Opinión Nacional

Cambio de coordenadas

“Dame tus coordenadas” es una expresión más o menos popular entre gente de cierta cultura para solicitar a su interlocutor la dirección postal, el correo electrónico o los números telefónicos. La negativa de la narcoguerrilla de las FARC de dar la información que permitiría rescatar a los rehenes en el fracasado show del gobierno venezolano con la “Operación Enmanuel”, ha hecho que tal frase haya adquirido un inusitado impulso en el habla popular.

Hasta el ciudadano más desinformado comienza a preguntar ¿qué son las coordenadas? Y como el gobierno chavista tiene una obsesión por los términos militares, hay quienes creen que hablar de coordenadas es hablar de acciones de guerra.

Es verdad que todo lo que tiene que ver con la representación geográfica tiene su origen en una posible utilidad bélica, pero en el mundo moderno los mapas tienen muchos otros usos que van más allá de la guerra.

“Todo es política” podrá contestarme algún lector que me haya seguido en alguna etapa de los treinta años que tengo escribiendo en la prensa. Ese quizás podría ser el título de alguna improbable antología de mis notas periodísticas. Porque, lo admito, hasta cuando he comentado una obra de arte, termino hablando de política.

Y a este gobierno le pasa lo mismo que a mis artículos. Con la diferencia de que no es lo político el fin último de sus acciones, omisiones o declaraciones sino lo militar (lo militarista, mejor) lo que marca su rumbo. Por algo Chávez ha volteado la conocida frase de Von Clausewitz al decir que “la política es una continuación de la guerra por otros medios”.

Esa concepción belicista de la política tiene muchos inconvenientes para ser llevada a la práctica en el marco de una democracia. Aún sea ésta como la precaria y destartalada institucionalidad venezolana.

Los escombros de la democracia representativa que vivimos durante cuarenta años (1958-1998) han servido de valladar a la intención última del caudillo de prevalecer como voluntad exclusiva en el manejo del Estado, tal y como lo dijo en aquella amenazante (y eficaz) carta a la fenecida Corte Suprema de Justicia en 1999.

Esa cultura democrática de las denostadas cuatro décadas está registrada en el ADN de los venezolanos. Y esa ha sido la razón fundamental del rechazo a la Constitución castrocomunista que se nos quiso imponer mediante fraude constitucional. No otra es la causa principal de la victoria más brillante que ha conseguido la disidencia democrática en estos ya nueve años de desgobierno militarista.

Unas coordenadas sirven para ubicar en un sistema de representación un punto determinado. De acuerdo a las dimensiones que se utilicen, las coordenadas tendrán los elementos necesarios. En el sistema de dos dimensiones o diédrico, las coordenadas de un determinado punto tienen dos elementos: uno que indica la distancia horizontal y otro la distancia vertical, ambas referidas al punto de origen. Esa es la representación más usada: casi todos los gráficos que vemos en los medios audiovisuales o en los libros y periódicos parten de dos ejes perpendiculares que pasan por un punto de origen, cuyas coordenadas son (0,0).

Hugo Chávez en su visión militar (y por lo tanto estrecha) de la realidad ha tratado de encerrarnos en un mapa cuyo sistema de coordenadas pretende fijar arbitrariamente. Aquello que no cuadra en sus ejes de antiimperialismo ramplón y populismo descontrolado es echado del mapa o por lo menos puesto en el cuadrante del infierno de su obsesión sectaria.

Cuando era presidente de EE UU Ronald Reagan, se popularizó un mapa que mostraba el mundo que éste tenía en su cerebro. Cada país tenía un tamaño que se correspondía con los intereses de Reagan. África, por ejemplo, era diminuta, en cambio Israel ocupaba casi todo el Medio Oriente, y así cada región estaba representada de acuerdo al pensamiento conservador del gran comunicador y alguna vez mal actor y exitoso gobernador de California.

La estrechez de miras, las gríngolas que no logra quitarse Chávez, a pesar de la derrota que ha marcado el punto de inflexión (para seguir hablando en lenguaje matemático) de su gobierno, lo llevará indefectiblemente a su salida del poder. Y si hiciera un movimiento para burlar la voluntad del pueblo expresada el 2 de diciembre, su caída será más pronta y más desastrosa.

Esta farsa de la “operación Enmanuel” donde las FARC nuevamente han demostrado su infinita crueldad, al igual que cuando al “Mono Jojoy” diera las instrucciones –según grabación de su voz interceptada por el Ejército colombiano- de cómo montar un falso consejo de guerra a los secuestradores de los tres técnicos gringos (todavía en manos de la guerrilla terrorista) para “demostrar” que la guerrilla era humanitaria y castigaba a quienes se “desviaban”.

Los ejes del sistema de coordenadas chavista están siendo cambiados por el pueblo venezolano. El eje y, vertical, pasará del antiimperialismo falso que no deja de vender ni un barril de petróleo a EE UU al de la democracia institucional y el eje x, horizontal, se convertirá en el del crecimiento económico con libertad y equidad para dejar atrás el desabastecimiento, la inflación, el empleo precario, la mínima oferta de viviendas, la corrupción estratosférica y la inseguridad que corresponden al populismo barato y retrógrada.

El cambio del sistema de coordenadas está en manos de los venezolanos.

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