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Argentina está mal pero aún le queda institucionalidad

Cristina Kirchner, siguiendo los pasos de su fallecido esposo, desde que asumió el poder ha querido convertir a la Argentina en una nueva Venezuela del socialismo del siglo veintiuno, copiando al pie de la letra el modelo de Chávez, que tanto daño le ha hecho al país y que ahora Maduro aplica con vehemencia llevándola a la ruina y al cuarto mundo –no al tercero.

El escándalo del tratamiento que el gobierno de Cristina le ha dado al caso AMIA ha convulsionado al país del Sur. La connivencia de la presidente y de su ministro de relaciones exteriores con el gobierno iraní para cerrar el caso judicial del espantoso atentado de terroristas iraníes contra la Asociación Mutual Israelita Argentina, dio lugar a que, un prestigioso y honesto fiscal argentino, Alberto Nisman, realizara una exhaustiva investigación que culminó con un escrito de acusación contra la presidente y su ministro. Es sabido que, en la víspera de una audiencia del fiscal ante el Congreso argentino, fue hallado muerto en su apartamento, con un disparo en su cabeza.

La actitud del gobierno argentino ante esa muerte, llena de contradicciones, hizo pensar que el caso iba a convertirse en un cangrejo y que la acusación no iba a ser conocida por ningún tribunal. Pero, a pesar de todos esos temores, Cristina no contaba con que, en Argentina, todavía hay institucionalidad.

Los diarios y noticieros del país del sur y la internacional informan hoy que se ha designado al juez federal, Daniel Rafecas, para que conozca de la acusación del fiscal Nisman. Se trata de un joven honesto, competente y prestigioso juez que, según informa el diario Clarín: “Fue designado como juez federal en octubre de 2004, durante la presidencia de Néstor Kirchner. Investigó decenas de causas de derechos humanos. También fue el juez que tuvo a cargo la causa de las coimas en el Senado, que terminó en absoluciones. En 2012, tras allanar el departamento de Boudou, fue apartado de la causa Ciccone.”

Tengo la suerte de ser amigo de Daniel Rafecas, con quien he conversados mucho con ocasión de varias visitas suyas a nuestro país para dictar conferencias. Me consta que es un juez honesto, objetivo, competente, respetuoso del debido proceso y defensor a ultranza de los derechos humanos.

Estoy seguro de que Rafecas llevará el caso que se le ha encargado apegado a esas cualidades suyas, sin aceptar presiones que, desde cualquier lado, puedan ejercerse.

Se informa igualmente que ha sido designado fiscal del caso Gerardo Pollicita, quien tiene excelente reputación. Todo esto nos hace pensar que, a diferencia de Venezuela, en Argentina todavía hay instituciones respetables.

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