El injusto juicio a la cara de Uma Thurman
Desde hace unas horas, las fotos de Uma Thurman (44 años) en la presentación de «Slap», su nueva serie, han provocado un alud de comentarios en Internet sobre su supuesto «cambio de cara» por la cirugía estética. Igual ocurrió en octubre con la transformación de Renée Zellweger. Noelía Ramírez y Beatriz García, de El País, de España, presentan cuatro claves para entender por qué, según su punta de vista, el repentino juicio a la cara de Uma Thurman –quien sufre de dismorfofobia– no es justo:
1.- ¿Realmente existen pruebas de que se operó? Y de ser así, ¿qué importa?
Al hilo de la multitud de montajes mofándose injustamente de una actriz de prestigio nominada a un Oscar y a cuatro Globos de Oro, cabría destacar el meme que hizo el artista español Juan Palomares Pérez, que tomó la foto de la discordia e imaginó con Photoshop cómo se hubiera visto Uma si hubiese usado el maquillaje con el que estamos acostumbrados a verla. Bajo el título «Érase una vez la triste historia de una famosa mal maquillada», Palomares añadió rimmel, eyeliner, un poco más de colorete y labios en tonos claros. El resultado recuerda a la Uma de siempre. Aunque este no es el debate que nos debería preocupar, porque si la actriz se hubiese retocado quirúrgicamente, ¿importa tanto como para que prácticamente se haya convertido en una cuestión de Estado? Sin duda es la noticia del día y es imposible escapar de ella.
2.- La hipocresía de creer que las actrices tienen que envejecer con dignidad
Las supuestas operaciones de Uma Thurman no están confirmadas. Lo que sí está probado es que Hollywood sigue siendo esa industria en la que envejecer es un pecado, siempre que no seas Meryl Streep o Helen Mirren. «Uma, tú antes eras cool» o «Uma, tú no» son algunos de los comentarios que se han podido leer en las redes sociales. Como si la musa de Tarantino hubiese perdido de un plumazo todo su prestigio y respeto por un supuesto –repetimos, no confirmado– retoque estético. Y si lo hubiese hecho, ¿de qué nos sorprendemos? Julianne Moore recordaba al recoger su Globo de Oro por «Siempre Alice» que existe un déficit de papeles para actrices de mediana edad: «Me dijeron que el público no iba al cine a ver estas historias». Uma, a sus 44 años, vive en esa tierra de nadie en la que o eres Meryl Streep o eres la mujer atractiva del taquillazo de turno. O como decía Goldie Hawn en «El club de las primeras esposas»: «Hay tres edades en la vida de una actriz de Hollywood: el bombón, la fiscal del distrito y ‘Paseando a Miss Daisy».
3.- Es una noticia que viene de largo
El cruel fenómeno de reírse de las caras de las actrices es uno de los deportes favoritos de Internet. Lo vemos de forma cíclica una y otra vez. Si con Renée Zellweger ya se había fantaseado en 2013 con su cambio de cara –mucho antes de la polémica que se vivió en octubre–, sobre la metamorfosis de Uma Thurman ya se habla largo y tendido. Con la protagonista de «Kill Bill» pasó, concretamente, en 2013 y en 2014. Primero, cuando acudió a un desfile de Armani Privé Couture en París en enero de 2013. Titulares, como «¿Por qué Uma Thurman no parece Uma Thurman?» poblaron las redes. El mismo fenómeno explosionó el año pasado, cuando diversos artículos también se empeñaron en descifrar «¿qué se ha hecho en la cara Uma Thurman?» Con cirugía o sin, una mala foto o un mal gesto pueden reavivar ese debate que tanto fascina una y otra vez: el de castigar públicamente a mujeres famosas por su aspecto.
5.- Uma Thurman no es, ni será, la única
No solo las actrices de mediana edad sufren un escrutinio físico obsesivo. Kim Novak (81 años), quien reconoce sin rodeos haber retocado su rostro, dio una lección al mundo cuando, tras sufrir bullying por su aparición en los Oscar, denunció públicamente que no permitiría que su prestigio como actriz se viese empañado por los comentarios referentes a su físico. En el otro lado de la balanza está la cantante Sia (39 años), quien declaró públicamente que esconde su rostro porque no quiere ser criticada en Internet por su apariencia. «No quiero ser famosa», dijo. En la pasada gala de los Grammy posó con una peluca gigante y cantó Chandelier de cara a la pared.
A quien le importa? Hasta cuando este tipo de noticias, mientras hay gente que muere de hambre o que no tiene ni un par de zapatos? Hay una suerte de «prensa de la oligofrenia» donde se llega a extremos verdaderamente necios. Esta bien que la vida de los artistas puede ser motivo de diversas notas, pero no un reality show permanente, un torneo de intrascendencias y escándalos, que nada aportan como distracción, sino como un afán del morbo. En fin, para perder tiempo basta una nota con alguna bobería. Nunca resaltan el lado bueno de las personas, sus valores y logros, el esfuerzo, solo se afincan en lo malo, el escándalo, prensa amarillista pues.
Lo peor no es eso Charles, lo peor es que la propia actriz aclaró en televisión que eso cara fue producto del maquillaje, pero como bien dices «la prensa de la oligofrenia» se ocupa no solo de buscar el lado malo sino que lo hace en base a una información falsa, así nos va.