Necesidad de los partidos
Son varias las lecciones que es necesario extraer de la victoria del NO, “por ahora”, me limitaré a mencionar sólo dos. La primera es que la abstención militante en la oposición es absolutamente deletérea. Hay que participar en las elecciones y referenda, no porque estamos viviendo en una democracia impoluta, sino porque la historia ha demostrado ampliamente que la movilización y la organización de los demócratas, alrededor de un evento comicial, es un arma eficaz en la difícil lucha contra los caudillos y movimientos autoritarios o totalitarios. Como corolario de esta lección, espero que los abstencionistas más radicales no sigan cometiendo la estupidez divisionista de acusar a los participacionistas de traidores y colaboradores del régimen.
La segunda lección es que la victoria del NO se debió, en buena parte, a la recuperación de la capacidad de organización de los partidos políticos. Sin los testigos de mesa y su logística de apoyo, los especialistas en control electoral, las “exit-polls”, el conteo rápido y la presencia activa de los líderes de los partidos en el CNE, durante la noche del 2 de diciembre, la derrota de Chávez habría sido imposible. Es necesario y urgente el reencuentro de los partidos con el sector privado de la economía, los medios independientes y, en general, con la sociedad civil. La “antipolítica” es una posición política antidemocrática, aunque muchos de sus abanderados lo ignoran. El gran politólogo británico Bernard Crick nos recuerda que “los regímenes totalitarios son explícitamente antipolíticos” y por eso Fidel Castro dijo una vez, insultando nuestra inteligencia: “No somos políticos, hicimos la revolución para echar a los políticos.” La debilidad de los partidos fortalece a sus enemigos tradicionales: el caudillo carismático, el dinero y las armas. La satanización de los partidos que la antipolítica militante provocó durante los años ‘80 y ’90, favoreció el surgimiento de Chávez, quien predicó en suelo abonado por “aprendices de brujo”. Desgraciadamente, la antipolítica todavía está muy presente en el escenario venezolano. Para muchos de estos analfabetos políticos, el movimiento estudiantil es ahora el actor principal en la lucha contra el caudillo. La movilización de los estudiantes, fue un factor importante en la victoria del NO, sin embargo la condición de estudiante es temporal. Sus líderes, al graduarse deben incorporarse a los partidos. Los mejores jóvenes deben regresar a la Política, que según Pablo VI, “es la más alta forma de la caridad después de la religión.”