No Esperar Hasta el 2013
Ya el problema no es sólo Chávez, es la permanencia de su herencia, y si el país mantiene estas inercias y no se rompe profundamente con estos modelos de despilfarro y estatismo, sólo cohabitaríamos con la barbarie instalada, ahora con sabaneitor y en los próximos años con sus sucesores también demagogos.
Solo a una nación de suicidas se le puede ocurrir elegir a Chávez y luego de 10 años de desmadres, querer sustituirlo por quienes mantendrían su legado de prostitución general del Estado y sus controles sociales, además de un modelo económico generador automático de miseria, exclusión social y corrupción estructural en todo el edifico social.
El dilema no es como se ha querido hacer ver, desde ángulos oportunistas de la oposición, entre bastardía y violencia desde el régimen, al cual se contrapone la oferta de reconciliación y paz, desde las alternativas de nuestro bando.
Esa disyuntiva pareciera ser verdadera, pero es solo ilusoria, como para manejos de ventajillas de matrices de opinión mediática.
Creemos que los verdaderos dilemas radican en verdad, sobre que tipo de superación de esta pesadilla propiciamos, desde las distintas ópticas, sobre nuestro destino inmediato, y queda claro que unos postulan un tránsito gradual (incluyendo al chavismo) hacia las viejas fórmulas clientelistas y estatistas, con mas o menos mayor demagogia democratista, y otros estamos convencidos que la fulana “reconciliación y diálogo” solo esconde un acuerdo de parásitos, para sobrellevar un modelo de país, de probado fracaso, durante la agonía del anterior régimen y con la archiconocida barbarie del actual, que solo agregó cien nuevos males a nuestros fracasos, sin conservar los escasos puntos de apoyo, de fortalezas de evolución institucional, que habíamos logrado tras un penoso siglo de ensayos y errores.
Nuestro drama social seguirá discurriendo, hacia abismos cada vez mas profundos, en la decadencia que nos corroe el alma nacional y que dilapida nuestras reiteradas oportunidades para las rectificaciones, mientras no resolvamos dar un viraje de 180 grados, en la conducción de los destinos del país, para lo cual es indispensable, no solo expulsar a estos bicharracos improvisados, piratas, abusadores y ladrones, del copamiento institucional que ejercen, sino provocar, con un nuevo régimen, en todo y por todo diferente al actual, que se lance a fondo en una orientación de salvación nacional, buscando una verdadera reconstrucción del tejido social, bajo la dictadura de la ley y el orden, un régimen de libertades reales y que convierta este conglomerado nacional, ahora amorfo y sin destino cierto, en una sociedad de propietarios, superando así este remedo de nación, hundida bajo el peso de los sectores que se acostumbraron a la mendicidad colectiva de un Estado, que se supone riquísimo, hundiéndonos en la desarticulación social.
No podemos esperar, como nos proponen nuestros gradualistas, hasta el 2013, porque entonces los males serian mucho mayores y los correctivos aun mas drásticos.
Por cualquier vía que se rescate la nación, de esta loca carrera hacia el abismo, dada la demencia política de su conductor circunstancial y deslegitimado, no puede volverse una y otra vez al temita propuesto por los cohabitadores, quienes insisten reconciliaciones. En la única cosa coherente que daré razón al ex fiscal Isaías Rodríguez, es que para reconciliar antes deberíamos conciliar y conciliar con Chávez es entregársele y les deseo suerte a los cultures cada vez mas pueriles de esa tesis.
La verdadera “reconciliación nacional” solo puede ser provocada por una sensación general, producida por un cambio real, que experimenten los ciudadanos en sus comunidades, al percibir que comenzó a establecerse el imperio de la ley, que efectivamente todos somos iguales ante ella y que los dineros públicos son invertidos en el bienestar general y no distraídos a hacia los caudales personales de una casta de burócratas indolentes, enriquecidos por prevaricación.
