, de parásitos intestinales e, incluso, la transmisión de la gripe aviar.
Un solo gramo de heces humanas puede contener diez millones de virus y un millón de bacterias, según sus cálculos.
¿Sabemos lavarnos las manos?
Lavarse las manos parece, pues, una forma de vacunarse a sí mismo. Pero, ¿sabemos realmente lavárnoslas?
Estas son las recomendaciones que dan los expertos:
- Solo con agua no es suficiente. El lavado de manos requiere jabón y sólo una pequeña cantidad de agua, indican. «Usar jabón facilita la frotación, lo que permite disolver la grasa y eliminar la suciedad que contienen la mayoría de los gérmenes».
- Hay momentos más importantes que otros. Los expertos inciden en que se preste atención a lavarse después de usar el baño, limpiar a un niño y antes de manipular alimentos.
- Usar una técnica apropiada. Las manos húmedas se deben cubrir con jabón y frotar toda la superficie, incluidas las palmas, el dorso, entre los dedos y especialmente debajo de las uñas, por lo menos 20 segundos. Luego, se deben enjuagar bien con agua corriente y secarlas, ya sea con una tela limpia o agitando las manos.