Wilmer Flores se perfila como el campocorto de los Mets
NUEVA YORK
En el 2014, los halagos fueron mayormente para Lucas Duda y con razón. Pero quizás ningún pelotero de los Mets se benefició más del campamento de acondicionamiento opcional que ofreció el preparador físico Mike Barwis el invierno pasado que Wilmer Flores.
El torpedero venezolano llegó a los entrenamientos de Nueva York notablemente más delgado, más ligero y más veloz que la temporada anterior. Y pasó de ser un hazmerreír en cuanto a la defensa se refiere a un candidato con posibilidades de establecerse en el campo corto.
Ahora que está claro que los Mets irán con Flores como torpedero (salvo un canje de último minuto), vale la pena señalar que, una vez más, el oriundo de Valencia se está esforzando por mejorar.
Como muchos otros jugadores en el roster de los Mets, Flores ha estado entrenando con Barwis en Port St. Lucie desde a mediados de enero. Los jugadores pagan por los servicios de Barwis, un preparador físico independiente quien fue contratado por los Mets el año pasado para supervisar los programas de fortalecimiento y acondicionamiento del club.
En su lucha por seguir mejorando como campocorto, Flores no dudó en volverse a inscribir para el campamento, el cual pone énfasis en el movimiento explosivo, la flexibilidad y la prevención de lesiones. En total, casi tres decenas de jugadores de los Mets de varios niveles de la organización han participado, incluyendo David Wright y Michael Cuddyer.
«No puedo negar que escucho lo que se dice», le dijo Flores al periódico Newsday durante un evento caritativo de Wright en Virginia. «Pero trato de no prestar atención porque sé de lo que soy capaz. Sinceramente, sé lo que puedo hacer».
Aunque la muestra es demasiado pequeña como para inspirar confianza, en ocasiones el año pasado, a Flores se le calificó como un campocorto por encima del promedio. La mayoría de los escuchas aún se estremecen cuando se les pregunta acerca del futuro de Flores en dicha posición, pero los Mets confían en sus habilidades.
«¿Qué si va a ser un muchacho de gran alcance que cubrirá todo el hueco? No», dijo hace poco el manager de los Mets, Terry Collins. «Pero si cumplimos con nuestro deber y lanzamos como tenemos que lanzar y lo colocamos en el lugar indicado, va a atrapar la bola y retirar a los bateadores».
Es un riesgo que los Mets están dispuestos a correr simplemente porque confían en el potencial de Flores al bate. El prospecto venezolano, quien ha estado en el radar nacional desde que tiene 16 años de edad, posee las herramientas que se requieren para conectar entre 15 y 20 jonrones desde la parte baja del orden ofensivo. Sería un rendimiento destacado tratándose de un torpedero.
No hay garantías. Fuera de un mes de septiembre sólido, Flores no se ha probado como bateador de Grandes Ligas. Pero si su defensa se mantiene lo suficientemente sólida, tendrá amplia oportunidad de desarrollar su potencial con el madero.
Es el esfuerzo que ha invertido durante este receso de temporada – como lo hizo el invierno pasado – que le está dando dicha oportunidad.
«Se escucha a la gente decir todo el tiempo, ‘¿Tendrá este muchacho futuro como torpedero? ¿Será capaz de jugar en el campo corto? ¿O no?», le dijo Flores a Newsday. «¿Saben qué? No puedo hacerle caso a eso. Quiero jugar como lo he estado haciendo».