Para no quedarnos sólo en un simple marco conceptual, que pudiera ser señalado como abstracto, enunciemos algunos de nuestros graves problemas nacionales y el enfoque que considero debería reunirnos en su solución.
Les apuesto lo que sea, que es allí donde radican las verdaderas diferencias antagónicas con el chavismo y de sustanciales contrastes con factores ponderados como opciones mediáticas de primera línea del colaboracionismo opositor.
1) Para disminuir drásticamente LA DELINCUENCIA.
Si los delitos y delincuentes se multiplicaron por 10, bajo el chavismo, las soluciones de emergencia, para enfrentar el desborde del delito y de la impunidad masiva, implica multiplicar también por 10 las plazas de los centros penitenciaros, multiplicar por 10 los policías de investigación criminal, por 10 los fiscales y jueces, por 10 las exigencias sobre su calidad, competencia profesional e idoneidad, por 10 los mecanismos de control legal implacable, para evitar la venta de sentencias, los atropellos contra los presos, etc.
Hay que imponer, para reincidentes en el delito, casi la inversión de la prueba, que presume su culpabilidad mientras no demuestren inocencia
Admito que esto debe ser transitorio, pero es que nada efectivo contra el desborde del malandraje puede hacerse, mientras no se castigue severamente a todo delincuente que tenga tres o cuatro entradas a la cárcel y siga reincidiendo.
Esa guachafita deberá superarse al implementarse un régimen que genere automáticamente penas de larga duración, para delitos reiterados.
Un violador por ejemplo que es castigado con seis u ocho años de cárcel si vuelve al estupro se le condena a diez y seis.
Estoy proponiendo suspender el COPP indefinidamente, o por lo menos hasta que no cambie drásticamente nuestra situación de vulnerabilidad ante el delito.
Para un contexto de emergencia social y nacional, con visos nigerianos ugandés o kenianos, no podemos tener una legislación noruega, que aspire contenerla.
Ya se que la critica fundamental que pueda hacerse a esta postura, es que deja a los ciudadanos en indefensión absoluta frente al atropello policial. Bueno, entonces pensemos y que se ejecute una legislación, también de emergencia, para penalizar los atropellos policiales con duras penas de cárcel y pérdida de derechos.
Frente al flagelo nacional de la corrupción administrativa, propongo hacer efectivo el único artículo por el cual voté a viva voz en la Constituyente del 99, que consagra como imprescriptibles los delitos de prevaricación, malversación, peculado y todos sus sinónimos, de dineros públicos.
En una palabra: Chávez, sus ministros y centenares de sus altos funcionarios de este régimen hipercorrupto, en especial los de PDVSA, y las mayoría de los gobernadores y Alcaldes, deberán ir presos, mínimo para responder por malversación de decenas de miles de millones de dólares.
La guachafita de seguir robando impunemente los dineros públicos, debe terminar alguna vez y solo un drástico corte de cuentas con este flagelo, nos puede permitirnos sanear el Estado.
Deberá ser una operación de varios años, con estricto apego a la legalidad y en particular al debido proceso pero de gran profundidad como la cruzada MANI PULITE de Italia, que con jueces y fiscales “sin rostro” se llevó por delante al grueso de la vieja clase política delincuente.
Aplicando la ley taxativamente y entrompando las mafias judiciales partidizadas, comenzando por el Tribunal Supremo, es por donde arranca la gran batalla contra el peculado… Es casi obvio que la operación de limpieza profunda, deberá también cubrir el poder electoral fraudulento, la contraloría inútil y la fiscalía manipulada
100 % por el ejecutivo chavista.
2) Garantizar LA SEGURIDAD JURIDICA, la propiedad y un desenvolvimiento económico sano y fuerte.
El verdadero respeto a la propiedad privada personal, familiar, de empresas y cualquier tipo de personas jurídicas, inversiones nacionales y extranjeras, comienza cuando el Estado se convierte en el gran promotor de la tesis de convertir a Venezuela en un país de propietarios.
