¿Por qué pasa lo que pasa en Venezuela?
En nuestra opinión personal el verdadero origen de las aciagas penurias nacionales es una cultura política gravemente tergiversada, que ubica en la cúspide del interés nacional las prerrogativas de los gobernantes y políticos en general, anomalía cultural que estos han sabido aprovechar al máximo manipulando al pueblo a través de sus necesidades, mismas que año tras año se incrementan, no desde hace 15 años, sino al menos desde la década de los ochenta. Esta concepción de política ha hecho que Venezuela tradicionalmente tenga problemas económicos siendo probablemente la nación más rica del planeta, sí se pondera las incuantificables riquezas y fortalezas existentes con el tamaño del territorio y número de habitantes.
Así pues, nuestra “gobernantecracia” es una maquina de creación de nuevas élites económicas en torno a los gobiernos de curso, contentando al pueblo con supuestas políticas sociales que tienen como principal característica la no superación de la pobreza, al contrario, estas políticas han significado una pesada ancla a la pobreza que conlleva a los más necesitados a depender de los gobiernos, haciéndolos vulnerables a estos, manipulables electoralmente.
Ahora bien, con esta penosa tara en nuestro ADN político la superación de nuestras endémicas necesidades es muy cuesta arriba, ha sido la culpable que por segunda vez hayamos dejado partir el segundo boom petrolero de nuestra historia dejando al país en peores condiciones que cuando comenzó, la gran interrogante ¿Hay solución a nuestra condición de democracia enferma genéticamente? Sí, si la hay.
Hay dos salidas, una que requiere tiempo y no es más que asumir la educación en serio, hacer de ella el bastión más importante de la venezolanidad, convertirnos en una nación vanguardista en todo lo relativo al proceso educativo a todos los niveles, hacerla política de Estado no de gobiernos, de esta manera naciones prácticamente sin recursos naturales han podido desarrollar modelos y calidad de vida de ensueño, imagínense lo que Venezuela pudiera alcanzar consolidando un sistema educativo de altura pero teniendo todo tipo de recursos en excedida abundancia ¡Esto es prioritario!
Ahora bien, mientras planificamos y ponemos en práctica un nuevo sistema educativo moderno, actualizado, humanista, profesional, abierto a todas las corrientes del pensamiento humano, nos queda la segunda solución; el pueblo debe posesionarse del sitial que debe tener en las democracias, debe ubicarse en la cúspide social, desplazar a los gobernantes y políticos del trono y verlos definitivamente y para siempre como lo que son “empleados públicos” obligados a solucionar sin argumentaciones ni excusas valederas los problemas, las exigencias de la nación, así execrar a los gobernantes que solo saben excusarse, de este modo se abrirán paso a las venezolanas y venezolanos capaces, que afortunadamente pululan en todos los rincones del país y solo esperan una oportunidad.
Estamos obligados a desacerbarnos de la política como entretenimiento, de la “políticashow”, de su novelización, basta de cuentos de caminos inventados por gobernantes que incluso desafían la lógica y resultan ofensivos. Mientras continuemos con esta “gobernantecracia”, leonina forma de entender la política, nada mejorará, ocurrirá exactamente lo que está ocurriendo, día a día Venezuela será un país de sobrevivientes, de rebuscadores, donde la principal opción del talento humano productivo es irse del país. Dejemos de idolatrarles y seguirlos ciegamente, exijamos a los gobernantes resultados palpables (no en supuestas cifras ni estadísticas maravillosas inobservables en la realidad), basta de ser borregos electorales y obliguemos a todos los políticos a trabajar en función de la transparencia en el manejo de los recursos públicos y de resultados visibles en las gestiones públicas, es la única manera de dejar atrás el subdesarrollo, subdesarrollo que se está tiñendo de tercermundismo.
No requerimos de intervenciones mágicas, divinas, ni de seres superdotados ¡NO! solo se requiere que reflexionemos, aprendamos de nuestros repetitivos errores y comencemos a exigir.
@leandrotango