Chávez en crisis
El gran Octavio Paz decía que la “ceguera biológica impide ver y la ceguera ideológica impide pensar”. Cada día más el Presidente Chávez demuestra que es incapaz de pensar sino a través de fumosidades ideológicas, que le impiden ver y analizar la realidad. La inflación, según Chávez no es, básicamente, el producto de un gasto público desatado en conjunción con una reducción de la producción nacional, creada por la hostilidad generalizada del gobierno hacia el sector productivo. En la mente del caudillo, todo se debe a la especulación de los malos comerciantes y se “resuelve” con controles policiales y amenazas. La escasez no es consecuencia del fracaso, demostrado en todo el mundo, de los controles de precio y de la consecuente falta de inversiones en los renglones regulados, sino del acaparamiento y del contrabando, que también se “resuelven”, “manu militari”, con la Guardia Nacional. Las consecuencias para el país son desastrosas. Justamente cuando Venezuela recibe los mayores ingresos sostenidos de su historia, tenemos la mayor inflación de América y el desabastecimiento de productos básicos alcanza niveles impresionantes. Particularmente, en los estados fronterizos, la situación es espantosa. En cambio, hay abundancia de caviar, salmón y whisky de 18 años para la “boliburguesía”, con maletas repletas de dólares. Los hombres más cercanos al Presidente, tanto en el gobierno como en la Fuerza Armada, que mantengan un mínimo de capacidad de análisis autónoma y ajustada a la realidad, deberían estar preocupados. La conducta del Presidente, después de la derrota electoral del 2 de diciembre y de la caída en las encuestas, se ha hecho más “perturbada”. Las conspiraciones que lo asechan se han multiplicado paranoicamente. En medio de una criminalidad incontrolable y la escasa capacidad de investigación del delito que tenemos, se ordena la investigación del supuesto asesinato de Bolívar por la oligarquía colombiana y la CIA decimonónica. Pero lo más grave, es la agresividad en contra de Colombia, nuestro segundo socio comercial, con el cual compartimos la frontera más “viva” de América Latina. Es evidente, para todos los que no adolezcan de ceguera ideológica, que quien insulta, ataca y provoca es el gobierno venezolano, empezando por la solicitud de beligerancia para la narcoguerrilla terrorista de las FARC, lo que ha terminado de aclarar la asociación entre las FARC y sectores del gobierno venezolano. Los hombres sensatos, tanto dentro del chavismo como en la oposición, deben preocuparse seriamente, la historia está llena de conflictos violentos entre países, fomentados irresponsablemente por gobernantes en crisis.