No se trata solamente de hacer respetar por todos los medios posibles, incluyendo la violencia institucional, para garantizar los derechos de propiedad de cada venezolano o extranjero, sino que es necesario crear un clima de confianza tal que, en si mismo, ello redunde en una palanca de seguridad general.
El Estado debe dejar atrás la manía clientelista y estatista de ser propietario de tierras, por ejemplo. 14 ò 15 millones de hectáreas deben ser vendidos a precios razonables y pagaderos en 20 años, a todos los pisatarios de tierras del IAN-INTI.
Todas esas formas retrógradas de propiedad precaria, deben dejar el espacio a la propiedad privada pura y simple, de las tierras que deben dejar de ser públicas, para provocar sobre ellas una impresionante inversión privada, de quienes las harán por primera vez heredables.
Demasiadas fuentes de corrupción, generadoras de inflación estructural, escasez, controles, acaparamientos, bajos salarios y carestía de vida, competencia desleal del Estado al subsidiar masivamente, tráfico de licencias de importación, contrabando de ingreso ilegal y de extracción, impuestos abusivos, terrorismo fiscal, y un largo etc, tienen que ver con el absurdo de mantener un control político sobre la taza de cambio de la moneda y la persecución de la convertibilidad libre de las divisas fuertes.
El único cambio que automáticamente corregiría cientos de males y deformaciones, es instaurar la mas absoluta libertad cambiaria, con la única excepción del control de los capitales golondrinas especulativos, pero incluso en este aspecto parcial, habría que buscar una sanción del propio mercado, para evitar la discrecionalidad estatal.
Venezuela debe asumir la dolarización real de su economía con todo lo que ello implique, en el entendido que las escasas facturas que nos toque pagar en términos de soberanía judicial, por ejemplo, sean compensadas por una afluencia vertiginosa de capitales extranjeros de inversión directa e indirecta, de largo plazo y provocar el retorno al país, con plenas garantías también, para los capitales venezolanos depositados en el exterior.
Quizá sea necesario innovar en esta materia, hasta el límite, que para dar plenas garantías a la inversión, de retorno de capitales venezolanos y para la inversión extranjera, se constituya con una parte importante de nuestras reservas internacionales, fondos de garantías, depositados en las mayores plazas financieras del mundo y aceptando la República dirimir eventuales conflictos de intereses, ante los tribunales de esas ciudades.
La endemia inflacionaria solo la corregirá una fuerte oferta de bienes, producidas localmente, o importados con absoluta libertad cambiaria y reduciendo al mínimo la permisología.
La monstruosidad generada por el chavismo, con su vudú cambiario, en todos estos años, terminó por colocarnos bajo los cimientos mismos de la nación, poderosas bombas, que estallarán en cualquier momento, con efectos mínimos comparables a la hecatombe del viernes negro de 1983.
Pero si se saca a la piratería roja de la conducción del Estado, existen sobradas razones para ser optimistas, si por supuesto se abandona la pesada herencia populista.
Por ejemplo: convertir a Venezuela en una economía productora de energéticos, con seguridad puede generar la fuente de equilibrios sociales y nuestra acumulación de riqueza nacional, para el desarrollo en gran escala.
En lugar de una veintena de taladros, perforando nuevos pozos, deberían estar operando 200, y los planes de expansión de PDVSA deberían colocarnos en capacidad de producir de 10 a 15 millones de barriles, de refinados y gas, para antes de una década.
En lugar de seguir con la estupidez de echarle culpas al petróleo, sobre nuestras taras sociológicas, deberíamos poner a funcionar una verdadera economía petrolera, con producción masiva de insumos y equipos para esta industria, mientras pueda seguir dándonos ventajas comparativas enormes.
Bendito sea el petróleo de Texas, Alaska, Mar del norte, Canadá y de las plataformas del Golfo de México, por cuanto podemos seguir produciendo a la cuarta parte de sus costos y beneficiarnos de la rentabilidad superlativa de nuestros recursos energéticos.
El tonto sabaneitor inventó, que reduciendo nuestro potencial ayudábamos al aumento de precios y mientras los otros países de la OPEP modernizaron sus instalaciones y potenciaron sus capacidades, nuestra PDVSA, se vino abajo y seguro ya arrastra a sus maldiciones a las productoras extranjeras de la faja, que nacionalizó, reventando todo el esquema de grandes inversiones de alto riesgo y tecnología que eran necesarias para multiplicar nuestra producción, con lo que logró ni siquiera sostener nuestros volúmenes de exportaciones.
La meta de ser el gran surtidor en el continente y mas allá, de energía de petróleo y gas, de petroquímica pesada y de metales procesados con alto consumo de energía hidroeléctrica, que podemos producir en cuatro o cinco veces la capacidad actual, podrían, mas la reconstrucción y ampliación de la red vial, que está en escombros, convertir esos sectores en la locomotora del re-despegue industrial.
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Si sumamos a esto la construcción masiva de viviendas hasta resolver el déficit de dos millones de unidades, con grandes incentivos crediticios al sector privado, para que asuma el reto de solucionarle al país en tiempo record ese grave flagelo social, estaríamos en franco proceso de economía productiva, de elevación del nivel de vida y revirtiendo la curva del retroceso hacia el desarrollo.
Existen otros muchos temas en los cuales un reenfoque de emergencia haría viable un drástico cambio de rumbo positivo, que nos saque de esta pesadilla.
La clave fundamental se encuentra sin embargo en como se rediseñe el Estado y permítaseme unas líneas finales, sobre este tema crucial, aunque lleve unas palabras mas.
Hay que descentralizar hasta que duela, hasta llegar a las comunidades y multiplicar los controles para un gasto público ordenado, sin despilfarros ni corruptelas.
Al profundizar el proceso de descentralización, para volver a la senda abandonada y destruida desde 1999, abriríamos las puertas a la inserción estratégica de nuestras regiones y ciudades, en el proceso irreversible de globalización económica, que nos depararía enormes ventajas por nuestro clima, nuestras tierras y recursos hídricos y la enorme capacidad como emprendedores de nuestros ciudadanos.
Este tipo de ideas y reflexiones, que me imagino son comunes a muchos de nuestros lectores y que consideramos ejes programáticos, para una superación rápida de la crisis profunda en que nos metió la agonía de la Cuarta y sobre todo el chavismo, no pueden llevarse a efecto con el régimen que se hereda de Chávez, que solo terminó de podrir el régimen de la cuarta ya en plena descomposición.
Es por eso que me veo en la necesidad de poner en alerta a nuestros intelectuales y pensadores, a nuestros políticos formados sin compromisos con demagogias y oportunismos, a que pensemos juntos como salir de este atolladero, del que difícilmente emerjamos con las ofertas de liderazgos conocidos.
Estoy convencido que un gran liderazgo está por descubrirse o replanteársele al país. Aquí hay capacidad profesional para constituir 100 gabinetes ministeriales, 100 veces mejores a los de Chávez.
Los estadistas que sean capaces de dar pruebas sobre el desideratum que requerimos un gran viraje nacional, para salir del atraso y del estiércol de la demagogia empobrecedora y ridícula, deben empezara dar un paso al frente.
El chavismo empieza a derrumbarse y si colapsa más o menos pronto, debemos idear y proponerle al país las alternativas que se tienen para salir de estos bicharracos, que nos acabaron con el paisito y reconstruir una democracia con ley y orden, lo mas rápidamente posible…tanto como lo permita nuestra idiosincrasia, de la que debemos fortalecer sus virtudes y acostumbrarnos a superar nuestras taras mediante disciplina en el trabajo y en la vida publica… pero eso es otro tema.